El peso de Tadej Pogacar reformula la báscula histórica de la París-Roubaix
El 'Infierno del Norte' no es terreno favorable para ciclistas ligeros.

En la era de la especialización, el ciclismo asiste al dominio de Tadej Pogacar, el corredor total, el heredero de una estirpe que sublimó Eddy Merckx y que parecía extinta desde Bernard Hinault. Un ciclista capaz de ganar cualquier carrera que se proponga. O al menos quedarse cerca.
Su último reto es la París-Roubaix, una prueba que provoca alergia a quienes unos meses después pelean por ganar el Tour de Francia y en la que corredores con un cuerpo similar al de Pogacar (en torno a 66 kg) apenas tienen opciones. A priori, un ciclista del peso de esloveno tiene poco que hacer en el Infierno del Norte. Pero con él de poco valen las normas del ciclismo.
Los 'monumentos' no son para todos
"A la gente que empieza a andar en bicicleta, cuando va a subir una cuesta, le digo: 'Imagínate si te pongo una mochila en la espalda con 10 kilos más'. Ahí es cuando se percata un poco de la importancia del peso en el deporte de la bici", explica el exciclista Samuel Sánchez, que pone otro ejemplo para explicar la importancia del peso en el ciclismo. "Te cuesta más mover una caja de 50 kg en una cuesta que en el llano. Pues es prácticamente lo mismo en el ciclismo, ¿no?".
Esas diferencias se reflejan bien en los cinco monumentos (Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix, Lieja-Bastoña-Lieja y Lombardía). Ganarlos no es solo complicado por el nivel de los rivales, sino también por sus características: quien tiene la capacidad física para luchar por uno es posible que no la tenga para pelear otro. Por eso solo tres ciclistas han ganado los cinco (los belgas Rik Van Looy, Roger De Vlaeminck y Eddy Merckx).
El mismo Sánchez es un ejemplo de lo anterior. El asturiano, con un peso y altura muy similar al de Pogacar, no llegó a correr en Flandes, solo lo hizo una vez en la París-Roubaix y tres en la Milán-San Remo, mientras que corrió bastante en la Lieja y Lombardía, donde se quedó cerca del triunfo.
Los ciclistas ligeros y buenos escaladores destacan en Lombardía y Lieja, donde Pogacar ha ganado cuatro y dos veces respectivamente. El peso mediano de quienes han acabado entre los diez primeros en el siglo XXI en esas dos carreras es de 64 kg, según datos de ProCyclingStats.
Flandes (73 kg) y Roubaix (75 kg), en cambio, es terreno para corredores más pesados y grandes rodadores. La Milán-San Remo es un caso especial: a pesar de ser la más larga, la concentración en la parte final de su escasa dureza (por ausencia de subidas y lo sencillo de sus carreteras) la ha convertido en la más abierta de todas. Por eso su nómina de ganadores es la más variada y el peso (70) está a medio camino de los otros cuatro monumentos.
Es posible que la información del peso no sea 100% exacta porque la web da un solo dato por corredor y el peso puede variar a lo largo de la temporada y de su carrera. Pero, en general, da una idea de qué tipo de ciclista destaca en cada prueba.

El último ganador que pesaba menos de 70 kg
Pogacar pesa 66 kg, según la web del UAE Team Emirates XRG. Puede que en realidad pese un poco menos, pero está bastante por debajo de lo normal en la París-Roubaix. De los 122 ciclistas que han acabado entre los diez primeros desde el año 2000 y para los que hay datos del peso, solo 14 (el 11,5%) pesaban menos de 70 kg. Y solo tres estaban por debajo del peso de Pogacar.
Uno de esos ciclistas de menos de 70 kg es el neerlandés Servais Knaven, que ganó la carrera en 2001, el mismo año en que la corrió Samuel Sánchez. Su peso estaba muy lejos de los más de 80 que pesaba, por ejemplo, el belga Tom Boonen, el ciclista con más victorias (4) en Roubaix junto con su compatriota Roger De Vlaeminck.
En una entrevista a la web neerlandesa WielerFlits, Knaven ha opinado esta semana que la carrera de este domingo será un reto para Pogacar, pero cree que el esloveno puede hacerlo bien porque no es un escalador puro, sino que también va bien contra el reloj. Además, ya ha demostrado en Flandes que rueda bien sobre adoquines y, aunque los de Roubaix son muy diferentes y la bicicleta rebota mucho más, los cambios en el material (ahora las cubiertas son más anchas que hace un par de décadas y eso ayuda a la amortiguación) hacen más fácil la carrera para corredores ligeros.

"Será un reto. Pero vale la pena intentarlo", dice Knaven. "La única duda es si podrá seguir a Mathieu van der Poel cuando ataque con potencia en un tramo llano adoquinado. Eso es difícil de saber, pero será interesante verlo".
El año en que ganó Knaven corrió por primera y única vez Sánchez, entonces casi un novato en el pelotón profesional con el Euskaltel. "Mi recuerdo es que fue un día horroroso de agua, de viento, de frío, y en el primer avituallamiento prácticamente casi todo el equipo ya estábamos en el coche", rememora.
Sánchez coincide con Knaven en la dificultad que tendrá Pogacar para dejar a sus rivales en el llano: "Hay que tener en cuenta que Roubaix no es Flandes. Parte con con una desventaja porque no hay esas pequeñas subidas donde sí puede imponerse. En Roubaix le va a costar más por poder soltar a los verdaderos especialistas como Van der Poel o Van Aert".
El campeón olímpico en 2008, como casi todos, no descarta un triunfo del esloveno. "Rompe todos los esquemas", opina Sánchez. "Estamos asistiendo a uno de esos fenómenos que suceden cada muchísimos años. Es un ciclista con tantísimo motor que es capaz de suplir ese peso que tienen Van der Poel, Pedersen o Ganna".
Metodología
Hemos extraído de ProCyclingStats el peso de todos los ciclistas que han acabado entre los diez primeros en cada edición de los cinco 'monumentos' (Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix, Lieja-Bastoña-Lieja y Lombardía) desde el año 2000 hasta la actualidad. En total, son 611 datos (un mismo ciclista puede aparecer hasta cinco veces: una por cada carrera) porque hay ciclistas para los que la web no tiene esa información.