Oscar Piastri oposita al Mundial; Fernando Alonso no sale de la cola y a Carlos Sainz lo retiran

"Tenemos el mejor coche, decir lo contrario es, simplemente, mentir". Oscar Piastri contradice a su compañero y dice la verdad tanto dentro como fuera de pista. Si Lando Norris no deja de cuestionar el rendimiento y velocidad del McLaren, el australiano agacha la cabeza y se pone a ganar carreras. Dominó en China, con pole incluida, y ha confirmado su candidatura al título arrasando en Baréin.

Norris, pereció, y solo pudo ser tercero tras adelantar a Charles Leclerc en la vuelta 52. Empezó con el pie izquierdo, colocándose de forma errónea en el cajetín de salida y cobrando cinco segundos de sanción. Con un monoplaza más veloz, no pudo con el ritmo de George Russell, que sigue de tapado con su Mercedes y acabó segundo. Batió a Leclerc, cuarto clasificado, tras cocinárselo durante varias vueltas.

Bajando la vista en la tabla, Lewis Hamilton se repuso de sus problemas con el Ferrari y subió hasta la quinta posición y Pierre Gasly dio la sorpresa y se encalomó en la séptima plaza con su Alpine. Max Verstappen sufrió de lo lindo y no pudo pasar del sexto puesto, perdiendo terreno en el Mundial, aunque peor lo pasaron los españoles. Carlos Sainz, directamente, ni pudo terminar la prueba gracias a la agresividad de Yuki Tsunoda, y Fernando Alonso fue decimoquinto. La historia de cada carrera este año con Aston Martin.

Terminó a doce segundos de George Russell, que sufrió problemas con su DRS. Esta distancia engañosa no debería empañar la brillante prueba que completó Piastri, una vez más liderada por esa templanza y frialdad que lleva al australiano a apenas celebrar sus triunfos. Estuvo calmado en China y, ahora, también en Baréin tras cruzar la meta en primera posición.

Piastri presentó en Sakir su candidatura al campeonato y ya está a tres puntos de su compañero en el Mundial. Ya no vale ir de tapado. Con su victoria, relativamente cómoda, opositó a batir al teórico piloto número uno, que debería ser Norris. El australiano apenas sufrió durante las 57 vueltas porque aprovechó el hecho de pilotar el mejor monoplaza de la parrilla. Lo hizo fácil en cada momento de la prueba: gestionó con inteligencia la resalida y no sufrió ningún envite de rivales y se escapó cuando apretó en pista.

"Hay un 40-50% más de la degradación que esperábamos, no estamos en carrera ya, haremos nuestro plan". Apenas habían transcurrido unas vueltas y Alonso ya se había dado cuenta de que su carrera se había terminado. Ya anticipó malas sensaciones antes incluso de la salida: "Las sensaciones en la vuelta de instalación no han sido agradables, mucho viento". Es que todo le hace daño al Aston Martin, que se confirmó en Baréin como penúltimo coche de la parrilla, solo delante del Sauber.

Sobre las 57 vueltas del asturiano, un fin de semana más, poca historia. Perdió en las primeras vueltas un par de puestos, con Ocon y Albon, y ya no pudo progresar. Paró en la vuelta 17 pero acusó, como el resto, una gran degradación. Se pasó la prueba en posiciones intrascendentes (no pasó del decimotercero) porque el monoplaza verde sigue sin dar alegrías. Significativo que, tras la resalida, los Aston Martin fueron de la mano de Bortoleto en los últimos tres puestos. Acabó decimoquinto.

Sainz aprendió que va a tener que sudar sangre para triunfar con Williams. Él ya lo sabía pero, en estas cuatro primeras carreras, lo está comprobando en sus carnes. El toque con Yuki Tsunoda lo dibuja a la perfección. Cuando el madrileño empezaba a mostrar ritmo, se rozó con el japonés y perdió parte de su monoplaza. Salió el coche de seguridad y empezó a perder rendimiento y posiciones. Acabó con un boquete en el pontón derecho.

Verstappen empezó a complicarle la tarde cuando lo adelantó en las enlazadas. El madrileño, no obstante, siguió a la suya e implantó ritmo y más ritmo. Ese que se le había esfumado, según él, en las últimas citas. Al final, tuvo que abandonar tras aquel golpe con Tsunoda, que le condenó. Al menos, recuperó esas buenas sensaciones que parecían extinguidas cuando estuvo en pista con su coche intacto.

Tuvo todo en su contra. Al campeón le quitaron todas las armas posibles para luchar por un resultado decente. La desesperación de Verstappen llevó a que se quejara cuando Sainz le dio su propia medicina cuando se batieron en pista: "No me ha dado espacio". El neerlandés empezó a protestar en la vuelta de instalación y siguió clamando contra su coche en las primeras vueltas: "No puedo frenar".

Verstappen, que terminó sexto tras adelantar a Gasly en los últimos metros, nunca ocupó las primeras posiciones que acostumbra porque el rendimiento de su Red Bull se lo impidió. La primera parada se la amargó el semáforo, que no se puso verde cuando tocaba y le hizo perder tiempo. En la segunda, en la vuelta 27, también hubo lentitud con la rueda delantera derecha, que se quedó atascada. Llegó a ocupar la última posición y vio como Antonelli le adelantó con maestría en las enlazadas, para aumentar su dolor de cabeza en Baréin. Qué rabia debe sentir tan lejos del podio.