Noemí de Miguel y el cumpleaños que Carlos Sainz nunca olvidará: "Le sorprendimos con un suricato"
La periodista de Movistar repasa en Relevo sus seis años en el paddock de Fórmula 1.

Liverpool. Dortmund. Brest. Y muchas más. Noemí de Miguel (45 años) disfruta recorriendo Europa junto a sus inseparables Álvaro Benito, Julio Maldonado 'Maldini' y Carlos Martínez. Antes, era feliz de otra manera, pasando once meses al año fuera de casa. Ahora, vive en primera persona la Champions League y presenta El Día Después, entre otros proyectos, después de haber pasado seis intensos años en el paddock de Fórmula 1. "Estar en casa es impagable", confiesa a Relevo mientras recuerda con nostalgia sus temporadas moviéndose de continente en continente con micrófono en mano junto al Gran Circo.
"La gente me decía que siempre estaba sonriendo", expresa la periodista riojana, que se define como "piscinera y lianta". De Miguel lo dejó porque el paddock desubica y hace perder el arraigo y las raíces, recuerda cuatro años después. Lo disfrutó, eso sí, como la que más, conviviendo con ese "pueblo nómada de 2.000 personas", que es como llama ella al Gran Circo. Tras sus infinitas historias con Carlos Sainz, Fernando Alonso y Daniel Ricciardo, dijo 'basta' a aquello de pasar tanto tiempo fuera del hogar. Como periodista de raza, es feliz "contando historias", en este caso, desde el plató de Movistar + y ciudades europeas de todos los colores.
Todavía sigo escuchando que la Fórmula 1 no debería ser considerado deporte...
¿Tú sabes todo el machaque que llevan físico? Aguantar eso...
¿Cómo recuerdas tus años en el paddock Noemí?
Tengo súper buen recuerdo porque fueron seis, no sólo de una experiencia maravillosa viajando por todo el mundo, que eso definitivamente te abre la mente, sino conviviendo con lo que es casi un pueblo nómada. No dejamos de ser dos mil personas, mi pueblo es más grande, dos mil personas que se conocen, que conviven, que corren juntos por la pista, que acaban coincidiendo en restaurantes, que trabajan y con quien se crea una relación de confianza. Yo me reía porque siempre me decían, es que siempre vas sonriendo, es que solo puedo sonreír. Es algo muy bonito lo que estás viviendo y, por tanto, sonríes. Entras ahí, pasas el torno, pasas tu tarjeta, suena, todo es muy característico, muy especial y te hace sonreír.
¿Fuiste la primera española en viajar a las carreras?
No, porque antes estuvo Nira (Juanco), estuvo María Serrat...
¿Cómo recuerdas tu llegada?
Yo soy un poco inquieta, por no decir mucho.
A ti te gusta decir 'piscinera'...
Sí, piscinera, muy piscinera. Y llevaba ya tiempo presentando 'El Día del Fútbol', estando sin duda en un lugar que yo casi ni había soñado cuando veía precisamente Canal Plus por la tele. Era como mi programa o el programa de fútbol. Y, sin embargo no estaba como satisfecha y necesitaba algo más. Era como, ya esto lo he hecho, estoy feliz, he llegado hasta aquí, lo he cumplido, creo que lo he hecho bien, he aprendido mucho... ¿Y ahora qué? Creo que no podía haber algo más diferente que pasar de estar muchísimas horas, todo el fin de semana, viendo partidos de fútbol: Primera, Segunda, Internacional, que me apasionaba, a decir ahora salgo de aquí y me dedico a recorrer el mundo y aprendo de algo muy diferente como es el mundo de la Fórmula 1, al que yo era aficionada. Yo había visto las carreras, pero no es lo mismo, sin duda, el ver en su momento a Fernando Alonso o el haber estado ahí viendo esa carrera en la que lamentablemente falleció Ayrton Senna. O sea, no es lo mismo ser aficionado a ser un profesional y periodista en el paddock de Fórmula 1.
¿Cómo te recibió la Fórmula 1?
La verdad es que bien, esperaba algo porque todo el mundo me había dicho que es muy político, muy de sensaciones, que va más allá de lo que es el puro deporte y es la realidad. Es un deporte en el que va más allá de un piloto que es un deportista, sino que tiene una estructura y hay mucho en juego. He de decir que a mí me recibieron muy bien.
