Marcel Camprubí, la joven promesa catalana que aspira a ser como Julian Alaphilippe
El ciclista barcelonés completa su primera campaña en el Q36.5 suizo, cometiendo los "errores" de novato lógicos en un recién llegado a la élite.

Nordkapp. - El ciclismo es un deporte bello; el ciclismo es un deporte cruel. 65 de los 106 ciclistas que tomaron la salida el pasado jueves en la Arctic Race of Norway aspiraban a ganar la clasificación de los Jóvenes, y no es casualidad: éste es el tipo de vuelta que, por su ubicación geográfica y por sus durísimas condiciones meteorológicas, se presta para alinear un bloque de bisoños y propinarles una experiencia de descubrimiento. La típica carrera que te hace más ciclista o te quita las ganas de bici para siempre.
Uno de ellos es Marcel Camprubí (2001, Barcelona). "Es una experiencia súper bonita y muy dura, porque con el frío se gasta muchísimo", explica el joven neoprofesional del conjunto suizo Q36.5 Pro Cycling Team, estudiante de Administración y Gestión de Empresas en la Universitat Pompeu Fabra. "Es una prueba de alto nivel y todavía me resulta difícil interpretar dónde se puede romper la carrera".
Esa dificultad con la táctica es lógica en un chaval que apenas está viviendo su tercera temporada completa como ciclista. "Competí un par de años en triatlón", rememora su trayectoria, "y sufrí una lesión que se juntó con la pandemia. Sólo podía ir en bici con el rodillo y, al acabar la pandemia, participé en algunas carreras ciclistas". De ahí, un ascenso meteórico hasta el Q36.5, previo paso por el Antiga Casa Bellsolà gerundense y el Eolo-Kometa de la Fundación Contador.
La falta de experiencia también se ha hecho notar en su preparación física. "Sufrí una anemia al incrementar el volumen de entrenamiento para adaptarme a que mis carreras son ahora más largas, y de varios días", cuenta. "No comí lo suficiente, tuve que estar casi un mes sin entrenar para recuperarme". De nuevo, un error normal, un error de los que no mata, sino que hace más fuerte. "Lo importante es aprender para que no se repita".
El prometedor ciclista catalán está bien rodeado en este proceso de crecimiento: "Mi preparador es Carles Tur, que es el jefe de rendimiento del equipo. Ya nos conocíamos de antes y entramos juntos al Q36.5. Estoy súper contento con él… y con Alex Sans, que como director deportivo es una pasada". Fue él quien le reclutó al advertir sus cualidades en el campo amateur español, donde fue uno de los ciclistas más destacados en 2022.
Saltar a profesionales con un equipo extranjero no es siempre sencillo. "Da mucho respeto y miedo sentirse solo dentro de un ambiente internacional. Que nadie me entienda; que la cultura sea diferente…" Sin embargo, en el caso de Camprubí ha funcionado: "A la hora de la verdad, todo ha ido bien y estoy muy contento. La mezcla de culturas e idiomas me está haciendo aprender un montón. Está muy bien encuadrarse en un equipo español porque todo es más sencillo, pero estar en un equipo de fuera también aporta mucho. Aprendes de otras culturas, y en este caso también de ciclistas más experimentados venidos de todo el mundo".

Esas buenas sensaciones fuera de la carretera se han reflejado también con dorsal. "Al principio, la anemia y el nivel de las competiciones provocaron que me costara muchísimo estar ahí. Me sentía como una hoja mecida por el viento. Ahora todavía siento que el nivel es muy alto, pero cada vez me veo más cerca y tengo más relevancia en las carreras. Ahora sí puedo aportar cosas al equipo y cada vez voy cogiendo más confianza".
Para eso, para coger confianza, ha resultado muy útil su participación en pruebas sub23 con el filial de Q36.5, con un brillante 7º lugar en el prestigioso Giro della Valle d'Aosta. "Mi progresión no se refleja en los resultados de las carreras profesionales, pero en las sub23 sí que puedes notar ese salto de calidad y ser competitivo". Tras Noruega, disputará una nueva vuelta sub23 y después algunas semiclásicas italianas con el bloque profesional al que pertenece.
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— Marcel Camprubi Pijuan (@marcelcampru) January 12, 2023
Otro de los grandes retos de los jóvenes profesionales en sus primeras temporadas es identificarse a sí mismos: saber ver qué ciclistas son, o quieren ser. ¿Lo ha visto ya Camprubí? "Todavía no", responde. Y luego sueña: "Me gustaría apuntar a ser una especie de Julian Alaphilippe, capaz de pasar la montaña y con un buen pico de potencia cuesta arriba". El catalán aspira a un lugar muy alto del pelotón. Con lo pronunciada que ha sido su progresión hasta ahora, es imposible negárselo de partida.