F1 | GP CHINA

Ser aficionado de Ferrari es un más difícil todavía: doble KO para el poleman Lewis Hamilton y Charles Leclerc

Las descalificaciones de sus pilotos arruinan un Gran Premio que empezaron de dulce.

Hamilton y Leclerc fueron descalificados del Gran Premio de China./REUTERS
Hamilton y Leclerc fueron descalificados del Gran Premio de China. REUTERS
Jorge Peiró

Jorge Peiró

Ferrari es un equipo diferente al resto. No solo por su icónica tonalidad roja. Ni por la mística de su fábrica en Maranello. Ni por el legado que han dejado dentro y fuera de pista Michael Schumacher, Alberto Ascari o Niki Lauda. Decía Sebastian Vettel, que sumó doce triunfos de rojo, que "todo el mundo es aficionado de Ferrari", aunque no lo reconozca. Es lo que se puede leer entre líneas en su afirmación.

Tal vez el tetracampeón del mundo tenga razón. A todo el mundo, de una manera u otra, le atrae el aura, la belleza y el simbolismo que transmite el equipo italiano, tanto en sus coches de calle como en Fórmula 1. El caso es que ser aficionado de Ferrari lleva tiempo siendo algo parecido a un quebradero de cabeza y otorga más sinsabores que alegrías en los últimos años. Su último campeonato de Constructores data del año 2008.

No se puede negar que el fichaje de Lewis Hamilton, anunciado hace más de un año, dio a los tifosi una alegría más que necesaria. Después de Schumacher en su día, otro heptacampeón iba a subirse a su coche con el hambre voraz del octavo título. Firma una dupla de lujo junto a un pilotazo como Charles Leclerc. De hecho, según Hamilton son "la pareja más fuerte de la historia".

Aun con un coche rápido y una dupla de élite, Ferrari es capaz de seguir haciendo de las suyas y de complicarse la vida ellos solos. Son especialistas en pegarse un tiro en el pie. Una y otra vez. Si no son las estrategias durante la carrera, es su pésima gestión de sus pilotos desde el muro. Este aspecto, con Sainz y Leclerc fue mejorable.

El equipo italiano empezó el fin de semana en China celebrando la mini pole y la victoria al sprint de Hamilton, un día inolvidable en la Fórmula 1, y terminó con sus dos monoplazas descalificados. Inexplicable cómo se puede pasar del todo a la nada. El sábado todo eran estadísticas acerca de lo bonito que era que Hamilton ganara por primera vez de rojo y, tras la carrera, emergieron datos demoledores.

Primera vez que se descalifican dos compañeros o primer doble DSQ en la historia de Ferrari. Sus monoplazas no alcanzaron el peso mínimo y, tras ser investigados por la FIA, fueron declarados no aptos. Sus notables quinto y sexto puesto se fueron al traste en una prueba donde volvieron a protagonizar un toque entre ambos, para añadir más mordiente. El primero llegó en Australia, hace unos días.

No obstante, su relación, por ahora, es sana. A ver lo que dura. A Hamilton le pasó en su coche lo mismo que a George Russell en Spa el año pasado: lijó de más la tabla de madera de su fondo y el problema ya trae cola en Italia. Dicen que es recurrente y que Ferrari mira para otro lado. Leclerc, por su parte, no cumplió con el peso mínimo establecido cuando cruzó la meta. Tal vez le ayudó poco que Hamilton le destrozara el alerón delantero tras rozarse. Ahí perdió cientos de gramos.

Lo que era felicidad en Maranello con el triunfo de Hamilton se transformó en unas horas en drama y luto tras irse con cero puntos. Durante la prueba, las órdenes de equipo, mansas por ahora, jugaron su papel. El equipo pidió a Hamilton dejar pasar a su compañero porque venía más rápido. El británico no se opuso pero pidió que le devolvieran la posición si el monegasco no lograba hacer gala de su ritmo para adelantar a otros coches. Encontrar la felicidad perfecta en Ferrari parece misión imposible. El paraíso que tienen Leclerc y Hamilton no durará demasiado.