Netflix enseña en 42 minutos el lado más cruel de la F1: "Red Bull no tiene clemencia, así funciona"
Uno de los capítulos de la nueva temporada de 'Drive to Survive' enseña el calvario que sufre un piloto cuando no da el nivel que se espera de él.

"Está claro que Nyck no está dando la talla. La pregunta es, ¿hacemos un cambio o no? Sé que es duro, pero creo que ha tenido tiempo más que suficiente". Christian Horner, jefe de equipo de Red Bull, habla en una mesa con el CEO de AlphaTauri, Peter Bayer, después de que uno de sus pilotos, Nyck de Vries, haya finalizado en la posición 17 en el Gran Premio de Silverstone, a mitad de temporada. El futuro de Nyck en la F1 se tambalea y Horner tiene poder sobre Bayer porque AlphaTauri es el equipo 'filial' de Red Bull. Es la persona que 'parte el bacalao'. Esta conversación, que graban las cámaras, se produce a espaldas del propio Nyck, que ignora en esos momentos que millones de personas van a ver en Netflix al mismo tiempo que él cómo le quitan su asiento de Fórmula 1. El sueño de su vida, a la basura y televisado en más de 100 países.
El drama de Nyck de Vries es el que han tenido que vivir decenas de pilotos a lo largo de la historia de Fórmula, pero desde hace seis temporadas se graba, se trocea paso a paso y se magnifica para todo el mundo a través de 'Drive to Survive', la serie de Netflix que ha revolucionado el mundo del deporte (otras disciplinas como el tenis o el golf han intentado replicar la fórmula) al empaquetarlo en una mezcla de documental y reality que engulle el espectador como si no hubiera mañana. Los deportistas, en este caso pilotos, son transformados en una especie de personajes de ficción que ayudan a vender el producto y conseguir más fans para la causa. Y entre estos personajes hay varios roles: el ganador insaciable, el gracioso, el villano, la joven promesa... y también el pupas, ese chaval con aura de 'looser'. A Nyck de Vries le ha tocado este último papel en la última temporada de 'Drive to Survive', de la misma manera que Horner lleva seis años desempeñando a la perfección el de villano. La diferencia está en que Horner está encantadísimo de desempeñarlo (aunque ahora que está siendo investigado, quizás no le venga tan como anillo al dedo)
El calvario de Nyck de Vries se retransmite en los 42 minutos del segundo capítulo de esta última entrega, estrenada como cada año como previa del arranque de la F1. Nyck es un piloto de 29 años que recibe con alegría una oportunidad de oro en la competición. Su currículum es intachable: campeón tanto de la Fórmula 2 como de la Fórmula E (categorías inferiores a la F1). Sus credenciales son claras, pero pronto su sueño se convierte en pesadilla. Durante el capítulo de 'Drive to Survive', Netflix documenta cómo el piloto holandés se las ve y se las desea para cogerle el truco a su coche, mientras a su alrededor crece el nerviosismo. A ese aura de perdedor, por supuesto, no ayudan sus palabras, en las que va reconociendo cosas como "No fui eficiente, lo pasé un poco mal" o "He hecho muchos errores". Su sinceridad juega en su contra porque le debilita.
Para cuando llega el sexto gran premio de la temporada, da la sensación de que la suerte ya está echada y que Nyck está prácticamente sentenciado. 'Drive to Survive' enseña entonces las primeras especulaciones sobre su futuro, en una rueda de prensa frente a un montón de periodistas. A Nyck le preguntan sobre la sintonía con sus jefes, sobre el feedback que recibe, a lo que él responde: "Apenas hemos hablado". El montaje del capítulo es una especie de muerte anunciada para el holandés porque estas palabras contrastan con el arco narrativo de Daniel Ricciardo (el gracioso), el otro protagonista del capítulo. El piloto australiano, niño mimado del propio Horner (él mismo lo reconoce ante las cámaras), empezó la temporada como piloto suplente de Red Bull a la espera de una oportunidad, y la serie ya te está diciendo desde el primer momento que es muy probable que Ricciardo acabe 'robándole' ese volante a De Vries.
