Nikola Tsolov, el alumno aventajado de Fernando Alonso que rompe moldes
El joven piloto de 16 años viene de un país sin tradición automovilística, ganó su primera temporada en monoplazas y en 2023 da el salto a la Fórmula 3.
Cuando Nikola Tsolov abrió los ojos por primera vez en Sofía, capital de Bulgaria, cuatro días antes de Navidad, Fernando Alonso llevaba como bicampeón del mundo dos meses y 24 horas. Nadie le habría dicho a ese niño de ojos ligeramente rasgados que se subió por primera vez a un kart con siete años en las afueras de una ciudad que apenas pasaba del millón de habitantes por aquel entonces, que 16 años después iba a ser una de las promesas del automovilismo internacional. Y menos aún que estaría bajo el paraguas del piloto asturiano y su proyecto de formación y gestión de talentos, A14 Management.
Hijo de una profesora de música y un padre informático que siempre soñó con ser astronauta, este joven es uno de esos talentos que emergen prácticamente de la nada. Nacido y criado en un país de 6,8 millones de habitantes, casi como la Comunidad de Madrid, y que ha vivido entre conflictos desde la Edad Media hasta la caída de la Unión Soviética, Tsolov se dejó llevar por la pasión de su padre por el karting. Pero no fue hasta que cumplió los 10 que empezó a competir. Tardó tres años en correr fuera de su país, después de ser campeón nacional en sus dos primeras temporadas.
Pero el joven búlgaro rápidamente despuntó a nivel internacional, donde logró victorias en competiciones como las WSK o el Trofeo Ayrton Senna. Su llegada a DPK FA Karting en 2020, equipo gestionado por los hermanos Rodríguez, le cambió la vida. Los dos asturianos se fijaron en la rapidez y el talento natural de Tsolov e informaron a Fernando Alonso, amigo desde hace años.
"En Bulgaria el automovilismo no suele ser muy popular, pero aun así existe, así que todo empezó allí. Nuestra familia nunca estuvo realmente relacionada con el motor, pero yo fui una o dos veces a un karting de alquiler y me gustó mucho. Así que cada vez que me iba bien en la escuela, mi padre me llevaba a conducir un kart. Recuerdo que al principio me daba bastante miedo ir muy rápido en la recta, pero en seguida empecé a mejorar y por eso decidimos seguir adelante", recuerda el joven piloto en conversación con Relevo.
Un WhatsApp que le cambió la vida
A finales de 2021, mientras Tsolov y su padre andaban buscando apoyos para la que sería su quinta temporada en karting, durante la que, si se alineaban los astros, intentarían probar un F4, un WhatsApp les cambió la vida.
Una persona que decía llamarse Fernando Alonso Díaz escribió al teléfono del chaval: quería hablar con él y con su padre. "Fue sorprendente. Como si hubiera salido de la nada, un bicampeón del mundo de F1 quería hablar conmigo. No me lo podía creer. Al principio pensé que era un fake, pero el mensaje estaba muy bien escrito y era amable", recuerda el búlgaro. Lo que el asturiano les propuso era irrechazable: Nikola sería parte de la nueva agencia de representación y coaching que estaba montando el asturiano, les ayudaría a buscar patrocinadores y daría el salto a la Fórmula 4 española. Dicho y hecho.
"Es un tipo muy amable, súper humilde y cuando le conocí por primera vez esperaba que fuera más engreído y demás, porque es un piloto de F1, ya sabes, dos veces campeón del mundo, pero todo lo contrario. Es súper humilde y al final es una persona, como todos los demás, no es un alienígena ni nada parecido. Es un tipo súper sincero y motivador cuando habla conmigo. Y eso se lo agradezco muchísimo", subraya Tsolov sobre su mentor.
Llegar y besar el santo
Aunque llegó a la F4 española con muchísimas menos horas de pruebas que sus rivales de parrilla, Tsolov impresionó desde el comienzo y se llevó su primer título como piloto de monoplazas en su primera temporada con este tipo de coches. Pero, el búlgaro deja claro que sumayor reto en 2022 no fue adaptarse a unos vehículos que nada tenían que ver con los karts en los que había competido hasta entonces, sino encontrar los patrocinadores que le apoyasen en el salto hacia delante. "Nunca nos ha resultado sencillo e incluso ahora es realmente difícil. Pero gracias a ellos puedo seguir soñando en este deporte", afirma.
