Emilio de Villota, 10 años después de la muerte de María: "Ese día acabó la función y la vida cambió"
El legado de la piloto española sigue presente y su padre la recuerda en esta primera parte de la entrevista con Relevo.

Al otro lado de la cristalera del salón donde Emilio de Villota (Madrid, 1946) atiende a Relevo, la vida sin frenos de la capital española queda reemplazada por el verde de las encinas, montañas que siluetean el horizonte y los colores del otoño, que contrastan con el cielo nublado de finales de octubre. La mirada de este expiloto y exjefe de su propio equipo en diferentes campeonatos de motor -llegó a competir en la Fórmula 1 en aquellos años 70 donde nada era lo que es hoy- navega más allá del presente, en los recuerdos: los alegres y también los que todavía hoy, 10 años después, siguen doliendo profundamente.
María de Villota, su hija, llegó a rozar con los dedos su gran sueño de la F1 después de retar a Bernie Ecclestone -mandamás de la categoría hasta 2017- con esa personalidad cautivadora y sonriente. Pero los sueños se hicieron pedazos una mañana fría en el aeródromo de Duxford (Reino Unido), cuando en su segundo test con un F1 sufrió un accidente en el que perdió el ojo derecho y tuvo daños en el cerebro tras impactar contra la rampa de un camión del equipo que se encontraba bajada.
Emilio de Villota recuerda con lágrimas en los ojos aquella primera llamada de su otra hija, Isabel, el 3 de julio de 2012; las 17 horas de operación a cráneo abierto que le dieron a María 15 meses más de vida; las primeras palabras de su segunda vida; la segunda operación en La Paz y el legado que construyó en esa prórroga del destino, después de que el sueño y el trabajo de toda una vida se hubiese esfumado para siempre.
Por momentos, habla de María en presente, como si aún estuviera aquí, y es que los De Villota se siguen encontrando con ella en cada obra social que dejó iniciada, en cada voluntario, en cada persona que les recuerda lo que les ayudó el libro La vida es un regalo.

¿Cómo era María hasta aquella mañana de julio de 2012?
Yo creo que María, y he hablado pocas veces de esto de una manera tan profunda, era una piloto que, si tenía todas las herramientas, podía llegar a hacer cualquier cosa, pero necesitaba esa seguridad. En comparación conmigo, que, deportivamente hablando, era bastante inconsciente y asumía riesgos que quizás no se deberían asumir, María no era inconsciente. Ella necesitaba tener todo en su mano, empezando por la experiencia. Si se subía a un turismo, era capaz de hacer el mejor tiempo con 70 pilotos alrededor. Si María, al máximo nivel hubiera tenido todas las herramientas, hubiera dado la talla para estar ahí. En el test de Lotus [3 de agosto de 2011] la dio en condiciones en las que tenía en su mano todo lo que necesitaba, en una prueba seria, con un ingeniero serio y con una preparación profesional. Le llevó a un nivel como para que el equipo se quedase satisfecho y ella también.
Fuera del coche, María era muy trabajadora. Sus sueños no conocían límites y tenía la determinación de hacerlo. Y luego, contaba con unas cualidades personales extraordinarias. Tenía una empatía fuera de lo normal, cualquier persona que estuviera en su entorno, pasaba a ser de su equipo. Tenía un mimetismo y un aura especial, de persona grata y cercana. No había pantallas, era muy de verdad, no había postureo, ninguno. Era muy sonriente, de verdad, de corazón. No era una jugadora de ajedrez, sino que espontáneamente te ponía a remar con ella.
Tú estuviste siempre a su lado, ¿cuánto tuvo que trabajar para tener esa primera oportunidad con Lotus en 2011?
