LA VUELTA A ESPAÑA

Cómo se diseña el recorrido de La Vuelta a España: "Nos comemos la cabeza para descubrir un puerto nuevo cada año"

Fernando Escartín y Kiko García, directores técnicos de la ronda ciclista, deciden cada año el itinerario de las 21 etapas que conforman la carrera.

El pelotón pasa por El Angliru en La Vuelta de 2020./Damián Arienza
El pelotón pasa por El Angliru en La Vuelta de 2020. Damián Arienza
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Camino a los Lagos de Covadonga, circo glaciar a más de mil metros de altitud, dos de los mejores ciclistas del planeta jadean entre la niebla. Uno es Primoz Roglic, doble vencedor de La Vuelta a España. El otro, a su vera, es Egan Bernal, sendos triunfos en Tour de Francia y Giro de Italia. Ambos sacuden la carrera y se escapan del pelotón en el novedoso alto de La Collada Llomena, a más de 60 kilómetros de meta. "Fue un acierto total incorporar aquel puerto", recuerda Kiko García, director técnico de la ronda española. "Una etapa así se recuerda durante años y no tengo dudas de que nos dará mucho juego para el futuro, porque lo volveremos a repetir".

García es, desde 2015, uno de los encargados de diseñar el recorrido de La Vuelta ciclista a España. Junto a él trabaja Fernando Escartín, escalador tenaz como pocos y director técnico de la ronda española desde hace una década. "Para que la gente se haga una idea, ahora mismo tenemos bastantes etapas miradas ya para el recorrido de 2024", señala el oscense, retirado en 2002 tras lograr dos podios en La Vuelta y otro en el Tour de Francia. "Esto es algo que no se hace de un día para otro. Se trabaja con tiempo, mucha planificación y bajando al terreno".

Fernando Escartín, a la izquierda, junto a Kiko García. Imagen cedida
Fernando Escartín, a la izquierda, junto a Kiko García. Imagen cedida

El punto de partida, eso sí, lo marca Javier Guillén, director general de la carrera. "Cuando él negocia desde dónde sale la primera etapa es cuando nosotros podemos empezar a trabajar", explica García. "A partir de ahí, enlazamos una pieza tras otra hasta llegar a las 21 etapas totales, atendiendo siempre a las peticiones pertinentes, a no repetir lo del año anterior y a que, en la medida de lo posible, la carrera llegue abierta a la última semana".

La fórmula, como reconocen ambos, consiste en dividir las tres semanas de competición en diferentes ciclos. "En la primera semana metemos un pelín de dureza y alguna trampa inesperada; en la segunda, puntos clave donde la general quede más o menos definida entre tres o cuatro corredores; y para la última semana dejamos la traca final".

"A mí lo que más me gusta es imaginar y diseñar las etapas de montaña"

Fernando Escartín Exciclista y director técnico de La Vuelta

Para ello, hay que conocer todas las opciones que ofrece el territorio nacional. Y eso, claro, requiere muchas horas en carretera. "Primero hacemos una fase de exploración, que se hace con años de antelación", dice García. "Es ahí cuando analizamos el terreno —lo que llamamos el rutómetro— y valoramos posibles incidencias", completa Escartín.

"Si nos gusta y se da luz verde a ese primer paso, se empieza a diseñar el perfil de la etapa. Primero, con plataformas digitales, las que están al alcance de todos. Luego, hacemos entre tres y cuatro visitas al recorrido. La primera, para empaparnos bien; la segunda, para confirmar todo lo que hemos apuntado en el rutómetro —obstáculos, rotondas, pasos estrechos, resaltos—; la tercera, para corroborar sensaciones; y la última, por si acaso, para revisar si ha habido obras o mejoras técnicas en la carretera".

Buzón abierto para todo tipo de propuestas

En todo ese proceso, es probable que muchos cicloturistas crucen sus caminos con García y Escartín, ocupados de buscar en la carretera ese final inédito que cambie el signo de La Vuelta a España. "Estamos acostumbrados a que los aficionados nos paren, sobre todo a Fernando", dice García entre risas. "Él es mucho más conocido que yo".

En esos encuentros fortuitos, las propuestas no tardan en llegar. "Muchos nos dicen 'es que habéis ido a este puerto y no a este otro', es cierto, pero también nos dan ideas para futuras ediciones", comenta Escartín, agradecido. "Gracias a su iniciativa, valoramos posibles recorridos y viajamos a muchos sitios que de entrada no conocemos".

Roglic, Mas y Bernal, en el Alto del Gamoniteiro, puerto asturiano inédito en La Vuelta hasta 2021. GETTY
Roglic, Mas y Bernal, en el Alto del Gamoniteiro, puerto asturiano inédito en La Vuelta hasta 2021. GETTY

El buzón, por tanto, está abierto. "Escuchamos a todo el mundo, ya sea en persona o por redes sociales", asegura el oscense, subcampeón de la carrera en 1997 y 1998. "Hay veces que las propuestas nos encajan y son perfectas; otras, en cambio, nos llevan a pistas de tierra, pasos estrechos o fincas privadas. Pero lo miramos todo, sin excepción".

Lo que está claro, y ambos coinciden, es que todo el mundo quiere tener un final en alto en su localidad. Y eso, por desgracia, no es posible. "Necesitamos también etapas de transición, más llanitas, para que los corredores recuperen y para que tengan oportunidades los esprinters", señala Escartín.

"Este año, por ejemplo, no queríamos que la etapa de Cantabria fuera dura. Y eso no siempre se entiende"

Kiko García Director técnico de La Vuelta

García, por su parte, plantea un ejemplo con el recorrido de esta edición. "Somos conscientes de que en Cantabria hay terreno suficiente para hacer un etapón. Pero claro, justo el día después vamos a Asturias con el final en el Angliru y la novedad de La Cruz de Linares en días consecutivos", advierte. "No queríamos que la etapa de Cantabria fuera dura. Metimos Bejes al final, que tendrá su miga, pero el resto de la etapa es de poco kilometraje y sin apenas dureza".

Es probable que la afición cántabra piense que su territorio podía aportar mucho más espectáculo a La Vuelta. "Pero no queda otra", sentencia García. "No es que no les hagamos caso o que no queramos brindarles la etapa que piden, es que no siempre se puede. Hay que compensar todas las piezas y encajarlas en el puzle final".

Escartín y García, durante una etapa de La Vuelta. Imagen cedida
Escartín y García, durante una etapa de La Vuelta. Imagen cedida

Con todo, los días de alta montaña son los que perduran en la retina de los aficionados. Y eso, a García y Escartín, encargados de diseñar el recorrido de cada edición, también les concierne. "Hombre, a mí es lo que más me gusta", reconoce el de Biescas, ganador de la etapa reina del Tour de 1999. "Diseñarlas, ver el perfil e imaginarme cómo puede transcurrir la carrera por esas rampas".

Lo más bonito, añade García, lo que les motiva de verdad, es "la posibilidad de descubrir algo nuevo". Es por lo que ambos dirigentes se comen la cabeza cada año. Pero tienen motivos de sobra. "Quedan infinidad de puertos por conocer", sentencia el exciclista del equipo ONCE. "No es fácil, pero lo intentamos cada temporada. Es nuestra prioridad absoluta".