FÓRMULA 1

¿Qué hay detrás de la guerra abierta entre la Fórmula 1 y la FIA?

La relación entre ambas entidades no pasa por su mejor momento y las causas son diversas: desde la llegada de nuevos equipos hasta la posible venta de los derechos comerciales.

Stefano Domenicali, CEO de la F1, y Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA. /Getty Images
Stefano Domenicali, CEO de la F1, y Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA. Getty Images
Sergio Lillo

Sergio Lillo

La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y la Fórmula 1 están con las espadas en todo lo alto. Las dos organizaciones llevan meses de desencuentros, pullas, movimientos a la sombra y algún que otro enfrentamiento público. Pero la cuerda se terminó de tensar la semana pasada, cuando el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, respondió en un tuit a las informaciones de una posible venta de los derechos comerciales de la competición. Las aguas bajan muy revueltas desde entonces.

Pero, ¿cómo comenzó todo?

Ben Sulayem fue elegido presidente de la FIA en 2021 en sustitución de Jean Todt, ex jefe de equipo de Ferrari F1 o Peugeot en el Rally Dakar, entre otros, que había ocupado el cargo durante 12 años de manera exitosa. El francés concluyó los tres mandatos permitidos al frente del máximo organismo del motor dejando un poso positivo, tras sustituir al controvertido Max Mosley. Ben Sulayem, de Emiratos Árabes Unidos, recibió el 17 de diciembre de 2021 el 61,6% de los votos de las asociaciones miembro de la FIA, frente al 36,6% del británico Graham Stoker.

El dubaití de, por aquel entonces, 60 años, fue piloto de rallies y llegó a ganar en 14 ocasiones el campeonato de Oriente Medio, además de participar en varias citas del Mundial (WRC) y cosechar algunas victorias en el grupo N. Uno de sus primeros retos fue organizar la comisión de investigación tras el controvertido GP de Abu Dhabi 2021, donde Max Verstappen logró su primer campeonato del mundo tras pelear hasta la última vuelta contra Lewis Hamilton.

Pero desde entonces ha protagonizado varios episodios controvertidos, como la prohibición expresa a los pilotos de llevar joyas, el bloqueo durante meses del aumento de carreras al sprint para 2023, la gestión del final del GP de Japón, la publicación del calendario de esta temporada sin previo aviso a la F1 y el nuevo código ético de la FIA.

Fernando Alonso y Ben Sulayem, durante la temporada 2022 de la F1.
Fernando Alonso y Ben Sulayem, durante la temporada 2022 de la F1.

No obstante, el mayor punto de desencuentro entre Liberty Media, el grupo que compró la F1 en 2017 y que tiene a Stefano Domenicali como CEO de la competición, y Mohammed Ben Sulayem se había producido en cuanto a la posible llegada de nuevos equipos al campeonato. El presidente de la FIA se ha mostrado en los últimos meses muy abierto a tal posibilidad, mientras que desde la F1 se duda de la viabilidad, dado que la entrada de cualquier nueva escudería implicaría repartir las ganancias entre más protagonistas.

Pero Ben Sulayem se ha referido al último Pacto de la Concordia (documento por el que se rigen los actores principales del campeonato), firmado en 2020 y con vigencia hasta finales de 2025. En él se establece que la parrilla estará conformada por un máximo de 12 equipos, frente a los 10 actuales. La última vez que se abrió un periodo para nuevas inscripciones fue en 2010, y los tres equipos no aportaron mayor competitividad a la categoría. En 2016 desapareció el último de ellos y desde entonces la parrilla ha estado formada por 10 escuderías.

La FIA ha abierto un nuevo proceso esta misma semana para valorar opciones y candidaturas hasta finales de abril. Eso sí, dejando claro que la F1 también tendrá voz y voto en la elección y que si ninguna propuesta cumple con los criterios mínimos, no se añadirán equipos a la categoría. El proceso se espera que se resuelva a finales del próximo mes de junio.

¿Puede intervenir la FIA en la venta de la Fórmula 1?