La situación se hace particularmente dolorosa para Nyck en una escena grabada sobre una lancha que transcurre por el puerto deportivo de Mónaco, un trayecto que hacen tradicionalmente los pilotos cada año. En esta escena Nyck está acompañado entre otros por Sergio Pérez, piloto de Red Bull, y Adrian Newey, el director tecnológico de la escudería y para muchos el mago que ha diseñado y provocado la hegemonía que hoy en día tienen en la F1. Ambos escuchan atentamente los argumentos que da De Vries para autoconvencerse de que puede darle la vuelta a la situación. A su alrededor todos medio asienten con la cabeza, con tono serio y una mirada perdida, como si supieran algo que De Vries desconoce. Todos, a su lado, son más veteranos y saben cómo se las gastan en Red Bull. Piensan: "esta película yo ya la he visto, y no tiene buen final".

Red Bull, una trituradora de pilotos
Para entender mejor esta frase, hay que retroceder en el tiempo cuatro años y repasar la historia de Pierre Gasly, ahora piloto de Alpine, pero que en su momento tuvo la suerte (o la desgracia) de pilotar un Red Bull junto a Max Verstappen. La historia es muy parecida y está documentada también en la segunda temporada de 'Drive to Survive' (capítulo 5). Gasly tampoco pudo entonces con la presión y tuvo que aguantar cómo Christian Horner le apretaba por delante y por detrás mientras no conseguía los resultados que esperaba.
A Gasly probablemente le quedaron secuelas de aquellos seis meses, y Netflix lo sabe porque no dudó en tirar de sus palabras para verbalizar en este capítulo la trituradora de pilotos que puede llegar a ser Red Bull: "Red Bull no te da tiempo, no tiene clemencia, así funciona", dice convencido. También habla Alexander Albon, otro ex de Red Bull (ahora en Williams) que vivió algo similar (temporada 3, capítulo 6) y también sabe de lo que habla: "En Red Bull tu sitio nunca está seguro, en cuanto no rindes hay un reemplazo para ti".
El camino de Nyck de Vries queda sentenciado en 'Drive to Survive' con una llamada de Horner a Ricciardo que captan las cámaras. "Tengo algo que puede ser interesante para ti". Días después, Ricciardo se sube al volante de Red Bull para que la plana mayor compruebe cómo está de forma: "Sabe que todo el mundo en la fábrica va a estar viendo la data", pronostica Horner. De Vries, por supuesto, no está presente en la prueba.
La cosa sale bien para Ricciardo y Horner queda tan satisfecho que, inmediatamente, se reúne con su manager, en una escena también grabada por las cámaras de 'Drive to Survive': "Esa vuelta que ha hecho le hubiera puesto junto a Verstappen en la parrilla. Este es el Ricciardo que conocemos y no el de los dos últimos años. Nos gustaría verle en AlphaTauri a partir de la próxima carrera". En la siguiente escena, Horner ya está hablando con Ricciardo. "¿Estás contento con la decisión?", le dice, mientras se abrazan.
A unos cuántos miles de kilómetros, Nyck no sabe que ya ha perdido su asiento. Se entera días después, no sabemos si por boca de su equipo o por un tuit oficial ('Drive to Survive' no lo deja claro). El capítulo cierra con una entrevista al propio De Vries, en el estudio de grabación, cariacontecido: "Duele, es algo con lo que soñabas mucho tiempo y trabajaste durante años, sabía que no estaba en el punto en que debía estar, pero un poco de sorpresa sí que me ha pillado". Las palabras del piloto son todo un golpe extra de dramatismo para el espectador. En la ficción, A Nyck le pilla desprevenido algo de lo que, en los 20 minutos previos del capítulo, todos ya éramos testigos. A ello, además, se le añade un detalle: en la grabación De Vries ya no lleva el polo de AlphaTauri puesto, sino que viste con una camisa blanca, símbolo de que ya ha sido 'expulsado' del equipo. Es la representación perfecta del otro lado del show de la F1, el más doloroso. Pero es solo un capítulo. El espectáculo debe continuar.