La intrahistoria del vídeo más viral del Angliru, el puerto que decide La Vuelta: "¡Me escribió hasta Rajoy!"
Iván Muñoz, protagonista de aquella grabación en el durísimo puerto asturiano, recuerda cómo las palabras de su madre conquistaron Internet.

Asturias. - Han pasado más de seis años, pero la historia todavía le persigue. Hasta tal punto llega el idilio que muchos amigos, incluso compañeros de trabajo con los que no guarda excesiva confianza, son incapaces de recordar a Iván Muñoz por algo que no sean aquellos 30 segundos frente a la cámara. "No sé cuántas veces lo he visto, creo que ya he perdido la cuenta", reconoce él, tímido y educado a partes iguales. Hablamos, por si todavía no se han dado cuenta, del vídeo más conocido del Angliru, el infernal puerto asturiano por el que hoy se retorcerán Vingegaard, Roglic, Evenepoel y el resto de pesos pesados de La Vuelta ciclista a España.
"Es muy, muy duro, sobre todo la parte final", admite Muñoz, triatleta por aquel entonces y ciclista ahora en las filas de 'El Bicho', un club de Fuenlabrada que compite en pruebas de la Copa de España. "Ese día superé la primera parte, que es más llevadera, y me vine arriba. Pensé, mira, pues el Angliru no es para tanto. Cuando llegué a las rampas finales lo pagué muy caro".
La historia, su historia, nació, como tantas otras, fruto de la casualidad. "Yo soy de Madrid, pero ese día estaba en Asturias porque había nacido una primita en Avilés y toda la familia se desplazó para allá durante unos días", recuerda. "Claro, yo pensé, pues ya que estamos me llevo la bici y subo algún puerto de la zona".
Ante tal desplazamiento, Iván acudió al Angliru acompañado por su familia. "Fuimos juntos, yo en la bici y ellos en el coche. Mis padres iban a su ritmo, grabándome, haciendo fotos, viendo el paisaje", asegura. No sin sufrimiento, el protagonista llegó a la cima y, cómo no, se hizo la foto de rigor con la altimetría del puerto. Lo que no sabía es que lo mejor aún estaba por llegar.
"Ya en casa, cuando me pasaron todas las fotos y los vídeos, vi el famoso momento con volumen y todo", recuerda. "Dije '¡mamá, no me lo puedo creer!'. Me hizo mucha gracia. Al momento pensé en subirlo a las redes, porque seguro que a mis amigos, igual que a mí, la coña les resultaba graciosa". Nunca se imaginó, claro, que aquello se iría de madre.
"Esa misma noche recuerdo que al acostarme dije, joder, si el vídeo tiene ya 100 retuits", señala. "Claro, eso era una cifra impensable para mí. Yo estaba acostumbrado a tener algunos mensajes de mis amigos, pero nada más. No me lo podía creer".
"Cuando me levanté al día siguiente tenía el móvil estallado", apunta. "Había ya dos mil o tres mil interacciones, y en Instagram igual. Fue una locura, me empezó a escribir un montón de gente y no podía ni utilizar el móvil. Cuando lo desbloqueaba se quedaba colgado de todas las notificaciones que iban saltando".
Entre todos los mensajes, llegaron muchos de gente conocida. Influencers, periodistas o instituciones como la Dirección General de Tráfico (DGT) se pusieron en contacto con Iván para agradecer aquel intercambio sincero entre él y Mariví, su madre, representación aquel día de tantas otras. "Ella se hizo famosa de un día para otro y no entendía nada", bromea. "Estaba flipando igual que yo".
Sin embargo, hubo una persona que contactó con Iván y que, todavía hoy, sigue dejándole boquiabierto cada vez que repara en ello. "Me escribió Mariano Rajoy, que por aquel entonces era el presidente del Gobierno", explica entre risas. "Quería darnos la enhorabuena a mí y a mi madre por el vídeo en cuestión".
A sus 27 años, el protagonista de aquella historia cubre ahora un puesto de bombero en una empresa donde, dice, algunos colegas le han reconocido por el vídeo, que esta primavera ha cumplido seis años. "Me pasó hace poco, de hecho", asegura. "Uno de mis compañeros de trabajo lo vio en una cuenta de Instagram, porque cada cierto tiempo se vuelve a hacer viral, y me dijo, ¿no serás tú el del vídeo?".
Más allá de la anécdota, Iván se queda con dos verdades que, miradas en perspectiva, bien podrían ser una: el Angliru es un puerto durísimo y, por tanto, su madre tenía razón. "Sí, efectivamente", comenta entre risas. "Tenía toda la razón, porque a partir de ahí, cuando empieza el tramo de Cueña Les Cabres —rampa al 24% de desnivel— se hace casi imposible".
Aquel día, él completó el puerto como parte de un breve entrenamiento, una ascensión que sumar a la cuenta personal. Otra cosa muy diferente es lo que veremos hoy en La Vuelta. "Es que yo ese día lo subí directamente. Calenté un poquito y ale, para arriba", sentencia. "El pelotón lo hará después de 112 kilómetros y casi tres semanas de carrera sin parar. Y eso, la verdad, son palabras mayores".