Sin duda, el leño que ha avivado inexorablemente la hoguera llegó a finales de enero. El medio económico Bloomberg publicó el 20 de enero una información en la que aseguraba que un fondo inversor de Arabia Saudí había hecho una oferta a la F1 por 20.000 millones de euros. En ella se hablaba de que el llamado Fondo de Inversión Público (PIF, por sus siglas en inglés) estaría interesado en hacerse con los derechos comerciales de la categoría. Esta entidad es la misma que ha fundado el circuito LIV Tour de golf en oposición al tradicional PGA Tour y que posee el Newcastle de la Premier League británica de fútbol.

George Russell y Lewis Hamilton, pilotos de Mercedes F1, y Stefano Domenicali, CEO de la F1.  Reuters
George Russell y Lewis Hamilton, pilotos de Mercedes F1, y Stefano Domenicali, CEO de la F1. Reuters

Ben Sulayem salió unos días después a comentar en Twitter que esas cifras eran "un precio inflado para la F1". "Cualquier posible comprador debería usar el sentido común, considerando la grandeza del deporte y llegar con un plan claro y sostenible, no solo con mucho dinero. Es nuestro deber considerar el impacto futuro para los promotores en cuanto a la disminución de las tasas y otro costes comerciales", añadió el de Dubái.

Esto provocó la reacción inmediata de los representantes legales de la F1 y de Liberty Media a través de una carta oficial en la que aseguraban que la FIA sería "responsable" de cualquier daño causado al valor de su empresa y que las declaraciones de su presidente sobrepasaban "los límites tanto de las competencias de la FIA, como de sus derechos contractuales".

Hay que recordar que Liberty Media compró la categoría en 2017 a CVC y Bernie Ecclestone por 4.400 millones de dólares. Desde entonces, esta ha cobrado una nueva dimensión a través de diversas iniciativas, como la serie de Netflix, las carreras al sprint o la ampliación del calendario a nuevos territorios, que han llevado a un aumento de popularidad enorme, sobre todo en EE UU. Actualmente, el valor de mercado del paquete de acciones de Liberty Media correspondiente a la F1 ronda los 16.000 millones de dólares.

¿Puede la F1 derrocar a un presidente de la FIA?

Lo cierto es que los responsables de los derechos comerciales del campeonato, actualmente Liberty Media, no tienen el poder para destituir a un presidente de la FIA, ya que este es elegido por los responsables de las federaciones nacionales inscritas en ella. Solo una falta grave recogida en los estatutos de la FIA podría abrirle la puerta.

El máximo organismo internacional arrendó los derechos comerciales de la Fórmula 1 en 2001 para los próximos 100 años, y de hecho firmó un acuerdo con la Comisión Europea para quedar a un lado de todo lo que tuviera que ver con ello dentro de la categoría. Y, aunque Ben Sulayem ha asegurado en las últimas semanas que se le debería pedir consejo a la FIA para iniciar una venta como la que podría estar planeando Liberty Media, lo cierto es que no es así. Desde que el campeonato se registró en la Bolsa de Nueva York, se rige bajo las normas de este tipo de mercado.

Charles Leclerc, piloto de Ferrari, y Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA. Reuters
Charles Leclerc, piloto de Ferrari, y Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA. Reuters

No obstante, ciertos grupos de presión ya se han movido en los últimos días para tratar de poner en jaque a Ben Sulayem. De hecho, el medio alemán Sport1 ha llegado a deslizar que la F1 vería con buenos ojos la llegada de David Richards, propietario del equipo Prodrive (que compite en el Rally Dakar y en el WRC, entre otros), presidente de la Federación Británica de Automovilismo y ex jefe de equipo de BAR y de Benetton. Algo a lo que el británico no se opondría inicialmente.

Y la presión ha aumentado tras la publicación del diario británico The Times de unas declaraciones que Ben Sulayem volcó en su antigua web en 2001, donde aseguraba que no le gustaban "las mujeres que se piensan más listas que los hombres, porque no lo son en realidad".

Un portavoz de la FIA respondió a la acusación: "Las declaraciones de esa web archivada son de 2001 y no reflejan el pensamiento del presidente. Tiene un potente historial de promover a la mujer y la igualdad en el deporte, que es lo que se le debería valorar. Esto era parte central de su manifiesto inicial y las acciones del último año y de los muchos años que ha servido como presidente de este deporte lo demuestran".