Me han chivado que fuiste muy empollona durante tu preparación. Ibas por los pasillos preguntando a periodistas de motor sobre tecnicismos...
Creo que es muy bueno para una persona saber cuáles son sus limitaciones, y yo nunca supe estudiar, me refiero a memorizar, por tanto necesitaba entender las cosas, y yo sabía que en Fórmula 1, más allá de ver las carreras, necesitaba entender muy bien el deporte, no para contarlo yo, sino para preguntarlo, para saber qué preguntar a los protagonistas. Me estudié, recuerdo que imprimí el reglamento técnico, el reglamento deportivo, me hice unos apuntes en el que tenía la trayectoria de los pilotos, todas las estructuras de los equipos, cuál había sido su historia y las cuestiones más características, de tal manera que yo, por los pasillos de Movistar Plus, con unos tochos así (gesticula), me dediqué a estudiar y llamar a (Pablo) Juanarena, a (José María) Rubio, a diferentes figuras y a gente que tenía esa experiencia y que yo más o menos conocía.
Debieron decir '¿Y esta tía de dónde sale? ¿Esta friki? ¿Quién es?' Para prepararme, todas mis dudas se las iba preguntando, me reunía con ellos, tuve la suerte además de que, en el circuito, Rubio fue mi padre en Fórmula 1, se ocupaba y se encargaba muchísimo de mí y eso se lo agradeceré siempre. No es lo mismo que tú llegues y, de repente, llames a una puerta de Mercedes, de Ferrari o de quien sea, a que alguien que lleva mucho tiempo allí, a quien conocen, te presente y diga, mira, esta chica es Noemí, y siempre decía, es riojana, además donde el vino, que también es una muy buena manera de introducirse, ya os traerá y viene a trabajar con nosotros en Fórmula 1.
Pisar paddock es un privilegio...
Creo que eres un privilegiado por vivir esa experiencia, por recorrer un montón de países, por saber y aprender cómo se vive allí, por convivir con uno de los deportes más exclusivos del mundo, en el que hay solamente veinte pilotos y diez equipos, aunque se vaya a ampliar ahora, es algo súper exclusivo, y tú formas parte de ello. Hay grandes empresas, hay mucho lujo, hay muchas cosas de esas, pero también el desgaste es máximo. Creo que también depende de tu perfil, y el mío era el de mucho desgaste, porque trataba de aprovechar todo al máximo, y además ser la mejor profesional y eso exige muchas horas, porque no es solamente el tiempo que tú vayas a estar en pantalla, es el tiempo que pasas preparando cada Gran Premio. Yo gestionaba las entrevistas, porque también en el paddock existe esa relación, es verdad, tú puedes ser de Movistar Plus, o de DAZN Fórmula 1 pero sobre todo eres Noemí De Miguel y el apellido es el de tu empresa, por tanto es casi a ti a quien dan las entrevistas, y yo eso lo gestionaba antes, entre Grandes Premios.
Cuando pasan cosas tienes que estar al tanto, y si tienes que quedarte más, te quedas más. Recuerdo que tuve como un pequeño desajuste en una de mis primeras temporadas, de hecho creo que fue la primera, en 2016, en el Gran Premio de México, en el que además, por cuestiones de seguridad y logística, no tiene cada uno su transporte, sino que vamos todos en una furgoneta con un conductor. Sucedió que Sebastian Vettel había llegado al podio pero había ciertas irregularidades, la gente se empezó a ir del circuito, la gente se fue, mis compañeros me empezaban a decir 'oye nos tenemos que ir', y yo les dije que nos quedáramos porque aquello no estaba resuelto. De hecho, a ese podio subió, en medio de la noche mexicana, Daniel Ricciardo, a quien le dieron el trofeo, Max Verstappen se lo entregó, con Christian Horner y nosotros, subidos al podio, porque éramos la única televisión que se quedó a cubrir eso. Nos dijeron de subir con ellos y fue una manera diferente de poder contarlo. Si no está resuelto, hasta que no termine y hay un podio definitivo, no me puedo ir del circuito y, el seguir una noticia hace que tengas entre comillas esos premios, de ser los únicos que estaban allí en ese momento.
¿Qué hay de los famosos vetos? ¿Has vivido alguno?
