CICLISMO

Wout van Aert dice adiós a las clásicas tras caerse en una bajada peligrosa… por ser "muy ancha"

Fractura de clavícula para la gran estrella del ciclismo belga en el descenso hacia el Kanarieberg, un tramo que ya provocó una montonera en el pasado Tour de Flandes.

Wout van Aert, tras sufrir una dura caída en la A Través de Flandes 2024. /EUROSPORT
Wout van Aert, tras sufrir una dura caída en la A Través de Flandes 2024. EUROSPORT
Fran Reyes

Fran Reyes

Las clásicas belgas son una sucesión de sustos para el corazón y las piernas. El pelotón rueda endiablado, peleando por la posición antes de un giro tras el cual se esconde un empinado repecho, casi siempre empedrado, que puede dictar el desenlace de una carrera. Sólo que, a veces, el instante decisivo no acaece cuesta arriba sino cuesta abajo, cuando una dura caída rompe las ilusiones y los huesos de los implicados. "Son accidentes que ocurren a menudo", se resigna Matteo Jorgenson. Acaba de ganar A Través de Flandes, su primera clásica, y está tratando de "disfrutar la victoria"; pero la alegría no puede ser completa, porque su equipo ha perdido por el camino a su gran referente, líder deportivo y casi espiritual, Wout van Aert.

Visma | Lease a Bike estaba corriendo a la perfección. Su bloque de avispas amarillas había colocado en 'pole position' a Van Aert, Jorgenson y compañía en el Berg Ten Houte, una cota menor donde se habían registrado ataques menores en vísperas del intrincado Kanarieberg. En el anchísimo descenso que lleva hasta esta "Cota de los Canarios", se van primero al suelo dos rodadores belgas, Laurenz Rex (Intermarché-Wanty) y Cédric Beullens (Lotto-dstny), que salen magullados pero enteros.

Quedan 67 kilómetros para línea de meta, pero la tensión se puede cortar con un cuchillo. "Tim [van Dijke] nos guio hacia la derecha, y otros ciclistas empezaron a superarnos por la izquierda", explica compungido el gregario amarillo Tiesj Benoot en un canutazo posterior. "Tim se abrió y Wout gritó: '¡Vamos!' Me puse de pie sobre los pedales y creo que fue en ese momento que Wout tocó mi rueda trasera con su rueda delantera".

Un afilador a modo de bisturí para abrir, en canal, el drama. Una docena de ciclistas se van al suelo. Está Mads Pedersen (Lidl-Trek), impresionante ganador de la Gante-Wevelgem, que se pone en marcha casi a rastras; está Jasper Stuyven (Lidl-Trek), su adlátere, que se ha roto la clavícula; está Biniam Girmay (Intermarché-Wanty), que se queda a cuatro patas en la cuenta, aunque indemne; y está Wout van Aert, que llora amargamente. Se ha roto la clavícula él también, y además varias costillas, y sobre todo los planes de una primavera en la que había apostado todo por los Monumentos de pavé: el Tour de Flandes de este domingo y la París-Roubaix del próximo. Él se los perderá con toda seguridad. De confirmarse más damnificados de entidad, podrían quedar descafeinados por esta masacre deportiva del Kanarieberg.

"Ha sido una caída durísima", comenta el derrotado ganador Jorgenson. "En este tipo de carreras nos pasamos el día entero peleando por la posición dentro del pelotón. Hay un montón de puntos clave señalados en el recorrido, y la aproximación al Kanarieberg es uno de ellos. Accidentes como éste forman parte de este deporte; no son culpa de nadie, sino un simple producto de la competición… pero sí, son una mierda".

Sucede que esta carretera concreta es un punto habitual para la desgracia. Bien lo sabe el mentado Girmay, que en el pasado Tour de Flandes se fue al suelo precisamente en ella y se fue a casa con una conmoción cerebral. "¿Que por qué es tan peligrosa la bajada hacia el Kanarieberg?", se pregunta Tim Declercq, veterano en estas lides que ahora defiende los colores del Lidl-Trek de Pedersen y Stuyven, ante el micrófono de Sporza. "Pues porque la carretera es muy ancha. Hay muchísima tensión por estar bien colocado, y es muy fácil verse encerrado. Buscas tu posición y a veces sencillamente no hay hueco, pero sabes que si frenas estás perdido".

Conscientes del riesgo de esta sección de asfalto, la empresa organizadora del Tour de Flandes, Flanders Classics, la quitó del recorrido de 'De Ronde', la joya de su corona. "Se están viviendo situaciones demasiado peligrosas en tramos como éste, y la seguridad es nuestra prioridad", explicó en su momento el director técnico de la prueba, Scott Sunderland. "Por eso hemos cambiado el recorrido, aunque signifique prescindir de cotas como el Kortekeer y el Kanarieberg". No obstante la reflexión, ambos continúan el recorrido de A Través de Flandes, prueba también organizada por la propia Flanders Classics.

"Son lugares peligrosos, sí, pero nueve de cada diez veces no pasa nada en ellos", contrarresta el suizo Stefan Küng (Groupama-FDJ), tercero hoy en meta. "Lo malo es que son dos años consecutivos en que las cosas se tuercen en este mismo punto. Es difícil evitar sucesos así, pero no deja de ser una carretera ancha: si buscas una más estrecha, también resultará peligrosa". Por suerte o por desgracia, parte del encanto del ciclismo y del deporte en general radica en el riesgo. Un factor inherente que puede llegar a ser trágico.