Cuando tienes una pasión por algo, el proceso no es duro, es que haces lo que haga falta para llegar. Hablamos de patrocinios, de prensa, de lo deportivo, de lo físico, de nutrición, de formación. María estudió Económicas, pero lo dejó al primer año y dijo que quería hacer Ciencias de la Actividad Física y el Deporte porque lo necesitaba para medirse con los mejores: "Tengo que ser una deportista completa". ¿Fue muy duro todo eso? Si lo miras desde fuera, quizás, pero desde dentro era una persona que tenía una determinación y un objetivo y que luchaba por ello. ¿Que hay muros? Sí, para saltarlos. Eso sí, no había descanso, no había un 'ya veremos…'. Ella con 16 años corrió un maratón, pero para ella fue un reto más. Muy cansado, pero no duro. Todas las cosas que ha ido haciendo durante su vida deportiva son los retos que cualquier persona que tiene un sueño decide afrontar. María decía que cada vez que empezaba de nuevo en un equipo tenía que demostrarles su valía, tenían que confiar en que su trabajo y su inversión estaban en manos de alguien que lo merecía. Era su trabajo, su ilusión. Si se hubiera planteado que era muy duro, se hubiese quedado en otras categorías o haciendo otra cosa, pero trabajó cada día por ello.
"Ella pensaba que durante las 17 horas de operación estaba pasando una prueba de F1 que tenía que superar"
Expiloto de F1 y padre de María de VillotaUn año después de aquel primer test al volante de un F1 con Lotus en Paul Ricard, vuestro mundo se para de repente. ¿Recuerdas cómo fueron las primeras horas?
Bueno… fueron muy duras. La primera llamada, durísima, la del accidente. Era el primer día de María con Marussia… que yo debería haber estado allí, pero para María era importante que fuera ella, no la hija de nadie. En este primer día de pruebas estaba solo su hermana Isabel. Cuando ve que María se precipita hacia el camión, Isabel, que estaba en la carpa del equipo, es la primera persona que llega a ella. Instantes después nos llama, te puedes imaginar en qué estado, pero sus palabras fueron 'María ha tenido un accidente muy grave. No sé si saldrá adelante. Venid para acá'. La sometieron a 17 horas de reloj de intervención craneoencefálica y reconstrucción. Nosotros llegamos a media tarde, todavía estaba en el quirófano y no sabíamos qué iba a pasar. Finalmente, cuando salió el doctor nos dijo que había entrado en una situación límite, que al ser muy joven pensaron que podía salir adelante, que había ido todo bien, pero que no podían prever cómo iba a estar. Al día siguiente la volvieron a intervenir y cuatro días después del accidente le quitaron las asistencias para ver si ella era capaz de respirar y qué persona nos íbamos a encontrar. María se recupera, respira y habla, y reconoce. A partir de ahí empiezas a tener la ilusión de que va a poder seguir adelante.
¿Cuáles fueron esas primeras palabras?
Las primeras palabras fueron en inglés. Estábamos su madre, Emilio, Isabel hija y yo. Isabel dijo 'María soy mamá, háblame en español'. No sé si ya es novela, o es realidad, pero lo que nos ha quedado es que María respondió 'Que se enteren que sé inglés, que nuestro dineriqui nos ha costado' (risas). Pero la verdad es que luego ella nos dijo que durante todo el proceso de la operación pensaba que era una prueba de F1, y que estaba sometida a un proceso entre psicológico, psíquico y físico con el que la estaban probando. Creía que era una prueba más de la F1 que tenía que superar.

Pero no acabó ahí el proceso médico.
Poco después, el médico le contó que había salvado la vida y que había sido un milagro y María le respondió: '¿Por qué no me has salvado el ojo? Usted es cirujano y opera con las manos, ¿no? Pues yo soy piloto y necesito mis dos ojos'. Entonces, el cirujano le insistió en que no sabía lo que había sido, que había llegado muy mal… y ahí María tiene que tomar conciencia de que su sueño se ha acabado. El castillo de naipes que había construido durante 15 años para llegar donde logró llegar, se cayó y tenía 102 puntos en la cara, por un ojo no veía, no tenía gusto y no tenía olfato. Y a eso le siguieron muchas noches de hospital, primero en Inglaterra, luego vino en un avión medicalizado e ingresó en La Paz. El Dr. Casado le dijo que le habían salvado la vida, pero que había cosas que debían mejorarse porque tenía unas esquirlas en el cráneo de restos del accidente. Yo en ese momento estaba con ella y le pregunté 'Si María fuera tu hija, ¿la operarías?'. La respuesta fue clara. Ella tenía 12 centímetros por dos de altura donde no había cráneo y la parte soldada estaba un poco girada. María dijo que delante.
