FÓRMULA 1

Flavio Briatore se define como un "dictador democrático" y da charlas de padre: "Te controlo cada milímetro"

El asesor de Alpine acapara focos en el reality de Netflix 'Drive to Survive'.

Briatore firmó en junio como asesor de Alpine./NETFLIX
Briatore firmó en junio como asesor de Alpine. NETFLIX
Jorge Peiró

Jorge Peiró

Hasta se presenta de forma diferente al resto de protagonistas. Con cierta dejadez, sobradez y una mirada altiva. "Flavio Briatore. Alpine Team". Su introducción es escueta, clara y contundente, como la mayoría de sus mensajes. A Briatore (74 años) no le gusta enrollarse cuando habla y no puede ser más directo. Al magnate le gusta ir al grano. Apenas cuatro palabras le bastan para presentarse en Drive to Survive, el reality de Fórmula 1 de Netflix, donde se desvelan rasgos de su personalidad y del liderazgo que ha logrado aupar al equipo Alpine desde que llegó en junio como asesor.

Que Flavio Briatore tiene un carisma especial no es ninguna novedad. En la serie, se desvela su gran capacidad de convicción y convocatoria, sobre todo ante grandes grupos. La seguridad con la que habla impresiona. "¿Cómo fue la temporada pasada de Alpine?", le preguntan. "Mierda", contesta con amargura. Sabía que tenía trabajo por delante. "Es un 'old school' italiano, alguno te diría que es una completa pesadilla", resume Will Buxton, reputado periodista del paddock.

El magnate italiano acapara focos en la serie de Netflix, estrenada hoy viernes, y ejerce de protagonista inesperado, opacando a los pilotos en los capítulos en los que tiene presencia. La culpa es de su gran ambición: "Si todos trabajan juntos, creo que en 2026 es posible estar ganando carreras y en 2027 luchando por el campeonato. Para mí, la Fórmula 1 es como gestionar un restaurante. Es lo mismo, gestionas personas y tenemos que asegurarnos de que 1.000 personas trabajan en la fábrica y yo tengo la responsabilidad de su salario".

Briatore, en una escena de Drive to Survive. NETFLIX
Briatore, en una escena de Drive to Survive. NETFLIX

El noveno episodio se titula 'Bajo una nueva dirección' y compara dos gestiones, extremadamente diferentes, de dos escuderías que mejoraron notablemente el curso pasado: Haas y Alpine. Viajando al lado de los franceses, que arrancaron como el peor equipo de la parrilla y terminaron los sextos, el efecto Briatore es más que evidente. No ha hecho magia, porque no existe en la Fórmula 1, simplemente "haría lo que fuera por una P6 con Alpine, finito", reconoce. Una vez más, escueto. Su mensaje, más claro agua.

Con ese "haría lo que fuera" vuelve a asomarse la sombra de tramposo que siempre le persigue tras aquel escándalo del 'Crashgate' de Singapur en 2008 que le apartó de la competición durante 15 años. En la serie, Briatore recuerda lo extremadamente competitivo que ha sido siempre, entre destellos que deja sobre su forma de ser. "Ya sé por qué los ingleses están tristes y los romanos felices", indica mientras está en su cocha camino a la fábrica de Alpine, en conversación telefónica con su mujer.

Un motivador nato

Que el teléfono no le funcione le cabrea, para acompañar el mal humor que le ha provocado la triste meteorología del Reino Unido: "Vaya mierda de teléfono, no funciona". Sus mensajes motivadores a los trabajadores de la fábrica merecen ser escuchados con atención. Sin demasiada alegría y lleno de seriedad en su rostro, Briatore es un motivador nato: "Lo que más importa en una escudería es el espíritu de equipo, poner a la gente en condiciones de ganar una carrera".

El italiano sabe de lo que habla tras haber formado parte de varios equipos ganadores: Benetton con Michael Schumacher y Renault con Fernando Alonso. Ahora, con melancolía y nostalgia, pelea por rescatar a Alpine. "Ya no diseñáis coches de carreras, diseñáis coches campeones", otro de sus discursos motivadores. "En este deporte cambias la percepción de todo solo con un resultado bueno". En su caso, el doble podio del Gran Premio de Brasil cambió la temporada de su equipo, que terminó sin Esteban Ocon en sus filas.

Briatore nunca se calló con él. Le fue abriendo la puerta de salida con sus mensajes envenenados que solo lograban ponerle más presión. "La temporada de Esteban no es lo que esperábamos. Durante meses, Esteban se quejaba mucho del coche, de que no funcionaba bien, de que no corría y eso no me gusta. Esteban no tiene toda la motivación pero he encontrado la solución. Es que si no rindes, estás fuera. Es tan sencillo como eso. No estamos en una situación fantástica, Esteban ha firmado con Haas y ahora compiten contra nosotros, esto no es bueno, creía que iba a estar más motivado cuando estaba con nosotros, más concentrado".

Al final, decidió prescindir de Ocon antes de la última carrera de la temporada. Subió al monoplaza azul en su lugar al joven piloto reserva Jack Doohan. La charla de padre de Briatore, en su despacho, al novato inexperto no tiene desperdicio:

-¿Qué edad tienes?

-21

-¿Tienes carnet?

-Sí.

-Tienes que ser muy maduro para esto, muy fuerte mentalmente, tienes que ser serio y muy aplicado. Aquí no puedes pensar que tienes un coche mágico y que se pilota solo mientras te fumas un cigarro. Esto no funciona así, aquí no hay niñerías ni tonterías. Jesús, tienes que estar arriba (en el top). Te controlo cada milímetro.

Un Doohan algo nervioso y casi monosilábico abandona el despacho del magnate. Briatore procede a tomarse un café que no le agrada demasiado, como buen italiano. "¿Hay buen café en Enstone?", le preguntan. "No", responde con claridad, antes de volver a atizar al piloto que no quiso que terminara la temporada: Ocon. O estás con Briatore o contra él. Pierre Gasly vivió el lado dulce y Ocon, el amargo.

"En la siguiente carrera, la actuación de Esteban estuvo por debajo de lo esperado", recordó. No tuvo ningún reparo en mandarlo al paro: "Necesitas ser un dictador democrático, a veces tienes que tomar decisiones que no gustan a todo el mundo". Acabaron como el perro y el gato. "Prefiero no dar detalles sobre si hablé con él, no quiero dar detalles", expresa Ocon.