FÓRMULA 1

Los secretos de Adrian Newey, el 'Miguel Ángel' más deseado del motor que ha puesto a la F1 patas arriba

El ingeniero, que sigue diseñando monoplazas con papel y lápiz, es el más laureado de la historia por dominar la competición en diferentes épocas y lograr 25 Mundiales.

Adrian Newey, con su libreta roja y el RB19 de fondo. /AFP
Adrian Newey, con su libreta roja y el RB19 de fondo. AFP
Jorge Peiró

Jorge Peiró

"Nací en 1958 y entré en la mayoría de edad en un mundo locamente cegado con los coches de carreras: Scalextric, Fórmula 1, Rally de Montecarlo... A los diez años vi un Lamborghini caerse por una montaña y Mini Coopers en 'The Italian Job'. Entonces Kowalski metió la quinta marcha en su Dodge Charger para acelerar y escaparse de la policía en 'Vanishing Point'. Grité de locura: "¡Tiene otra marcha más!". Devoraba 'Autosport', la biblia semanal del automovilismo. Con seis años, ya había decidido que mi futuro era el motor. Tenía doce cuando sabía que quería diseñar coches de carreras".

Y los diseña como nadie: con papel y lápiz, a la antigua. El arranque de la autobiografía de Adrian Newey (1958) no puede representar mejor al ingeniero más laureado de la historia de la Fórmula 1. El título 'Cómo construir un coche' dibuja su personalidad: un nombre sencillo como el británico pues cuentan que, en las distancias cortas, es más bien poco hablador. Un título trivial de un libro para lo complicado que es en realidad diseñar un coche de carreras.

Debajo del título, una frase a modo de subtítulo en portada reza algo como 'El mejor diseñador de F1 de su época y de cualquier otra'. Newey odia los piropos y que le digan que es un genio así que, evidentemente, la frase no es suya sino de 'The Sunday Times'.

-"¿Puedes ver cómo afecta el aire a un coche de carreras?"

-"No, por supuesto que no. Puedo dibujarlo, puedo dibujar bien las cosas a través del 'ojo de mi mente' (...) Pero hay otros ingenieros del equipo que también saben".

El ingeniero de Red Bull, que se desvinculará del equipo a principios de 2025 tras casi 20 años, demostró en esta entrevista con la BBC el pudor que le da reconocer sus infinitas virtudes: interpreta el reglamento mejor y antes que nadie. La mente de Newey ha sido capaz de crear el coche más rápido de la parrilla en diferentes épocas con diseños rompedores para sumar un total de 25 Mundiales: 13 de pilotos y doce de Constructores desde 1992. Su equipo premia a sus ingeniosos diseños con unos nueve millones de euros anuales, según The Guardian.

Adrian Newey, con su inseparable libreta roja.  AFP
Adrian Newey, con su inseparable libreta roja. AFP

Es fruto de combinar arte, diseño, números y matemáticas. "Mis pasiones se forjaron en casa", sigue en su libro, pues su padre era un fanático de los coches y llenaba su jardín de Mini Coopers y Jaguars en Stratford-upon-Avon, Reino Unido. Aún siendo adolescente, Newey ya era un improvisado diseñador de coches, antes de ingresar en la Universidad de Southampton.

Entre ambulancias y un veterinario

El gurú de la aerodinámica sacó de su padre, veterinario, el interés que tenía por las matemáticas y la ingeniería y de su madre, que fue conductora de ambulancias durante la Guerra, extrajo la faceta artística. "Necesitas la combinación de la parte artística y la creativa con disciplina de ingenierías y un lado analítico", revela Newey que, en su escaso tiempo libre, se pasa al pincel y hereda la vena familiar de su madre, dos abuelas y hermano, todos aficionados al arte. 

Adrian Newey, ajustando el RB20 en los tests de Baréin.  AFP
Adrian Newey, ajustando el RB20 en los tests de Baréin. AFP

Un 'Miguel Ángel' de los coches de carreras que ha esculpido obras de arte en pista. Ha diseñado monoplazas ganadores para Williams, Mclaren y Red Bull y ha regalado 'cohetes' a leyendas como Nigel Mansell, Alain Prost, Damon Hill, Mika Häkkinen, Sebastian Vettel y, desde 2021, Max Verstappen. ¿Pero cuál fue el primer coche que creó el británico?