"El día que ella fallece, se acaba la función; cerré el equipo de carreras y la escuela, y la vida cambia"
Expiloto de F1 y padre de María de VillotaOtra operación, desabrochar todo lo que habían abrochado… Todo salió bien, pero el médico dijo: 'Tenemos un año de margen. Si durante un año María va adelante, fantástico, pero debemos ser muy prudentes, no tirar las campanas al vuelo. Son palabras mayores por lo que ha pasado'. Eso fue diciembre y 10 meses después falleció como consecuencia de una de las heridas craneales, que le generó una epilepsia y murió instantáneamente. La segunda llamada que nos hacen, en este caso la que era su mánager, Arancha Yagüe: siete y media de la mañana, entre gritos y sollozos. No podía contenerse, fue terrible el estado en el que me dio la noticia. Terrible… Ahí María nos dejó.
Esos 15 meses fueron un regalo, como ella misma dijo, ¿llegaste a vivirlos como tal?
Te soy sincero, durante esos 15 meses no fui muy consciente del tema. María vivía, María tenía mucha actividad a pesar de sus dolores de cabeza y sus limitaciones. No se hacía marketing, si iba a dar una charla a cualquier lado te enterabas a título posterior. Salvo una vez que fue a dar un coloquio a una cárcel, porque le daba respeto contarles su historia a gente que lo estaba pasando mal y que tenía esos problemas. Pero decidió llevarles su casco, para que vieran de verdad por lo que pasó. El casco todavía tenía manchas de sangre en el interior, imagínate. Cuando se cumplió un año de su accidente, el 3 de julio de 2013, asistimos a un evento que celebró con los niños de la fundación. También dio una fiesta para anunciarnos que se casaría en agosto con Rodrigo en Santander. Pero cuando verdaderamente yo me quedé afectado y me cambió totalmente fue con su fallecimiento.
Isabel, su hermana, estaba en Alemania, y se cogió un avión para venir al tanatorio. Dijo unas palabras preciosas donde comentó: "Damos gracias a Dios por habernos permitido que María esté con nosotros durante estos 15 meses". A partir de ahí, creo que todos cambiamos un poco… yo, personalmente, muchísimo. Fíjate que he tenido momentos en la vida delicados, porque he tenido enfermedades límites, pero al día siguiente amanece y se te olvidan las cosas. Desde que María tiene el accidente, hasta que fallece, la escuela de pilotos sigue, el equipo de carreras sigue e incluso ella venía a algunas actividades y casi la vida continuaba. Habíamos sufrido de una manera importante, pero todo seguía. Pero el día que ella fallece, se acabó la función. Ese día paramos la escuela, el equipo de carreras y la vida cambia.

En esos 15 meses a ella le dio tiempo a construir o a iniciar todo un legado, a escribir un libro, a casarse. En definitiva, a vivir…
Esos 15 meses que estuvo con nosotros fueron la locura. Todo su carácter y su personalidad los volcó en echar un cable a los demás. María estaba empezando a recuperar su vida con toda la cara hecha polvo y nos llamó nuestro primo Javier para contarnos que había fallecido su hijo de tres años y medio de una enfermedad neuromuscular mitocondrial degenerativa. María quiso ir al cementerio y estaban en la puerta paparazzi intentando las primeras fotos, metimos el coche en el garaje, se puso un sombrero, las gafas y se tumbó en la parte de atrás. Allí, en el cementerio de Torrelodones, María decidió que su vida iba a ser ayudar a estos niños. Su reflexión fue 'He tenido 34 años de una vida súper intensa y sigo aquí, y este niño con toda una vida por delante se nos ha ido'. María hizo la pulsera solidaria y con los fondos, que creo que fueron alrededor de 15.000 euros, se puso en funcionamiento el programa Primera Estrella, que consiste en ayudar a niños que en su práctica totalidad son terminales antes de alcanzar los 10 años, pero durante ese tiempo se les puede dar una calidad de vida con tratamientos de fisioterapia que les ayudan. Incluso algunos pueden incorporarse al colegio y hay uno en la fundación que ha superado los 20 años y es campeón de España de remo en Paralímpico. María se dedicó a estos niños, incluso a ir a los congresos médicos, a las terapias de los niños, de verdad, no para salir en las revistas y que dijeran que era solidaria.
