La hazaña del ciclista que ganó más etapas del Tour de Francia que Induráin tras un golpe de "pura casualidad"
Hace diez años que Marcel Kittel logró la primera de sus 14 victorias al sprint, y eso que llegó a la élite... como contrarrelojista.
Quedó claro en el Giro de Italia, donde ningún sprinter repitió victoria en las siete 'volatas' que se disputaron. En este inicio de Tour de Francia, Alpecin-Deceuninck pretende asumir un trono por ahora vacante con Jasper Philipsen. Por lo pronto, hoy por hoy, en la élite del ciclismo mundial no existe un equipo que ejerza de patrón en las llegadas masivas, ni un velocista que las domine. Lejos quedan los tiempos del Saeco de Mario Cipollini y de sus dos posteriores sublimaciones: el HTC de Mark Cavendish y el Argos-Shimano de Marcel Kittel que, en el Tour de Francia de 2013, se anotó nada menos que cuatro de las ocho etapas que se resolvieron en un embalaje.
Y pensar que, sólo dos años antes de aquel éxito arrasador, 'Apolo' Kittel (1988, Arnstadt) ni siquiera era sprinter. "Él llegó en 2011 a nuestro equipo, que entonces se llamaba Skil-Shimano, con reputación de contrarrelojista. De hecho, venía de ser medallista de bronce en el Mundial Sub-23 CRI". Quien habla es Merijn Zeeman, actualmente máximo responsable deportivo del tremendo Jumbo-Visma y estratega en aquella época del actual DSM-Firmenich. Él fue quien descubrió el potencial de Kittel y quien armó a su alrededor un 'treno' de época con cuya ayuda consiguió 59 victorias en 4 años (de 2011 a 2014), 8 de ellas en sólo dos ediciones del Tour de Francia.
"Me di cuenta de que Marcel Kittel podía ser un gran sprinter por pura casualidad", evoca Zeeman. "Fue en una concentración de pretemporada que celebramos en Mallorca. Trabajamos mucho los sprints con todos los ciclistas, y analizando sus datos vi que estaba progresando muy rápido en ese tipo de esfuerzos. Para cuando acabó la concentración, ya era el ciclista más rápido del equipo". Con esta vitola le llevaron a Malasia, donde disputó la Vuelta a Langkawi con el rol de lanzador del veterano Kenny van Hummel. "Pero Marcel era tan rápido que el otro velocista tenía dificultades para superarle en las llegadas". A la tercera etapa, Kittel ejerció de punta de lanza… y tanto él como Van Hummel, que ejerció de lanzador, alzaron los brazos celebrando su triunfo.
Ya en aquella Vuelta a Langkawi trabajó Kittel con Albert Timmer y Koen de Kort, quienes junto a Tom Veelers, Roy Curvers, John Degenkolb y Tom Dumoulin conformarían el núcleo duro de su 'treno'. 'Apolo' acabó la temporada con 17 triunfos, incluyendo su estreno en una gran vuelta: una etapa de la Vuelta a España con meta en Almadén. "En 2012 fuimos a por el Tour, pero enfermó y tuvo que abandonar muy pronto", recuerda Zeeman. "Si no, hubiera ganado varias etapas… tal y como hizo en 2013, cuando yo ya no estaba en el equipo".
Y es que Zeeman se marchó al Blanco, raíz del actual Jumbo-Visma, en el invierno de 2012. Sin embargo, su legado pervivió en el seno de aquel Skil, convertido ya en Argos-Shimano. "Él definió la manera de la cual trabajamos y seguimos trabajando; él creó la atmósfera que reina en el equipo". Lo contaba Koen de Kort en verano de 2015, cuando el apogeo de Kittel ya había pasado. "En muchos equipos, el director decide la estrategia; él nos enseñó a decidirla nosotros mismos. Actuaba como un moderador de nuestras conversaciones y nos ayudaba a decidir cómo queríamos correr cada día. Después de la etapa, nos reuníamos para comentar qué había salido bien, qué había salido mal, y cómo podíamos mejorar al día siguiente. Todo se basaba en la comunicación, entre los corredores y también con los técnicos".
Comunicación y muchos años rozando codos, compartiendo alegrías y también tristezas. "Un 'treno' debe competir muchísimo junto para triunfar", continuaba De Kort. "Porque sí: puedes entrenar, poner ocho tíos en fila, y que uno tras otro vayan acelerando hasta que el sprinter se lance… y será un excelente entrenamiento físico, pero servirá de poco en carrera. La auténtica clave es que los ciclistas seamos capaces de adaptarnos a la situación que nos brinde la carrera, que sepamos reconocer dónde está nuestro compañero en cada momento".
Con el mecanismo perfectamente afinado llegaron a la salida corsa del Tour de Francia 2013. En un día recordado por el 'atasco' del autobús de Orica-GreenEdge en el arco de meta instalado en Bastia, resuelto poco antes de la llegada del pelotón, Argos-Shimano tomó las riendas del pelotón para liderar una llegada masiva que Kittel supo rematar a la perfección. Victoria de etapa y maillot amarillo para uno de los ciclistas más populares del momento, que mojaría tres veces más en aquel Tour y otras cuatro en el siguiente.
Diez años han pasado desde la irrupción de aquel 'Argos-Shimano Express'. Como los grandes directores convierten a sus ciclistas en futuros técnicos, la mayoría de sus vagones continúan en el ciclismo. Sólo Degenkolb sigue siendo corredor profesional, y de hecho participa en el presente Tour de Francia; sólo Dumoulin ha renunciado a la bici para abrazar una nueva vida. Veelers es director deportivo del VolkerWessels, un modesto Continental neerlandés; De Kort es responsable técnico de Lidl-Trek. Dos ejercen de directores en casa DSM-Firmenich: Curvers en el equipo masculino y Timmer en el femenino, donde tutela a la prodigiosa velocista Charlotte Kool. "Y para mí es una gozada armar su 'treno'", contó a Relevo durante La Vuelta Femenina. "Disfruto mucho trabajando con velocistas y lanzadoras. Tratar de encajar las cualidades de las ciclistas de mi equipo es como formar un puzzle. Resulta apasionante, y creo que en DSM se nos da bien hacerlo".
En cuanto al propio Marcel Kittel, abandonó la estructura DSM en invierno de 2015, después de un año de cisma con sus gestores, para integrarse en el Quick-Step de Patrick Lefevere. Con él reverdeció laureles y anotó otras seis etapas en el Tour de Francia. Luego se marchó a un Katusha en decadencia y, aburrido del ciclismo, se retiró sin pena ni gloria en mayo de 2019. Recientemente lanzó una marca de bicis infantiles, li:on, junto al también exciclista Tony Martin. Estos días se le ve por el 'paddock' televisivo de la Grande Boucle, donde ejerce como comentarista de televisión. Sigue siendo impresionante: alto, rubio, musculado. En ese corpachón habita uno de los mejores sprinters de este siglo.