TOUR DE FRANCIA

Las cámaras pillan a Pogacar confesándole a Evenepoel que no quería el maillot amarillo

La frase del esloveno desvela gran parte de sus intenciones de cara a lo que resta de primera semana en el Tour de Francia.

Tadej Pogacar, sonriente con una prenda que no vestía desde hace 718 días. Ahí es nada./REUTERS
Tadej Pogacar, sonriente con una prenda que no vestía desde hace 718 días. Ahí es nada. REUTERS
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Atacó Pogacar en la segunda ascensión a San Luca, Vingegaard salió a su rueda y ahí comenzó la cabalgada —codo con codo— de los dos mejores ciclistas que ha visto el Tour de Francia en su historia reciente. Interceptados a pocos metros de cruzar la línea de meta por Remco Evenepoel y Richard Carapaz, los dos últimos campeones del Tour decidieron cerrar la segunda etapa de maneras muy diferentes.

El danés apretó los dientes y esprintó hasta donde le llegaron sus fuerzas, mirando incluso hacia atrás para comprobar las víctimas tras su indudable esfuerzo. Ahí estaba Pogacar, que a unos cien metros de la conclusión se sentó, se dejó llevar por detrás del danés y dejó un hueco cuanto menos extraño para lo que nos tiene acostumbrados.

La acción, sin embargo, tenía explicación, como casi todo en esta vida. En el parque cerrado anexo al podio, justo donde los ciclistas se hidratan y reducen pulsaciones sobre el rodillo, Pogacar chocó la mano con Evenepoel, felicitó al belga y confesó algo que, captado por las cámaras, sorprendió a más de uno.

La confesión de Pogacar a Evenepoel.Tour de France

La conversación se produjo tal que así, en el siguiente orden:

— "¿Has cogido tú el amarillo?", pregunta el esloveno a Evenepoel.

— "No, no. El blanco, creo", replica Remco.

— "Yo he dejado un pequeño hueco al final [para no ponerme de líder]", añade Pogacar.

Ahí, bien porque no escucha a su rival, bien porque todavía anda mosqueado, el líder del Soudal Quick-Step lamenta la actuación de otro corredor camino a meta.

— "Carapaz no tiraba, no estaba ayudando nada", sentencia el belga, claramente con el ecuatoriano de EF Education-EasyPost, que entró a la meta justo por delante de él.

La confesión de Pogacar, decíamos, tiene una explicación. No sabemos si a propósito o de manera involuntaria, pero el esloveno ha dejado claro en Bolonia que no le interesaba ponerse de líder antes de la etapa de mañana y, sobre todo, antes de la durísima jornada del martes.

Ahora, con el amarillo que no vestía desde hace 718 días, ahí es nada, Pogacar deberá defenderse a capa y espada ante las ofensivas de sus rivales en el Galibier. Y lo que es más importante, el maillot amarillo del esloveno obliga a su equipo, el UAE, a trabajar, a tirar y a marcar el ritmo en una de las cimas más duras del Tour de Francia. Algo que Pogacar, por la razón que sea, prefería evitar.