Yo no he vivido vetos o censuras porque creo que si tú trabajas con ellos, ellos saben y son conscientes de que, a las malas también hay que hablar, también hay que hacer declaraciones y hay que explicarlo. Lo que se hace es trabajo en equipo, los aficionados, cuando hay malas circunstancias de las que hablar o hay una crisis o una filtración, los aficionados también tienen derecho a saber qué es lo que sucede, o al menos a cuál es la postura del equipo. Eso yo creo que lo he trabajado bien, porque si yo estaba ahí ese día, en el que Max Verstappen le entrega el trofeo a su compañero Daniel Ricciardo, ven que tú respetas la profesión y, sobre todo, que sabes que los protagonistas son ellos, que tú no estás ahí por tu lucimiento personal sino para ellos y para seguir la noticia.
Así creas una relación cercana, de respeto, en la que saben que, a las malas, también tienen que darte explicaciones, que no solo estás ahí para un día hacer una pizza en el paddock o subirte a un camello. O para hacer algo divertido que sea distendido y que, además, te ponga muy bien ante la audiencia porque ven esa otra parte de la persona, no solo el deportista, y eso los equipos también lo entendieron. Cuando había una cuestión negativa de la que hablar, se hablaba. ¿Cómo vamos a hacer esto? ¿Cómo vamos a hacer el delivery, que tanto les gusta decir a ellos, de este asunto?
Toro Rosso te echó un cable cuando se te ocurrió regalarle a Carlos Sainz un suricato por su cumpleaños...
Sí, a ver. Obviamente, nosotros trabajábamos con todos los equipos pero Carlos Sainz y Fernando Alonso son nuestros pilotos y había un trato especial. A mí siempre me gustaba tratar de sorprender en los cumpleaños porque, ¿qué regalas a alguien que lo tiene todo? Todos tenemos de todo pues, imagínate a un piloto, ¿qué le regalas y qué haces con un piloto en la celebración de su cumpleaños? El de Carlos, que siempre tocaba en el Gran Premio de Italia, pues el suricato es su animal favorito y decidí que íbamos a llevar un suricato al circuito. No íbamos a comprar un suricato pero hablé con Elena, la productora, la pobre, que los productores me han sufrido mucho, para poder conseguir un suricato por la zona y había un chico que tenía uno. Se volvió loco cuando le hablamos de la posibilidad de venir al circuito a Monza y entrar con su suricato para dar una sorpresa a Carlos Sainz, pero no me conformaba con eso.
Llenamos la parte de atrás del garaje de globos. Estaban todos los mecánicos de Toro Rosso llenando, inflando los globos, para llenar la parte de atrás y para que luego hiciese aparición el suricato. No está contemplado en las normas, de hecho está prohibido por la normativa el que un animal entre. Alguno se cuela, pero de manera espontánea, no porque sea de alguien, y FOM nos dijo que de ninguna manera. Tabatha, que trabajaba entonces en comunicación de Toro Rosso, es tan lianta como yo, y lió a su jefe de equipo para que hablase con Charlie Whiting, director de carrera. Y Charlie Whiting dijo, no solo lo consiento, sino que, por favor avísame, porque yo también quiero ver el suricato. Y así conseguimos que en Monza, el cumpleaños de Carlos Sainz, tuviese como regalo un suricato.
Con Carlos viviste unas cuantas batallitas...
Con Carlos hemos hecho un poco de todo, y una vez en Baréin, creo que a estas alturas ya se puede contar pero, antes de un Gran Premio, se cayó de un camello, y fue un momento muy tenso, porque obviamente no pasó nada, fue solamente en el arranque, pero fue un momento muy tenso. Aunque, en realidad, lo más surrealista siempre pasa con Daniel Ricciardo. Con Daniel era muy difícil hacer una entrevista. 'Daniel, responde lo que te he preguntado', porque siempre se iba por un sitio y por otro. Y recuerdo una vez que llegué al Gran Premio de Canadá, en Montreal, había tenido un problema, me habían perdido las maletas, llegué justo a tiempo de la entrevista, el otro me estaba pidiendo ya la hora, llegamos tarde pero no pasó nada. Yo tenía un juego de jugar con tu futuro, con una bola de cristal. Cuando la sacamos, dice, anda, es del tamaño de mis cojones, con perdón por la expresión, y yo: 'no me lo puedo creer Daniel, por favor'. Y lo dijo en español, porque además manejaba el español como para decir tacos, sobre todo. Le pregunté, bueno, ¿y dónde te ves? y dice, de stripper, y yo, ¿dónde? Tú tratabas de llevar una conversación y una entrevista por algún sitio más o menos serio, aunque jugases con elementos, y él, pues no había manera. Siempre, lo más surrealista era con Daniel.
