CICLISMO

Ni Perico Delgado ni Carlos de Andrés olvidan a Pedro González, la voz del ciclismo en TVE: "Le hubiera costado ver lo que hacemos ahora"

Segoviano y catalán conversan con Relevo para recordar al añorado narrador asturiano, fallecido ahora hace 25 años.

Pedro González, con Alex Zülle en la presentación de la Vuleta a España de 1999. A su derecha, Perico Delgado y Carlos de Andrés, pareja habitual de las retransmisiones desde entonces./Vicente Vicens / RTVE
Pedro González, con Alex Zülle en la presentación de la Vuleta a España de 1999. A su derecha, Perico Delgado y Carlos de Andrés, pareja habitual de las retransmisiones desde entonces. Vicente Vicens / RTVE
Daniel Arribas

Daniel Arribas

En la Nochevieja de 1999, cambio de año, de siglo y de paradigma para muchos, Pedro González organizó una fiesta de esas que tanto le gustaban a él, con familiares, amigos y buena música. Avanzada la madrugada, ya adentrados en los nuevos 2000, el asturiano de 48 años, voz del ciclismo en Televisión Española (TVE) desde 1987, se fue a la cama y nunca volvió a despertar.

"El día de antes habíamos hablado por teléfono para felicitarnos el año", recuerda a Relevo 25 años después Pedro Delgado, Perico, que una vez colgó la bicicleta, se convirtió en compañero de retransmisiones de González. "Aquella Nochevieja me acosté y a la mañana siguiente, en torno a la hora de comer, me llamó Carlos de Andrés para decirme que Pedro había fallecido. Claro, me quedé en shock. No daba crédito. Pensaba, no puede ser, si ayer estuve un buen rato hablando con él".

"A mí se me quedó grabada una imagen, la del teléfono fijo sonando en la mesita del comedor de mi casa. Era Mari Carmen Izquierdo. Y cuando me confirmó la noticia, me quedé helado", explica De Andrés, sucesor de González y, desde aquel cambio de milenio, inseparable dupla de Perico en las tardes de la televisión pública. "Ese mismo día, el de la muerte de Pedro, hablé con Ernest Riveras, que se turnaba conmigo y con Juan Carlos Rivero en la moto durante las carreras, y al día siguiente nos cogimos un AVE para Madrid".

Pasado el tiempo, segoviano y catalán se permiten mirar con perspectiva una pérdida tan dolorosa para ambos. "Fue algo muy triste, pero mira, siempre hemos dicho que murió como a él le gustaba. Había estado rodeado de su gente, bailando, brindando… Se metió en la cama feliz. Ya firmaría yo irme al otro barrio así, de una manera tan plácida", apunta Delgado.

"A mí no se me olvida cuando, ya en el tanatorio, a las afueras de Madrid, se nos acercó 'El Chava' Jiménez, que había llegado poco después que nosotros, y nos dio un abrazo de lo más sentido", añade De Andrés a Relevo. "Al final, fue algo muy impactante para mucha gente. Él había tenido algún problema de salud unos meses antes, pero se había hecho revisiones y todos los médicos le habían dicho que se trataba de algo pasajero".

"¡Pedro y yo hablábamos como cotorras! No callábamos ni debajo del agua"

Perico Delgado Exciclista

Arrancó entonces a crecer la figura del mito, la de la voz que tantas y tantas veces había acompañado a los españoles en sus casas. "Pedro venía de la radio, así que su tendencia era hablar mucho y muy rápido", apunta De Andrés.

Tal es así, que Delgado aún recuerda el ritmo de aquellas primeras retransmisiones junto al asturiano. "¡Hablábamos como cotorras!", cuenta entre risas. "Él me decía, Perico, tú natural, como tú eres. Y claro, yo tendía a ocupar los silencios. Pues entre eso y su narración, que era muy radiofónica, no nos callábamos ni debajo del agua. Recuerdo que el montador que se encargaba de hacer los resúmenes de cinco minutos de cada etapa nos decía, jo, tíos, dejadme algún silencio de vez en cuando, que no sé dónde cortar".

Pedro González y Perico Delgado, en la retransmisión del Tour de Francia de 1998. RTVE
Pedro González y Perico Delgado, en la retransmisión del Tour de Francia de 1998. RTVE

Ambos coinciden, además, en el carácter de González. "Yo es lo que más recuerdo a día de hoy", explica De Andrés. "Pedro era un tío muy impulsivo, para lo bueno y para lo malo. Se enfadaba cada dos por tres, pero si tenía que disculparse lo hacía. Sabía cuándo hacerlo, vaya. Pero sí, tenía un carácter más bien fuerte. Es más, creo que le hubiera costado mucho ver la televisión que estamos haciendo ahora. Él solo concebía las narraciones desde los sitios, no como ahora, que nos metemos en el estudio en Barcelona o Madrid y hacemos una etapa del Tour. Creo que eso lo hubiera llevado regular".

"A mí no se me olvida la cantidad de veces que ese carácter le llevaba a pegar unos gritos tremendos", recuerda Delgado, incapaz de no reírse al recordar el pronto de su antiguo compañero. "Alguna vez, por ejemplo, metían una publicidad en un momento clave de la carrera y Pedro se ponía a vociferar como un loco. Al final, él defendía mucho su trabajo, y si la carrera estaba interesante, le molestaba mucho cortar".

"Quizás en algunos momentos se desconectaba un poquito de la carrera, pero luego, cuando subía la intensidad, era un muy buen narrador", indica De Andrés. "Era alguien que tenía su propia impronta y que no dejaba indiferente a nadie; es decir, o te caía bien o te caía mal. Pero era un tipo muy especial".

"Él hubiera preferido vivir 48 años como los vivió que 80 aburridos"

Carlos de Andrés Narrador

Lejos de los micrófonos, ambos coinciden en dibujar a una persona afable, cariñosa y muy divertida. "Era un tío jovial", resume el segoviano. "Las cenas con él, por ejemplo, eran una experiencia", añade el catalán. "Hablábamos de todo, de cualquier cosa que te puedas imaginar. Y al final, en el ciclismo, dejaba muchos amigos. La convivencia con los equipos y los ciclistas era constante, nada que ver con lo que hay ahora, y eso que en el ciclismo no nos podemos quejar respecto a otros deportes".

Aquella primera madrugada del milenio, la voz de Pedro González se apagó, pero su recuerdo permanece imborrable en la caravana ciclista. Tanto, que tras su muerte, la dirección de la Vuelta a España decidió instaurar el Premio Pedro González al ciclista que invirtiera menos tiempo en las etapas que transcurrieran por suelo asturiano. "Era una persona muy fácil", sentencia Delgado. "Y ojo", apuntilla De Andrés, "estoy convencido de que él hubiera preferido vivir 48 años como los vivió que haber vivido 80 aburrido. Así era Pedro".