¿Qué le ha pasado a España en el Mundial de Glasgow?: "Poco más podíamos hacer"

Cuando cruza la meta en la prueba de fondo en carretera Elite masculina de los Súper Mundiales de Glasgow, Alex Aranburu lleva el rostro totalmente embarrado. Fatigado, echa pie a tierra y se apoya en el manillar de su bicicleta. Niega con la cabeza y, cuando la alza, es para quitarse las gafas, exhibir sus ojos azules y explicar a la masajista de la selección español que el grito que ha pegado la última vez que ha pasado a su lado no era para ella, sino para un rival. Ella se ríe sucinta, aceptando la innecesaria precisión. La típica de conversación de línea de meta cuando los sueños se han disipado, el resultado se ha aceptado y la competición, finalizada, ha dejado de ser la prioridad.

Aranburu ha sido el mejor del combinado nacional, 19º. Se ha batido tú a tú con los mejores ciclistas del mundo hasta 60 kilómetros del final en una carrera para 'patas negras', donde sólo estuvieron delante quienes tuvieron las piernas y las habilidades (técnica, colocación, arrojo) que exigía un circuito tan difícil como honesto. El compañero que más lejos llegó con él, Ion Izagirre, se retiró víctima de calambres; el guipuzcoano de Movistar Team sí llegó a meta, con un resultado honroso. Sin embargo, no está "contento"; más bien, desabrido.

"Sabía que las primeras vueltas se harían muy duras para reventar un poco el pelotón, pero es que no se ha parado", murmura Aranburu. "Yo pensaba que se darían dos vueltas a tope para seleccionar, y que luego cogeríamos aire y a falta de unas cinco vueltas o así se aceleraría de nuevo… pero es que no se ha parado. Cada vuelta se hacía más dura porque había látigos, ataques, cortes. Costaba aguantar en el grupo y a falta de cuatro vueltas ya no he podido más. Lo he dado todo. Es una buena señal haber estado ahí, pero me habría gustado acabar entre los diez primeros".

"Ha sido el Mundial más duro que he corrido nunca". Lo dice Iván García Cortina, el mejor de la Selección en los dos últimos Mundiales, 30º hoy tras cortarse tras cortarse en la cuarta de once vueltas al circuito. "He acabado por orgullo, por cabezonería, porque seguir tirando cuando hay 20 tíos por delante y te quedan 100 kilómetros para meta no es sencillo. También por los puntos, que son importantes para mi equipo. No me quedo contento, porque aspiraba a un puesto entre los diez primeros, pero sí satisfecho porque he acabado sin un gramo de fuerza en el cuerpo".

"La carrera ha sido lo que esperábamos", explica Pascual Momparler. "En el tramo inicial hemos buscado evitar cortes peligrosos y después hemos trabajado en equipo en el único tramo en el cual era posible, que era de cara a la entrada al circuito. Poco más podíamos hacer que colocar a las dos apuestas de nuestra selección en el mejor lugar posible de cara al circuito, porque en él el látigo y la velocidad iban a hacer el resto. Se ha hecho un grupo de 30 y ahí estaban Alex Aranburu y Ion Izagirre. Uno se ha tenido que retirar por calambres cuando se sentía muy bien; al otro no le han acompañado las fuerzas". Y ahí se acabó lo que se daba: el combinado rojigualda se quedaba relegado al papel de espectador de la apoteosis de Van der Poel.

Es el tercer Campeonato del Mundo de fondo en carretera masculino consecutivo en que la selección española no logra colocar un hombre entre los diez primeros desde que Alejandro Valverde fuera 8º en Imola 2020. Después, los recorridos de Flandes 2021, Wollongong 2022 y Glasgow 2023 se demostraron poco propicios para las características de los ciclistas nacionales. Zurich 2024 sí promete un recorrido para escaladores en que los Carlos Rodríguez, Juan Ayuso o Pello Bilbao podrán soñar con conseguir la primera medalla española desde el oro del propio Valverde en Innsbruck 2018.