El épico duelo entre Fernando Alonso y Michael Schumacher en Ímola se hace mayor de edad

Fernando Alonso malacostumbró durante muchos años a los seguidores de la Fórmula 1 a estar muy presente en los podios. En su palmarés figuran 102 presencias en el cajón, de las cuales 32 fueron en lo más alto. Es cierto que hace diez años que no consigue un triunfo en el Gran Circo, pero también lo es que esta temporada está más cerca que nunca desde entonces. El asturiano acumula cuatro terceros puestos en cinco carreras este curso, aunque siempre a bastante distancia de los Red Bull, intratables por el momento. Esta semana visitan Ímola, un circuito en el que todos los equipos preparan mejoras en sus monoplazas y que hace ahora 18 años vivió un duelo épico entre el asturiano y Michael Schumacher. 

Echar la vista atrás para recordar épocas mejores es habitual entre los aficionados de un deportista o un equipo. Sirve como cicatrizante de las heridas presentes. En el caso de Fernando Alonso, uno de los mejores recuerdos que dejó sobre un trazado en la Fórmula 1 sucedió en el Gran Premio de San Marino de 2005. El circuito de Ímola daba sus últimos coletazos en la principal competición automovilística del planeta (no acogió carreras entre 2007 y 2019, ambos inclusive) y el asturiano jamás se había subido al podio allí.

Por aquel entonces, Alonso lideraba el equipo Renault, que buscaba acercarse a los Ferrari, auténticos dominadores del campeonato en el inicio de siglo y que contaban con un Michael Schumacher que sumaba cinco entorchados consecutivos. Los galos habían construido un buen coche y el inicio de aquel Mundial fue casi inmejorable para el actual piloto de Aston Martin, que sumó dos victorias y un tercer puesto antes de llegar al trazado transalpino.

VÍDEO del duelo Alonso-Schumacher en Imola 2005

Allí las cosas no empezaron mal, con un segundo puesto en parrilla por detrás de Kimi Raikkonen. El heptacampeón alemán, por su parte, estaba firmando el peor inicio de campeonato de su carrera y partía desde la 14ª plaza, lo que le restaba muchas opciones de victoria en un circuito poco dado a adelantamientos. Sin embargo, la carrera fue otra historia.

Schumacher logró superar sin muchos problemas a un buen puñado de pilotos y, aprovechándose de la buena estrategia de su equipo en las paradas en boxes, se situó a la estela de Alonso a once vueltas para el final. Con mejores ruedas y mejor ritmo, parecía cuestión de tiempo que el de Ferrari superase al asturiano, al que solo le quedaba defenderse de los ataques del desatado campeón alemán. Y lo hizo.

Cuando el de Hermülheim intentaba meter su coche rojo en algunas de las curvas, el de Oviedo le cerraba las puertas. Así una y otra vez hasta que ambos vieron la bandera a cuadros casi a la par. Poco más de dos décimas de segundo les separaron en meta, una distancia ridícula en un deporte como la Fórmula 1. Meses después, Alonso celebraba el primero de sus dos títulos en el Gran Circo mientras Schumacher se tenía que conformar con una discreta tercera posición.

El duelo en el circuito italiano se repetiría un año después, aunque con los papeles cambiados. En 2006 fue el asturiano el que apretó a Schumacher, que sí se mostró más competitivo durante todo el campeonato y en Ímola pudo celebrar la victoria, una de las últimas en la Fórmula 1. El desenlace de aquel campeonato fue el mismo y Alonso se convirtió en bicampeón del mundo.