"Fue una temporada muy buena en general, probablemente mi mejor temporada en el automovilismo. Empezó difícil, especialmente mis dos primeras pruebas en F4. Saltar del karting fue un paso muy grande, pero me las arreglé para hacerlo bien, aprender mucho con el equipo y luego seguí mejorando hasta el final. Probablemente la primera carrera del año no fue fácil porque tenía la velocidad, pero obviamente no tenía el control de todo, todo era nuevo para mí: la salida desde parado, los adelantamientos, las carreras ajustadas, la gestión de todo en general", reconoce el joven piloto.
"Tan pronto como llegas a la victoria una vez, se hace más fácil a partir de entonces y también creo que un momento difícil para mí fue después de las vacaciones de verano. Tuve un par de carreras complicadas. Mis compañeros de equipo se estaban acercando mucho, ellos también estaban mejorando, pero al final conseguí volver a subir a lo más alto del podio y llevarme mi primer título en monoplazas".
Solo volvió a Bulgaria por Navidad, con la copa bajo el brazo. A las carreras viaja con su madre la mayor parte del tiempo, y su padre se apunta en ocasiones: "Así vamos funcionando". Y a su edad los estudios son uno de los retos que gestionar cada curso, ahí entra A14 Management a echarles una mano... y su abuela.
"Yo estoy ahora concentrado al 100% en competir, pero no podemos olvidar el colegio, por lo que sigo estudiando y haciendo mis exámenes al final de cada año. Ya solo me quedan tres años y seré libre (risas). Es complicado porque no encuentras demasiado tiempo para estudiar, pero con la ayuda importante de mi abuela, que era profesora y me ayuda muchísimo a ir sacando las asignaturas, lo voy consiguiendo", asegura.
Un espejo en el que mirarse
Tsolov reconoce que no ha seguido la F1 desde que era niño, "probablemente desde 2018 o así", pero que ha vuelto a visionar las carreras de Alonso desde entonces y que cada vez que habla con el asturiano o coinciden personalmente es un evento (el primero fue en las 24h de Dubái de karting, donde corrieron juntos) es una buena dosis de aprendizaje.
"Aprendo muchísimo de él. Es un piloto con miles de experiencias de todo tipo: ves cómo reacciona, lo que hace, la manera en la que plantea la carrera y todo eso, además de esos pequeños detalles con los que puede cambiarlo todo", apunta. "Hablamos después de cada test o carrera para ver qué tal ha ido, qué puedo mejorar y cosas así, por lo que estoy en contacto con él en todo momento".
Dentro de las decenas de conversaciones, consejos y análisis de los últimos 12 meses, Tsolov se queda con uno. "Me da muchos consejos que son muy positivos y no podría decir cuál es el mejor, pero me gusta mucho uno que es 'Pase lo que pase con tu coche, está en tus manos dar tu mejor versión, hacer siempre el mejor trabajo posible, aunque el coche no sea el mejor'. Por ejemplo, si tu coche es suficientemente bueno como para acabar 5º, tienes que acabar cuarto; necesitas acabar por delante de lo que se supone que vas a acabar. Tienes que ser diferente, tienes que ser especial en comparación con el resto", recuerda.
"Obviamente, nunca he tenido demasiada presión, simplemente estoy cada vez más motivado. Cada vez que estoy con él y hablo con él, eso me motiva y no siento presión como tal, lo cual es positivo. Esto me permite centrarme en mis cosas y no preocuparme por nada más, pero es muy especial lo que hacemos con él".
Un futuro prometedor que comienza con la F3 en 2023
Este año Tsolov dará el salto a la FIA Fórmula 3, el tercer peldaño de acceso a la F1, con el prestigioso equipo ART GP y con el apoyo de la Academia de jóvenes pilotos de Alpine F1, con quienes firmó un contrato a largo plazo en 2022. En el horizonte, el objetivo solo es uno: llegar a ser piloto de Grandes Premios, el primero de la historia de un país cuya cultura es un crisol de influencias y mezcolanzas y donde el fútbol es la única referencia para jóvenes como él. Pero el camino no es corto, ni sencillo.
"El objetivo de todo piloto es estar en F1, obviamente, y también es el mío. Quiero ser el primer piloto búlgaro que corre en F1 y trabajo para ello. Si algún día lo consigo, estaré muy, muy contento, pero una vez que llegas tus objetivos cambian y lo siguiente en lo que piensas es en ganar una carrera; luego en ganar el campeonato, luego en romper récords, etc. Así que queda todavía un largo camino por delante y espero seguir soñando", subraya.
"Estar donde estoy es ya algo especial y genial, porque vengo de un país que no tiene mucha tradición en el motorsport ysoy en cierto sentido único y el primero en haber alcanzado un nivel como este. Así que estoy muy contento de apoyar a mi país y espero que muchos otros pilotos se animen a hacer estas cosas".