Los seis meses que marcaron la vida del 'Movistar' Gonzalo Serrano
Esencial en la salvación del conjunto telefónico, el madrileño afronta una temporada "muy importante" para su carrera deportiva.
Gonzalo Serrano (1994, Madrid) es un 'rara avis' y, como tal, un objeto de curiosidad para el pelotón, grupo social cerrado y escrutador, y sus biólogos, que buscan definir y encasillar de inmediato a sus miembros. Escalador, rodador, velocista. El ciclista de Movistar Team no es nada de eso, pero sus maneras y su flequillo lacio, siempre bien peinado, le situaron en otra categoría: pijo. Su origen madrileño y una entrevista en Malasaña hicieron el resto. "Le dije a un periodista que iba de vez en cuando por allí a tomar algo con mis amigos, y me quedé metido en ese saco", ríe sin acritud, con la tranquilidad de quien se ha hecho inasequible a los juicios ajenos hasta el punto de cerrar sus cuentas en redes sociales.
Entonces, si no es malasañero, ¿qué es Gonzalo Serrano? ¿Escalador, rodador, velocista? A él mismo le cuesta definirse. "Tengo una buena punta de velocidad sin llegar a ser sprinter. Se me dan bien los finales en cuesta: dos, tres kilómetros picando hacia arriba. También las etapas rompepiernas. Pero escalador no soy, porque no puedo pasar varios puertos duros encadenados. Al final he tenido que aprender a poner la 'equis', encontrar mi medida, saber regularme… y aprovechar esos finales que me vienen bien".
En un equipo profundamente jerarquizado como Movistar Team, donde hay que ser cocinero antes que fraile y muchos se acaban quemando frente a los fogones, Serrano ha gozado desde el principio de un rol de corredor protegido. "No me suele dar mucho el aire", sonríe cómplice. "Echo una mano cuando es necesario, pero hay gente en el equipo como Imanol Erviti o Jorge Arcas que tienen una experiencia brutal y saben hacer esta labor mejor que yo". El conjunto telefónico no suele pedírsela. "Quieren que progrese poco a poco y dispute las carreras que mejor se adapten a mis cualidades para dar victorias al equipo".
«Quizás me haya quitado rendimiento, pero no lo cambio»
Serrano fue uno de los ciclistas más destacados de la generación de Iván García Cortina, Enric Mas y compañía. Sin embargo, al llegar al campo sub-23 se perdió y colgó la bici con 20 años. "No tenía las cosas claras, ni muchas ganas de entrenar, ni me sentía a gusto en el equipo donde estaba, y me dije… a otra cosa". Se centró en sus estudios de Administración y Dirección de Empresas y se puso a trabajar en la sección de ciclismo de una tienda Decathlon, como tantos que dejan de verle color a la bici y sin embargo no se acaban de despegar de ella.
"Al cabo de seis meses, me di cuenta de que nunca había apostado del todo por el ciclismo", narra. "No quise quedarme con la espinita y me volqué al cien por cien". Serrano retomó la competición con el Cartucho.es del añorado Jesús Rodríguez Magro y fue una de las sensaciones del campo amateur en la temporada 2016. Caja Rural le pescó para su filial; le ganó la Copa de España a Sergio Samitier en un inolvidable Gran Premio Macario, y así se hizo acreedor de un billete para pasar a profesionales con el impagable conjunto navarro. Tres campañas de prestaciones cada vez más brillantes le valieron para dar el salto a Movistar Team.
GONE-zalo or Gonzalo? Caja Rural's Serrano turned on the afterburners on the final climb of the Ruta del Sol into Iznajar to distance the peloton and take the win. #cycling #RutadelSol #Andalucia #bikeracing #bikes #spain #bicycles #gcn #gcnracing #VueltaAndalucia pic.twitter.com/bmi1rjKeE5
— GlobalCyclingNetwork (@gcntweet) February 20, 2020
"Era una edad complicada, con amigos que entran, salen…", reflexiona sobre aquellos seis meses. "Pero luego reflexionas y te das cuenta de que la bici es lo que te gusta de verdad. Y lo valoras muchísimo más. He visto cómo es la vida después de la bici, y quiero aprovechar lo que tengo y hacer lo que me gusta mientras pueda, antes de que pasen los años y se acabe". Y lanza un último pensamiento: "Quizás me haya quitado algo de rendimiento y me haya privado de obtener resultados antes, pero me ha dado un aprendizaje… y no lo cambio".
