TOUR DE FRANCIA

Pogacar y Vingegaard trasladan su duelo a la rueda de prensa: "Creo que puedo ganarle el Tour"

El esloveno saca pecho por su liderato mientras que el danés asegura por primera vez que se ve en condiciones de ganar la carrera.

Pogacar y Vingegaard, tras la undécima etapa del Tour de Francia./
Pogacar y Vingegaard, tras la undécima etapa del Tour de Francia.
Daniel Arribas

Daniel Arribas

El domingo, día de polvo y estrés, se abrió la veda. Dardo de un favorito por aquí, pullita de otro por allá, y el ambiente, entre tanto, caldeándose antes de la esperada jornada de descanso. Ayer, tres días después y justo tras superar el ecuador de la carrera, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, protagonistas perennes de la ronda francesa durante los últimos años, trasladaron su duelo particular a los micrófonos.

Pocos después de concluir la etapa, conquistada por Vingegaard por escasos centímetros tras un sprint emocionantísimo, el danés reconoció por primera vez que sí, que se encuentra en condiciones de repetir lo que ya logró en 2022 y 2023. "Ahora mismo, creo que puedo ganar el Tour de Francia", reconoció el líder del Visma-Lease a Bike en meta. "Normalmente alcanzo mi mejor forma en la segunda y la tercera semana de las grandes vueltas, así que ojalá sea así una vez más".

Lejos del tópico, la declaración de Vingegaard encaja a la perfección con lo que desde el primer día está a la vista de todos: aunque se escondiera bajo una piel de cordero, el vigente campeón del Tour de Francia está muy cerca de su 100%. "Jonas ha hecho un gran esfuerzo en Col de Pertus y ha logrado atraparme, demostrando que está en una forma excelente", replicó Pogacar, convencido desde hace semanas de que su némesis estival llegaría en plenas facultades al Tour.

El duelo, la grandeza, el Tour de Francia. REUTERS
El duelo, la grandeza, el Tour de Francia. REUTERS

"Por mi parte, he sentido buenas piernas en Puy Mary y he decidido atacar de lejos", añadió el esloveno, que pese a todo, mantuvo un día más el maillot amarillo. "Me sentía muy cómodo bajando hasta que mi bici patinó en una curva y perdí un poco de confianza. Luego contemporicé, porque la siguiente ascensión no era lo suficientemente dura, y nos jugamos el triunfo entre los dos".

Fue entonces cuando, ante la atenta mirada de cientos de espectadores —y millones en sus casas—, Pogacar perdió por primera vez en su carrera un sprint con terreno ascendente en una gran vuelta. "Cometí un pequeño error", reconoció después el esloveno, que dio la impresión de llegar con lo justo al tramo final. "No me esperaba ese tipo de resolución y no conocía lo suficientemente bien el final, aunque para ser ciertos tampoco esperaba un sprint tan potente por parte de Jonas".

Todo llega, como indicábamos al comienzo, en una semana en la que Remco Evenepoel acusó al campeón danés de no tener "pelotas" para ofrecer el relevo en la jornada del sterrato. Aquello desató un cruce de declaraciones que trasladó a la primera plana uno de los sentimientos más personales del ser humano. "Creo que Vingegaard me tiene miedo", sugirió Pogacar entonces. "Parece que solo piensa en mi rueda, y no en la de los demás". Quizás ahora, tras lo visto en el Macizo Central, es momento de replantear quién teme a quién.