Un miércoles se va a Sevilla porque tenía una conferencia con una empresa de trabajo temporal y posteriormente una conferencia en la fundación 'Lo que de verdad importa'. Dos horas antes de la conferencia, ese viernes, ella fallece. A partir de ahí, nos ha cambiado bastante la vida…, a mejor. Cada uno de la familia lo hemos asimilado de distinta manera, pero creo que a todos nos ha hecho mejores. En la medida de lo posible, estamos intentando dar continuidad a las iniciativas que María puso en marcha. Hoy en día el 'Legado de María' ha financiado más de 20.000 terapias. En el comedor social de Vallecas de la Parroquia de San Ramón Nonato, durante la pandemia, se repartieron más de 1.000 comidas diarias, ahora estamos en unas 100 diarias; se han creado seis hogares para acoger a familias y mujeres en situación difícil; se creó una campaña de recogida de alimentos en la carrera de 10 km del Jarama, cuyas inscripciones van a parar a la fundación de estos niños y los kilos de comida se reparten en una casa de acogida de mayores. Estamos tratando de encauzar lo que María ha generado para seguir dándole continuidad a lo que ella imaginó.
"Cuando ocurrió lo que ocurrió, tenía unas ganas enormes de leer su libro. Lo abrí y me quedé de piedra; es como si te dieran un manual de lo que va esto"
Expiloto de F1 y padre de María de VillotaCreo que no fue hasta que ella falleció que no leíste el libro que escribió, ¿qué descubriste en él y qué te cambió?
María cuando recibe el libro nos llama por teléfono para contárnoslo. Nos dijo que quería venir a vernos y dedicarnos uno a su madre y otro a mí. Pero eran las 22:30 de la noche, y al día siguiente se iba a Sevilla. Le dijimos que era tarde y que ya cuando volviera lo disfrutábamos y lo veíamos bien. Pero ella insistió que le hacía mucha ilusión ir en ese momento. Se presentó, nos firmó el libro y yo lo ojeé. Yo soy poco lector, y como ya me había mandado capítulos que tenían que ver con su vida deportiva para contrastar fechas y cosas así, creí que más o menos sabía de qué iba el libro, ojeé las fotos… vi la de su cráneo y le dije: '¡Ostras, María!'. Y me respondió: 'Sí, papá, es que la vida no es Bambi y quiero que la gente sepa lo que de verdad es'. Cerré el libro y se acabó. Pero los días siguientes ocurrió lo que ocurrió. Al volver de Sevilla tenía unas ganas enormes de leerlo porque era la manera de estar más cerca de María. Lo abrí. Primera página… la bomba (silencio prolongado). 'Y un día te das cuenta de que vivías dormido, pasabas a ciegas, sentías a medias. Si un accidente ha parado en seco tu vida, sabes de lo que estamos hablando…'. Y luego la siguiente página 'Yo era piloto. Corría mucho, a gran velocidad. Tan rápido, que apenas calaban en mí las miserias de la vida…'. Entonces, me quedé de piedra. A pesar de haber vivido 34 años con María, no solo como padre e hija, sino además como cómplices de una vocación y de una actividad diaria, no hablábamos de cosas más importantes y ahí estaban todas. Es como si te dieran un manual de qué va esto. Y ella se despide diciéndote 'No he escrito este libro de puño y letra para reivindicar mi vida, sino la vuestra'. Y termina diciendo 'Decide si quieres solo llegar o pasear este increíble camino'. Y esa es María…
¿Cuánto la echáis de menos?
Sorprendentemente, no la echo tanto de menos porque es como si no me planteara que no está aquí. Nos ha dejado tanto… que el decir yo la siento presente parece una frase muy solemne, no me la planteo, pero la realidad es que diariamente convivo con lo que ella nos dejó y con ella, con todo lo que hizo. El libro es su verdadero testamento y su obra. Mario Alonso Puig dijo: 'Cuando un barco se va, hay un momento que dejas de verlo, y no es que el barco ya no esté, es que no lo ves'. No sé si esto tiene algo que ver, pero es como si estuviera. Simplemente, la sentimos…

¿Cómo crees que le gustaría ser recordada?
