El día que Pogacar corrió la París-Roubaix y del que apenas hay imágenes: "Sufrí como nunca encima de la bici"
Relevo conversa con Nik Cemazar, excompañero del esloveno en la edición junior del 'Infierno del Norte' de 2016.

Primavera de 2016. Tadej Pogacar es un nombre que no le dice nada a ningún aficionado al ciclismo. Normal, por otro lado. El chico esloveno que atiende a tal apelativo apenas tiene 17 años y, con un acné propio de la edad, aún se divierte lejos del profesionalismo en el Radenska, equipo que alterna por todo el continente con la selección de Eslovenia junior.
Después de estrenar el curso en la Guido Reybrouck, una de las pruebas más emblemáticas del calendario juvenil, y continuar la preparación en la Gante-Wevelgem junior y en el Trofeo Citta di Loano, Pogacar, un fideo de apenas metro setenta y con las piernas mucho menos finas que en la actualidad, afronta su segunda participación en la edición junior de la París-Roubaix.
El año anterior, durante su primera campaña como juvenil, el de Komenda concluyó el 'Infierno del Norte' en 30ª posición, a dos minutos y medio del vencedor, el neerlandés Bram Welten. Tal actuación le llevó a quedarse fuera de la terna de favoritos para la edición de 2016, algo que ahora, nueve años después, recuerda con una sonrisa Nik Cemazar, uno de sus inseparables compañeros en el combinado esloveno.
"Para nosotros estar en la salida de una carrera como la París-Roubaix ya era un éxito increíble", reconoce Cemazar, que, un año menor que Pogacar, dejó el ciclismo y desde el pasado año se gana la vida como masajista en el Bahrain-Victorious. "En ningún caso pensábamos que podíamos optar a la victoria, ni con Tadej ni con ningún otro compañero".
Con final en el emblemático velódromo de Roubaix, el recorrido de la prueba junior constaba de 111 kilómetros, la mayoría de los cuales calcaban el paso que los mayores —257 km— harían solo dos horas después. "Recuerdo que el ambiente era increíble, había muchísima gente animándonos en cada tramo adoquinado", apunta el esloveno a Relevo. "Al final, después de nosotros llegaban los profesionales. Y se notaba".
No obstante, Pogacar y sus compañeros no rodaron por el Bosque de Arenberg, quizá el tramo más simbólico de la carrera. "Nuestra carrera empezaba justo después", aclara Cemazar; concretamente en Saint-Amand-les-Eaux, localidad a escasos tres kilómetros del bosque más famoso del ciclismo mundial. "A partir de ahí, hicimos todos los tramos de pavé que hacían los profesionales [16, para ser exactos], incluidos los más duros, Carrefour de l'Arbre y Mons en Pévèle [los dos únicos tramos, junto a Arenberg, catalogados con cinco estrellas por su dureza en la prueba élite]".

"¡Fue el día que más sufrí en mi vida encima de la bici!", resume Cemazar. "Para mí fue como un parto [ríe]. De verdad, recuerdo sufrir muchísimo. No es una de esas carreras en las que terminas y dices, bueno, he disfrutado. La Roubaix es luchar constantemente por la posición y sufrir mucho. Muchísimo".
Casi tres horas después de arrancar, la victoria se la llevó el neerlandés Jarno Mobach, que se retiró del ciclismo por la puerta de atrás en 2023, cuando Pogacar ya había ganado en dos ocasiones el Tour de Francia. En aquella Roubaix, sin embargo, cruzó la línea de meta en 13ª posición, a 33 segundos del campeón. Por delante llegaron miembros del pelotón actual como Nils Eekhoff (2º), Andreas Kron (4º), Jasper Philipsen (5º), Marc Hirschi (6º) o Stefan Bisseger (9º). Cemazar, por su parte, terminó 28º.
"Lo que más recuerdo de aquel día fue lo que vivimos después de la carrera", explica. "Nos duchamos, no en las típicas duchas de Roubaix, o no yo, al menos, no sé qué hizo el resto de mis compañeros; y nos quedamos en el velódromo para ver la llegada de los profesionales. Todavía hoy me acuerdo del ganador: el australiano Mathew Hayman. Más allá de eso, tengo pocos recuerdos. Una fotografía y nada más. Igual que Tadej. Era la Roubaix, sí, pero para nosotros se trataba de una carrera más. Éramos felices con dedicarnos al ciclismo. Lo demás no importaba. Estábamos en la cresta de la ola".