Una reunión en San Sebastián con Eusebio
La temporada pasada fue muy complicada para Gonzalo Serrano por una durísima caída en la Minerva Classic de La Panne. Se fracturó el olécranon, el extremo del cúbito que crea la articulación del codo. Fue un accidente provocado por otro corredor. Varios equipos, con Movistar Team entre ellos, se quejaron de la conducta de dicho ciclista. El caso acabó en manos de la UCI y el mentado deportista se vio obligado a cambiar de escuadra en el mercado invernal. Al madrileño la caída le costó dos operaciones y tres meses de campaña. "Volví a la competición en la Vuelta a Suiza y no era capaz de estar ni con el pelotón".
A finales de julio, el estrés en el seno de Movistar Team era irrespirable por mor de los puntos. "Estábamos nerviosísimos", reconoce Serrano. "Nos costaba mucho sumar, mientras otros equipos sí lo hacían. Estábamos en descenso, como si esto fuera la liga de fútbol". El madrileño identifica un momento clave protagonizado por el mánager general del conjunto telefónico. "En vísperas de la Clásica de San Sebastián tuvimos una charla con Eusebio Unzué. Y dijimos: 'hay que levantar esto como esa, y echarle huevos'. Esto era algo nuevo para nosotros y estábamos perdidos. Nos estudiamos cómo iba el sistema de puntos y, una vez arrancamos, empezamos a respirar otro ambiente".
Serrano fue un actor clave en esa segunda unidad que sumó puntos por media Europa mientras la primera se fajaba en la Vuelta a España al servicio de Enric Mas. En el prestigioso Tour of Britain consiguió una victoria de etapa batiendo a Tom Pidcock y Dylan Teuns que le situó líder de la general. La muerte de la Reina Madre provocó la anulación de las dos jornadas finales, convirtiendo esa primera posición provisional en definitiva. "A título personal no terminaba de salirme nada, y esa victoria fue un alivio. Logré sumar puntos para el equipo y eso fue la recompensa a un año jodido".
Un Gonzalo «más hombre»
Xabier Muriel trabajó dos años con Gonzalo Serrano en Caja Rural-Seguros RGA y este invierno se ha incorporado como director deportivo y preparador físico al Movistar Team. "Me he encontrado un Gonzalo más hombre: más hecho, tanto en lo físico como en lo mental. Está más seguro de sí mismo. En Caja Rural era un ciclista que prometía y hacía detalles; tenía días muy buenos… y aquí es constante, es bueno siempre. Y cada año va dando pasos, y progresando…"
"Sí, es cierto que he ido dando saltitos", acepta el protagonista con una sonrisa. "Ahora soy más consciente de mi nivel, de que puedo estar con los mejores cuando me mido a ciclistas de mis características. No sé si me quedará mucho más margen o más recorrido como ciclista, pero la experiencia me está dando seguridad. Ahora mismo siento mucha confianza en mí mismo y, en que la carretera me pondrá en mi sitio. Este año es muy importante para mí".
Pese a que acaba contrato el 31 de diciembre, Movistar Team le ha diseñado un calendario a medida. Tras una racha de pruebas en España, esta semana disputa la Milán-Turín y Milán-San Remo para después tomarse un respiro con la vista puesta en las Ardenas y en el Giro d'Italia, donde buscará victorias parciales y apoyará a Einer Rubio si el colombiano se mete en la lucha por la general. "Echaba de menos hacer una vuelta grande, porque es algo que aporta un 'plus', y en el Giro habrá oportunidades para todos", sonríe. Tal vez después de la 'corsa rosa' los biólogos del pelotón sepamos mejor cómo categorizarle, o crearemos una especie para él solo.