FÓRMULA 1

El conejo que sacó de su chistera Fernando Alonso en Japón

El español arriesgó en su estrategia de defensa para desesperar a Russell y Piastri, que no se explican los "inteligentes trucos" del asturiano para firmar un sexto puesto con un coche más lento que sus rivales.

Fernando Alonso, sosteniendo a Oscar Piastri ayer. /EP
Fernando Alonso, sosteniendo a Oscar Piastri ayer. EP
Jorge Peiró
David Acosta

Jorge Peiró y David Acosta

Puro ilusionismo. Te fijas en un punto pero el meollo y el jaleo está en otro lugar. Te hace creer que está ocurriendo una cosa pero, en realidad está sucediendo otra. Fernando Alonso es piloto, ingeniero de pista, a veces incluso meteorólogo y, a ratos, le apetece ser también ilusionista. Cuando parece que está sufriendo en un Gran Premio de Fórmula 1, realmente tiene todo bajo control. Cada marcha, cada acelerón.

Te engaña como quiere: tanto si estás en el sofá de tu casa viendo tranquilamente una carrera acompañado de ojeras por el madrugón al que te somete Japón como si eres un piloto subido a un Mclaren o un Mercedes rodando a más de 300 km/h por las endiabladas curvas de Suzuka. El caso es que siempre se sale con la suya y ayer lo volvió a demostrar. Su Aston Martin da para ser noveno pero él, con sus viejos trucos, acabó sexto y desesperó a George Russell e hizo enloquecer a Oscar Piastri.

Sus perseguidores, con coches más veloces, sentían al terminar la carrera una mezcla de admiración y de impotencia por las inteligentes tácticas de defensa del asturiano. "¿Alonso con trucos? No me sorprende. Era inteligente, no esperaba nada diferente de él", reconocía tras la carrera su amigo Russell, que ya sufrió las artes de Alonso durante el pasado Gran Premio de Australia, mientras Piastri, que se crió con los triunfos del asturiano, terminó rendido: "Aunque entendí lo que quería hacer, todo salió mal".

Tener el alerón trasero de Fernando delante durante tantas vueltas debe ser desesperante. Arabia Saudi, Australia y, ahora, Japón. Alonso se está acostumbrando a terminar las carreras sosteniendo a sus rivales en sus retrovisores durante unas cuantas vueltas. En todos los envites, con Russell siendo protagonista en todos, ha salido victorioso después de tantos giros de sufrimiento. Sufrimiento para los fans desde casa porque el asturiano está más tranquilo que nunca mientras tiene a una jauría más veloz que él detrás y tiene todo bajo control.

El quinto coche de la parrilla

Hay que recordar que el Aston Martin es el quinto coche más rápido, muy igualado con el Mercedes. Esto no es un comentario de bar. Los datos lo avalan en cada circuito donde se ha rodado: el ritmo de carrera del monoplaza de Alonso es inferior al de sus rivales. El mérito del español en Suzuka fue sostener durante casi 20 vueltas a Piastri siendo más lento: 1:36:910 de Aston Martin por el 1:36:579 que promedió de ritmo de carrera el Mclaren. Casi medio segundo de diferencia.

Aunque el verdadero milagro a la vez llegó cuando sostuvo a George Russell. El británico llegaba con gomas más rápidas y más jóvenes: un neumático medio que había montado en la vuelta 38 mientras el español llevaba ruedas duras que cambió cuatro vueltas antes. ¿Por qué ni Piastri ni Russell pudieron adelantar a Alonso si estuvieron detrás durante más de diez vueltas?

La zanahoria y el palo

Alonso jugó con sus dos rivales. Sabía que tenía que protegerse de Russell, que llegaba mucho más rápido que él y, para ello, utilizó de escudo a Piastri. El asturiano frenó, o mejor dicho, deceleró lo justo para darle su DRS al australiano y que este tuviera armas de defensa contra el británico. Tenía que hacerlo sin pasarse porque, sino, sería adelantado. Se quedó a merced del Mclaren arriesgándose a ser adelantado cuando dejaba que sus rivales se le acercara. Jugó a aquello de la zanahoria y el palo: me dejo caer un poco y me alejo, como Carlos Sainz en Singapur el año pasado.

Telemetría de la vuelta 52 de Alonso (verde) y Piastri (naranja).  FASTF1
Telemetría de la vuelta 52 de Alonso (verde) y Piastri (naranja). FASTF1

La telemetría demuestra que Alonso levantó el pedal del acelerador en la famosa curva 130R, justo antes de la recta de meta, una de las pocas zonas de adelantamiento, durante las últimas vueltas. Así, su Aston Martin perdía hasta 10 km/h en ese tramo donde Piastri le recortaba cuatro décimas mientras el asturiano recuperaba energía y batería para estirarse lo justo en la recta principal y escaparse.

Ahí, la eficiencia del DRS del español y su velocidad punta (329 km/h por 324) le permitía reabrir cierta brecha con el australiano. El hecho de no acelerar a fondo siempre y conservar algo también se observa en la gestión de ruedas: Piastri iba perdiendo una décima por vuelta porque apretaba y el ovetense no degradaba gracias a que levantaba un poquito el acelerador y mimaba las gomas.

En la vuelta 52, por ejemplo, la línea verde de Alonso contrasta con la naranja de Piastri. En la parte final de la gráfica, la del español cae porque decelera ligeramente para dejar que el australiano se acerque, coja su DRS y se pueda defender de Russell. Así, el ovetense también se estaba defendiendo, indirectamente, del Mercedes. Cuando el australiano cometió un error y Russell le adelantó, Alonso dejó de utilizar sus trucos y lo dio todo para que el británico no lo cogiera. Ilusionismo.