(Pausa de varios segundos) Como hija, como hermana, como amiga y piloto. Importante lo de piloto para todos con los que convivió en esa actividad. Que la reconozcan como uno de ellos, no como una persona de paso, que recuerden de lo que era capaz en pista. Yo creo que a ella le gustaría. Y luego como mujer de familia total, muy amiga de sus amigas, muchísimo.
Tuvisteis un litigio con Manor Marussia hasta 2017, ¿os quedó la sensación de que se hizo justicia?
Bueno… yo prefiero en vez de hablar de justicia, hablar de reconocimiento. El equipo Manor reconoció su error, causante… No sabemos si algún otro piloto hubiera sido capaz de evitarlo pero María no hizo nada que provocara lo que ocurrió. No funcionó el neutro, no se dieron una serie de circunstancias, María no aceleró… Durante mucho tiempo hicieron lo posible porque prescribiera y solo en el último momento, cuando decididamente se va a juicio, es cuando aceptan un acuerdo y ese reconocimiento para nosotros era muy importante. Era la consideración de que María era una piloto y que ella no provocó el accidente. Dentro de ese acuerdo había una cláusula de no hablar del accidente más allá del comunicado que allí se dijo y nosotros no queremos hacer leña de eso, porque todos cometemos errores y se dieron una serie de circunstancias trágicas, pero la vida sigue. No sabes el destino lo que a cada uno le guarda, porque lo que María ha dejado, ha dado, nos ha transmitido, es consecuencia de toda su vida, de lo que ocurrió, de lo que no, de sus éxitos, de sus frustraciones… Con todo lo que ocurrió, se ha convertido en una referencia para todos, los sanos y los enfermos, y yo creo que eso tiene mucho valor.
Yo, como María pone en su libro, no veía. Todo lo que veía era el mundo del motor, que creo que nos pasa un poco a todos en una vida que es muy exigente, hay que salir adelante, la familia, sueños materiales, etc. Es una huida hacia delante, pero no te das un día de reflexión. Corremos el riesgo de no tomar contacto con la realidad, porque muchas veces no es atractiva. A María creo que sus noches de hospital la hicieron pensar bastante, con gente chillando por las noches, que no tenían familiares que fueran a verles, que estaban desesperados… Tú no puedes salvar el mundo, pero puedes echar un cable. Hay gente anónima que nos para por la calle a mí mujer y a mí y nos pregunta si somos los padres de María. 'No saben lo que me ha ayudado. Me dejaron su libro… ya pueden estar orgullosos'.
"Me hubiera gustado ser más consciente durante esos 15 meses; piensas que todo sigue"
Expiloto de F1 y padre de María de VillotaEs muy fuerte que a María no se la conoce tanto porque llegó a la F1, que se la conoce, sino por cómo trascendió su segunda vida. Lo hizo por eso que ahora está tan de moda que se llama resiliencia, por salir fortalecida de una cosa grave que te ha ocurrido. Si la resiliencia tiene un nombre, se llama María, porque hizo de su dolor, virtud para los demás. Se convirtió en una mujer bella por dentro y por fuera con un parche. Y eso hace que estemos hablando hoy, estamos aquí por María. Ella es la que tiene algo que decir a los que nos van a leer, que a lo mejor otros no se lo dicen, o no es creíble. Es la historia de una mujer que durante 15 años se dedica a una cosa impensable -siendo mujer, aún más impensable- y el día que lo consigue, se destruye y te cuenta otra historia. Y lo que te cuenta lo ve más con un ojo que con dos, y lo hace para ti, para reivindicar tu vida, para que, si te vale de experiencia, que no se te olvide del todo, porque esto es lo que hay.
¿Te quedó algo por decirle en esos 15 meses de regalo?
