La inoportuna (e infantil) queja de Lance Stroll: "Parecemos de otra categoría"
Su compañero Alonso demuestra en Japón que las mejoras de Aston Martin funcionan, mientras el canadiense echa la culpa al coche y se va sin puntuar.

Cuatro niños ocupan una mesa de uno de los motorhome del paddock de Japón. Ataviados con gorra del circuito, mochilas de excursión, acreditación en cuello y sonrisa en boca, los pequeños no pueden esperar a que arranque el Gran Premio. La escena mejora cuando Fernando Alonso irrumpe y les choca la mano, sonriente, uno a uno. A los cuatro niños y a un quinto. El español tiene el mismo gesto cariñoso con su compañero Lance Stroll, que está sentado entre dos de los críos en la mesa.
Todos ríen con esta pequeña broma del asturiano que tanto le define: bromista y vacilón. El gesto es de buen rollo entre ambos, lo han reconocido en muchas ocasiones, y no es ni mucho menos un signo de desprecio. Lo cierto es que Lance Stroll sí tiene a ratos ramalazos de niño pequeño, como demostró el pasado fin de semana durante la carrera en Japón, cuando veía que no le salían las cosas.
"Es increíble lo mala que es nuestra velocidad en las rectas tío. ¡Parece que somos de otra categoría!" Su mensaje por radio a su ingeniero ha sido uno de los momentos del Gran Premio y tiene una sola interpretación: pura frustración, ya que las cosas no le salen al canadiense este año, que se fue sin puntos de Suzuka al terminar duodécimo tras caer en Q1 y clasificar decimosexto. Además, solo ha logrado este año nueve puntos en cuatro carreras. Ser compañero de Alonso nunca es fácil.
🗣️ Stroll por radio:
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"Es increíble lo mala que es la velocidad en recta. Es como de otra categoría"#JaponDAZNF1 🇯🇵 pic.twitter.com/wXEznkMalK
Corría la vuelta 48, quedaban solo cinco giros y Stroll se desesperaba persiguiendo a Yuki Tsunoda por la décima posición, el último puesto que daba acceso a puntos. Al final, no pudo pasarle y no pudo añadir ni una mísera unidad a su casillero. De hecho, trató tan mal sus ruedas que ni pudo superar al piloto nipón y, además, fue superado por Kevin Magnussen, que se le alejó hasta cinco segundos en un par de vueltas.
Su mensaje por radio recuerda a alguno con muy mala baba de Alonso en el pasado en su oscura época en Mclaren Honda. Aquel coche era una lata, no como este veloz Aston Martin, y resulta comprensible que el asturiano cargara contra ese tractor, quejándose de que tenía un motor de segunda categoría: "GP2 engine, GP2 engine". La diferencia es que los gritos del español en el pasado se sustentaban y los de Stroll no: su compañero le metió casi un segundo por vuelta, la diferencia más holgada de la parrilla.
Dos mentiras de Stroll
Stroll 'raja' de su coche en el momento más inoportuno: cuando Aston Martin hace un esfuerzo por implantar unas primeras mejoras que funcionaron este fin de semana en Japón. O al menos Alonso demostró que sí han dado un paso adelante. La diferencia entre ambos compañeros fue grosera: un sexto puesto del asturiano por un duodécimo del hijo del propietario de la escudería.
¡Tremenda comparativa entre la vuelta de Alonso y la de Stroll en la Q1! 😮#JaponDAZNF1 🇯🇵 pic.twitter.com/3Z72Jr66mO
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El Aston Martin no es de otra categoría y sí que corre en recta. Dos mentiras a la vez soltó Stroll por radio. De hecho, la velocidad punta de su monoplaza fue de 333 km/h en plena recta, por los 330 km/h de su rival Tsunoda. No es el punto fuerte del AMR-24, pero muchas escuderías querrían esos datos. ¿Por qué el japonés no pudo adelantarle si tenía un coche con menos punta de velocidad?
Protección desde el equipo
"Lo hemos analizado", replicó el equipo ante las quejas del canadiense. Mike Krack, jefe de Aston Martin, reveló tras la carrera que "hay diferencias muy pequeñas en términos de rendimiento en línea recta y la aceleración a la salida de las curvas es diferente". Básicamente, Tsunoda salía mejor de la última curva y, por eso, Stroll nunca podía cogerlo, porque traccionaba peor.
"Muchos de esos comentarios vienen de situaciones como esta", explicó Krack, que zanjó el tema diciendo que los dos tienen un coche muy similar en términos de potencia. "Miras los datos y ves que todos los coches son muy similares", sentenció. Tanto el jefe de equipo como los ingenieros protegen a Stroll.
En las radios, se ve cómo actúan como padres protectores que temen que su hijo se junte con compañías mareantes y peligrosas o que salga hasta altas horas de la noche. Su tono de voz durante los mensajes por radio al piloto evidencia esa protección. Durante las últimas vueltas, le comunicaron que puntuaría si mimaba sus neumáticos. Stroll no hizo caso: apretó de más, maltrató sus ruedas y, no es que no adelantó, es que perdió un par de posiciones. Como un niño.