F1 | GP ARABIA SAUDÍ

Fernando Alonso terminó exhausto pero tiene a 900 personas detrás: "No podemos darle nada mejor por ahora"

El asturiano dejó una imagen de tremendo cansancio físico y mental tras terminar undécimo.

Alonso terminó exhausto la prueba./DAZN
Alonso terminó exhausto la prueba. DAZN
Jorge Peiró

Jorge Peiró

"Lo siento por Fernando pero por ahora no podemos darle nada mejor y habrá que seguir luchando". "¿Tú también lo sufres?", preguntó Melissa Jiménez, en el postcarrera de DAZN, a Pedro Martínez De la Rosa, embajador de Aston Martin. "Yo lo sufro, claro que lo sufro y, además, como yo no tengo influencia en el rendimiento del coche, no soy piloto de pruebas ni me subo al simulador. Lo veo desde la distancia porque estoy dentro y no puedo intervenir, es doloroso y que nadie se piense que nos lo tomamos a broma esto, yo llevo varios días sin poder dormir porque no me gusta ver donde estamos. Hay 900 personas para sacar esto adelante".

El alegato del expiloto vino acompañado de un rostro serio. Poco habitual en él. Suele mantener una actitud distendida y de complicidad durante las retransmisiones pero tocaba ponerse serio. No hubo bromas como en otras ocasiones. A De la Rosa se le vio afectado porque su amigo estaba igual de mal. O peor. Su discurso llegó como respuesta a la imagen que dejó Fernando Alonso tras la carrera. Para algunos, preocupante. Uno no sabe qué porcentaje de cansancio físico y de mental hay en el paseíllo del bicampeón junto a su hombre de prensa Michael Clayton tras terminar la carrera. El caso es que estaba destrozado y en esto hay quorum.

El clip, captado por las cámaras de DAZN, dura 30 segundos y refleja a un guerrero que no puede más. Ni con lo poco que corre su coche ni con los más de 30 asfixiantes grados que reinaban en el desierto de Yeda. Que la cita en Arabia Saudí, reubicada en el calendario este año, sea una de las más exigentes en lo físico (anda ahí con Singapur y Catar) se junta con su hartazgo en el plano deportivo. El asturiano aguanta y aguanta pero su paciencia tiene un límite después de no haber podido puntuar en las cinco carreras de este año.

Respecto a su condición física, siempre ha demostrado ser brillante. La imagen de Alonso, que cumplirá 44 en julio, cabizbajo y con toalla tras el desgaste de la carrera no debería preocupar. En citas como Catar fue de los pilotos que terminó más entero mientras otros rozaron el desmayo, vomitaron y apenas podían moverse. El ovetense, minutos más tarde y luciendo un polo verde de Aston Martin, ya parecía algo más recompuesto en su entrevista en el corralito. Además, anda ileso de reflejos, pues fue el más rápido de todos en reaccionar durante la salida.

Una actitud diferente

Su monoplaza arrastra los mismos males del año pasado y le desespera ver cómo solo hay dos equipos, o a veces ninguno, más lentos en la parrilla. Su actitud en la entrevista previa a la carrera llamó la atención y dijo muchas cosas. No compareció como siempre, sonriente a pesar de las dificultades en pista e, incluso, bromista. Se le vio algo frustrado, abatido y con la bola de cristal en la mano, consciente de lo que le esperaba en las 50 vueltas por Yeda: ser undécimo y volver a irse de vacío. Una semana más.

Alonso dice cada semana lo mismo porque no puede decir otra cosa. Su equipo, de cierto modo y con el bólido que le está proporcionando, le obliga a hacerlo. En cada Gran Premio cierra filas, pide unión, mejoras y derrocha paciencia. "Espero que vengan cosas que puedan cambiar la situación en este momento, no estamos donde queremos. Japón y, especialmente, Arabia Saudí, ha sido muy doloroso, terminar undécimo con la carrera que hemos hecho y no sumar ningún punto, no tener nada de suerte... es triste. Pero demostramos que seguimos luchando y que damos el cien por cien, sea por el podio o por el undécimo. Será difícil sumar un punto pero lo intentaremos".

El año se le puede hacer muy largo al bicampeón. Restan 19 carreras y la situación deportiva no remonta, como reconoció Pedro De la Rosa. Todo ello, sumado a que el genio Adrian Newey, tal y como avanzó este medio, no tocará el coche de este año. Cada siete días atraviesa un bucle y llega renovado al siguiente Gran Premio, con unos admirables aires de optimismo. En Yeda ya los perdió. Tendrá que recuperar esa visión amable en 2025 porque el coche sigue estancado. Hay 900 personas tratando de levantarle el ánimo.