Vuelve la Superbagnères, la cima de la exhibición de Bahamontes y el bidonazo de Perico Delgado a un espectador
Utilizada seis veces a lo largo de la historia del Tour de Francia, esta ascensión a las afueras de Luchon ha escrito capítulos inolvidables del ciclismo español.

Fue uno de los nombres que más cautivó la imaginación de los aficionados en la presentación del recorrido del Tour de Francia 2025. Sita a unos 1800 metros de altura sobre el nivel del mar, a las afueras de la ciudad balneario-pirenaica de Luchon, se encuentra la estación de esquí de Superbagnères. Estrenada para el ciclismo por el Tour de Francia en 1961, y utilizada por carreras como el Tour del Porvenir o la Volta a Catalunya, cayó en desuso para la Grande Boucle en 1989 por dos motivos. El primero, que no es puerto sino cima: sólo hay una carretera que llegue hasta arriba, y por ende sólo puede ejercer como final en alto. El segundo, dos puentes al inicio de la ascensión cuyo precario estado desaconsejaba el paso de los pesadísimos vehículos que transportan el montaje de meta. De hecho, el regreso del Tour el próximo verano ha sido posible gracias a la construcción de un nuevo puente que ha costado unos 20 millones de euros, según L'Équipe.
Tan impresionante como el presupuesto de la obra fue la actuación de Federico Martín Bahamontes en la segunda de las seis apariciones de Superbagnères en el Tour de Francia, para una cronoescalada celebrada en 1962. Aquel día, un 'Águila de Toledo' desentendida de la general y centrada en puntuar para el mallot de la Montaña distanció en 1'25" al segundo clasificado, Jozef Planckaert, en sólo 18,5 kilómetros. Una ventaja de 4,6 segundos por kilómetro que no se volvió a ver en una crono del Tour de Francia… hasta la Passy - Combloux de hace dos años, cuando Jonas Vingegaard ajustició a Tadej Pogačar por 1'38" en 22,4 kilómetros: esto es, 4,4 segundos por kilómetro.
Superbagnères goza además de otros dos particulares honores en el Tour de Francia. Uno, ser el escenario de la etapa de montaña más corta de la historia de la prueba: sólo 19,6 kilómetros, en 1971. Se impuso el asturiano José Manuel Fuente, en vena tras su victoria en la víspera, precisamente en Luchon. No obstante, aquellos triunfos no fueron celebrados en España porque coincidieron con la durísima caída bajando el Col de Menté que eliminó a Luis Ocaña de un Tour en el que, por fin, estaba derrotando a Eddy Merckx. De hecho, el belga no vistió el maillot amarillo que le hubiera correspondido en la cortísima etapa de Superbagnères como signo de respeto a su rival retirado.
12 juillet 1971 - Luis Ocaña et le col de Menté…
— David Guénel (@davidguenel) July 12, 2022
S'il n'y avait eut cette averse et cette chute, Merckx aurait-il pu reprendre ses 7'23 de débours sur l'Espagnol ? pic.twitter.com/h3liP0tlzS
El otro registro por el cual la estación de esquí de Luchon figura en los anales del Tour de Francia fue acoger la etapa de montaña más tempranera de siempre. Fue en 1979, en una Grande Boucle que partió con un prólogo desde la pequeña localidad de Fleurance para, tras una jornada en línea hasta Luchon, celebrar en su segunda etapa una cronoescalada hasta Superbagnères. En ella se impuso Bernard Hinault, camino de su segundo triunfo en la general de la Grande Boucle.
Pero es que Hinault tiene motivos, también, para recordar con amargura Superbagnères. Siete años más tarde, una travesía que también holló Tourmalet, Aspin y Peyresourde tal y como lo hará la 14ª etapa del Tour de Francia 2025 significó el principio de su fin como ciclista. Vestido de amarillo, formando parte del mítico La Vie Claire de Bernard Tapie, el 'Tejón' se lanzó en una ofensiva lejana bajando el Tourmalet cuyos esfuerzos acabaría pagando en la ascensión final. Arriba de Superbagnères, su compañero de equipo Greg Lemond le había metido 4'39", iniciando una remontada que culminaría en el Col du Granon para privar a Hinault de su último maillot amarillo.
El menú de ascensiones se repitió en 1989, para la última visita de la serpiente multicolor del Tour de Francia a Superbagnères. Esta vez, quien atacó de forma suicida fue 'Perico' Delgado en la aproximación al Aspin… y le salió bien. El segoviano necesitaba recobrar el tiempo perdido con aquel inicio de Tour horrible, marcado por su despiste en la rampa de salida de la crono inaugural de Luxemburgo. Para su fortuna, se encontró en cabeza de carrera con el escocés Robert Millar (el mismo al que le había birlado la Vuelta del 85 con un ataque camino de las Destilerías DYC) y al francés Charly Mottet, que buscaba con denuedo ponerse de amarillo.
Pese al esfuerzo de Millar y Mottet, Delgado se erigió en protagonista absoluto de la jornada. No sólo por ir sin cadena: también por un par de movimientos llamativos. El primero, a 15 kilómetros de meta: contando más de cuatro minutos de ventaja sobre el pelotón, paró a orinar. Ojipláticos, sus compañeros de aventura hubieron de esperarle para reanudar la marcha. El segundo, a sólo 2 del final: molesto por el agobio de un público que no le dejaba respirar ni prácticamente pedalear, lanzó un bidonazo a un espectador incauto que le estorbaba. Pese al exabrupto, hubo final feliz: Millar alzó los brazos y 'Perico' recuperó más de tres minutos respecto a Greg Lemond y Laurent Fignon, a quienes acompañaría en aquel podio de los Campos Elíseos que se configuró, por sólo ocho segundos, en la misma crono final.