Con solo once años, durante unas vacaciones "largas y solitarias", empezó a trastear con diseños que acabó convirtiendo en modelos realistas con metal y fibra de carbono. Ya desde pequeño tenía obsesión con los coches de carreras: "Mi mayor logro académico fue (no obtener el título) en francés porque me pasaba todo el tiempo dibujando y garabateando coches de carreras".

Newey es un hombre de pocas palabras que dice de forma directa lo que piensa y que le tiene aversión a las entrevistas con medios. Se aleja de la prensa pero se acerca todo lo que puede a lo que más le gusta, los coches. En concreto, a los ajenos, ya que su faceta más conocida es la de 'espía' en la parrilla. La imagen del ingeniero mirando fijamente los monoplazas de los rivales se lleva repitiendo carrera tras carrera, siempre pegado a su inseparable libreta roja.

Submarinos y Copa América

Newey es capaz de ver lo que nadie ve. Parece que tenga rayos X cuando detiene su vista en otros vehículos. La observación es una de las claves de las innovadoras y brillantes ideas de este licenciado en aeronáutica y astronáutica: "Siempre es importante tener los ojos abiertos y mirar a tu alrededor. A veces la inspiración puede venir literalmente de estar en un aeropuerto, mirar un avión y pensar: "Qué interesante". O incluso puede ser algo como un puente colgante, todo tipo de cosas. Creo que se trata simplemente de ser curioso. La curiosidad lleva naturalmente a la observación".

Red Bull, celebrando su último Mundial.  AFP
Red Bull, celebrando su último Mundial. AFP

Sin ir más lejos, el año pasado, cuando su Red Bull dominaba de forma abrumadora la categoría, el británico de 65 años decidió traer cambios al monoplaza para seguir dominando cuando lo normal hubiera sido dejar intacto el coche. Acertó porque, como él dice, "siempre hay que arriesgar, o se rompe tu coche o ganas, pero no puedes ser conformista". Lo de toquetear un coche campeón que ya arrasaba llevó a que el RB20 batiera todos los récords y ganara en 2023 todas las carreras del año menos una que les arrebató Carlos Sainz.

Newey está implicado en proyectos de Red Bull fuera de la Fórmula 1 como un Hypercar y un submarino

Con 65 años, las vitrinas llenas de títulos y la cuenta bancaria llena de ceros, Newey, lejos de retirarse, sigue implicado en proyectos de todos los colores en Red Bull: desde un submarino hasta el equipo Alinghi de la Copa América pasando por el nuevo Hypercar en el que se está centrando desde que el equipo anunció su marcha. Inspirado por un referente como Bernie Ecclestone, el ingeniero sigue el ejemplo de su padre, que se jubiló con la edad que tiene ahora Newey y terminó "un poco perdido".

La 'espina' con Ayrton Senna

"Soy como el último dinosaurio de la Fórmula 1 que sigue utilizando un cuaderno de dibujo". Adrian Newey usa métodos arcaicos contra los que el resto de ingenieros no parecen poder competir. Algo tan simple como papel, lápiz y su característica libreta roja. "Es con lo que crecí, como mi primer idioma. Si me pasara a un sistema CAD (programa informático usado para hacer planos y objetos en 3D), creo que siempre sería mi segundo idioma. No podría trabajar con la misma libertad y facilidad".

Adrian Newey, junto a Damon Hill, en su época en Williams.  AFP
Adrian Newey, junto a Damon Hill, en su época en Williams. AFP

Con papel y su lápiz nacen los bocetos y las mejores ideas que luego trasladan al ordenador un grupo de ingenieros. "Una vez que lo he hecho a mano alzada y estoy contento con la idea, lo llevo al tablero de dibujo y empiezo a dibujarlo como un dibujo de ingeniería", todo ello, insiste Newey, tras la norma de las 10.000 horas de intentos que ha citado en varias entrevistas. Repetir y repetir.

Adrian Newey no se arrepiente de nada en su carrera pero sí tiene una espina clavada con Ayrton Senna. La leyenda brasileña sufrió un accidente mortal en 1994 con un Williams diseñado por el ingeniero, al que le hubiera gustado "tener una relación más larga" con el piloto.

"Me gustaría haber tenido una relación más larga con Ayrton Senna"

El jefe de aerodinámica de Red Bull mantiene una admiración similar hacia Fernando Alonso, piloto con el que lamenta no haber trabajado en su carrera ya que le guarda un "enorme respeto". El asturiano, y todo el mundo del motor, admira a Newey. Solo hay que rezar porque se retire lo más tarde posible y siga diseñando cohetes con su prodigiosa mente.