Puf… es para matarme. Para matarme que habiendo vivido 33 años con ella y habiendo tenido este toque de atención de un año y tres meses no fuese capaz de ver en sus ojos. María siempre fue una mujer bastante de verdad, sentida de los problemas de los demás. A mí no me extrañaba tanto lo que estaba haciendo en aquel tiempo. Le decía que era una crack, pero ella me respondía: 'No, el crack es Javier, el padre que se le ha muerto su hijo y ahora está dedicado a los 200 niños que hay en España con esa misma enfermedad, con la Fundación Ana Carolina'. María era eso, siempre sonriendo y siempre no dando importancia a las cosas. Como yo no soy así, no era consciente de lo que ella estaba haciendo. Yo le acompañaba a algunos sitios, a algunas conferencias, pero siempre como el que ve los toros desde la barrera. Inconsciente. Pensando en el equipo, las carreras, los presupuestos, los coches, siempre económicamente muy pillado y eso te hace estar siempre activo y creativo, y no te das cuentas de las miserias que caen sobre tu casco como gotas de lluvia. Me hubiera gustado ser más consciente durante esos 15 meses. Lo fui, pero cuando convives con una persona que es así, a pesar de que tenía el parche, piensas que es la pera y que todo sigue.

Antes de irse a Sevilla, le pidieron participar en un calendario de la Fundación Talita con un niño con Síndrome de Down y vinieron a hacerla a la nave donde teníamos la Escuela. Estuvieron fotografiándoles con el Fórmula 3, y acabábamos de llegar de una carrera y estábamos pendientes de poder sacar todo del camión y demás. Por dos veces bajé de la oficina para meterle prisa. Tú sigues con tu rollo y ella estaba en otro rollo: 'Tranquilos, ahora vamos a atender a este peque y vamos a hacer una foto que transmita'. No era consciente, era un poco distinta, pero seguía siendo María, con una sensibilidad renovada, pero ella. Ahora, cuando se va, entonces sí que se baja el telón y se acaba la función. 'La pelota está en tu campo y yo ya no la juego por ti'. María nos ha dejado a todos ese mensaje. Cada uno hacemos con él lo que veamos y al mismo tiempo hay que seguir la vida, porque está ahí para vivirla, pero te das cuenta de que puede ser más que una agenda, que no solo es consumirla. Es como tomarte un refresco consciente o inconsciente, sin saborearlo.
Si pudieses volver atrás, a esa María pequeña que empezaba con el karting y soñaba con grandes cosas, ¿harías algo diferente?
Cada persona es única y los padres corremos el riesgo de reencarnarnos en nuestros hijos, y es un error. No hay que decirles lo que tienen que hacer, sino estar detrás de ellos y estar ahí cuando toque. Yo no quería que ella corriese, me habría gustado que fuera Olímpica, tenista, que jugase al baloncesto, al balonmano, que fuese atleta. ¿Corredora de maratón? Habría ido a todas sus carreras. ¿Correr? Se depende de mucha gente, muchos intereses y hay riesgo. Yo le dije esto a María. Le dije que con lo que ella era, lo que decidiera, iba a ir hasta arriba, que si estaba segura de hacer esto, que si quería correr dependiendo de tanta gente para lograrlo. Me dijo 'Es que eso es lo que me gusta, que a parte de mi esfuerzo, sea capaz de conjugar todo esto'. Le respondí que ella vería lo que hacía, que no le podía conseguir patrocinadores, que la podía ayudar, pero que ella tenía que hacerlo por su cuenta, hablar con la prensa, ir a las presentaciones de los equipos, etc. El día de su estreno con Manor en el aeropuerto de Duxford ella quería que yo no fuese. Sí quiso que fuera el día de Lotus, pero por compartirlo conmigo, no para que la aconsejara. Corrí con ella el maratón en su día, la llevé a clases de tenis con Andrés Gimeno, a hacer vela a Palma, a campus de baloncesto con Fernando Romay… he pretendido que hiciera deporte, pero a ser posible, todos menos este. Le dije que cada año sería volver a empezar, que no valía con ganar un año, que la temporada siguiente el presupuesto se multiplicaría por un 25% como mínimo, sino era más. Pero ella quiso seguir este camino hasta el final.