No se te borra la sonrisa recordando aquellos años...
No, claro que no.
¿Volverías?
¿De visita? Sé que como aficionada seguro. Como periodista, creo que tenemos el gran privilegio de poder contar historias y me siento privilegiada de poder hacerlo, de descubrir a las personas que son los deportistas en sí, y eso es un privilegio, y lo he hecho en fútbol, en tenis, en Fórmula 1... ¿Volvería? Sí, me encantaría, pero es que no es sostenible vivir once meses fuera de casa ahora para mí. Esa parte lo hace insostenible. En realidad, yo soy feliz contando historias. Soy feliz ejerciendo de periodista. Es que me encanta vivir algo como la Fórmula 1, vivir algo como la Champions, el hacerlo y conocer deportistas de toda índole. El otro día conocí a Jota, que es triatleta, invidente... Me da igual, me puede el hecho de conocer y dar a conocer esas grandes historias, sobre todo muchas de superación que tienen los deportistas.
Cuando estás en el paddock y vives la Fórmula 1, lo que se gestiona son las ausencias, más que las relaciones, porque nunca estás en nada. Nunca estás en las celebraciones, se te olvidan muchas cosas, a veces incluso en husos horarios diferentes. La gente aprende que tu relación con ellos es que saben que estás bien porque te ven por la tele. Ostras, es muy difícil, porque para tener una relación más personal y más cercana lo acabas perdiendo. Yo digo que hay un punto de no retorno. Hay gente que para mí ya no sabe vivir de otra manera, que no sea siguiendo el Mundial de Fórmula 1, que no sea en un paddock. Y ya solo sabe vivir de esa manera. Siempre fuera de casa.
"Necesitaba volver a casa y echar raíces. Hay gente que, cuando volvía a su casa en vacaciones, volvía a irse de viaje"
Y, de hecho, muchas veces regresan y, en sus vacaciones, vuelven a irse de viaje. ¿Por qué? Es que han perdido las raíces, han perdido ese vínculo. Y yo, al revés, lo necesitaba. Necesitaba volver y necesitaba echar raíces y decir, esta es mi casa y es mi hogar. Es cierto que, cuando viajas por el mundo, y me siento feliz habiendo estado en todos los lugares donde hay un circuito, en Hawái o Tailandia porque pasaba por allí, pero volvía a Madrid y cuando aterrizaba decía, uf, casa. Casa.
Comentaste en una entrevista en El Mundo que, con tanto viaje, al final te desarraigas y te desubicas. ¿Cuántos días pasabas fuera en casa?
Muy pocos. Porque además yo vivía entre España e Inglaterra. Así que, imagínate. Porque iba turnando muchas veces cuando volvía. A veces era España, a otras veces era Inglaterra, y pasas muy pocos en casa. Bueno, yo creo que el récord fue en pandemia, échale que fueron once meses fuera de casa. Aún así pagué aquí mis impuestos (ríe).
¿Cómo fue trabajar durante la pandemia?
Pues suelo ser muy optimista y siempre me quedo con lo bueno. Me daba mucha pena que los aficionados en los lugares por los que pasábamos no pudiesen disfrutar del Gran Premio pero, a la vez, no había atascos. Los hoteles eran para ti. En los aviones tenías los tres asientos libres. Era un poco el convivir con... yo decía, bueno, como no puedo hacer nada para que esto sea de otra manera, el hecho del desasosiego y la incertidumbre con la que tuvimos que convivir, voy a mirar al lado positivo y decir, somos una de las primeras competiciones deportivas del mundo que vuelve, hagamos que la gente, al menos en su casa, pueda ver Fórmula 1 y, a la hora de trabajar, me libro de los atascos.
El cambio de paddock a plató fue...
Es muy diferente. Siempre vas a echar de menos el contacto directo con los protagonistas. Eso siempre se echa de menos. Pero los tienes, los sigues teniendo. Cuando has establecido esa relación, sabes que, a tiro de teléfono, a través de WhatsApp, llegas allá donde estén. Entonces eso lo mantienes y yo tengo y mantengo mis amigas y amigos que van a ser para siempre de la Fórmula 1 porque el vínculo se hace muy estrecho. Pero el hecho de estar en casa también es impagable. Así que la transición fue bastante fácil.