Fernando Alonso rescata un top 5 inesperado en un GP de Bélgica donde Verstappen se pasea

Spa-Francorchamps.- Insaciable. Alienígena. Robot. Los adjetivos sobre Max Verstappen, dueño y señor de la Fórmula 1, se agotan cada fin de semana. Al neerlandés no hay nada que le satisfaga, más que ganar un Mundial detrás de otro. Y este de 2023 está encarrilado tras superar el ecuador de la temporada y antes de las vacaciones de verano. Su paseo en el mítico trazado belga, donde los árboles sirven de gradas, los aficionados comen gofres y la lluvia va y viene cuando le place, comenzó en la sexta posición de parrilla, pero en 17 vueltas ya tenía en sus manos un liderato que no soltó hasta la bandera a cuadros. Ocho victorias seguidas para él, 45 desde que debutó en F1 y una autoridad sin contestación.

Esta vez sí se vio respaldado por Sergio Pérez, que le dio a Red Bull su 27º doblete, el primero desde principios de mayo, en Miami. El mexicano le arrebató rápidamente, tras la primera subida desde Eau Rouge, la primera posición a un Charles Leclerc que se vio atado de pies y manos para competir este domingo. Pero no pudo resistir el ataque de Verstappen, un misil, un cohete, de otra galaxia... pese a llevar el mismo coche.

La alegría del podio del monegasco contrastó con la tristeza del abandono de Carlos Sainz en la vuelta 23, después de un toque en la primera curva con Oscar Piastri, otro de los nombres del fin de semana. Leclerc se va de vacaciones por delante de Sainz y eso no son buenas noticias.

Quien volvió a exprimir las cartas que le habían tocado este fin de semana fue un Fernando Alonso que se desquitó de su mal sábado, donde cometió uno de los pocos errores de pilotaje que acumula en su trayectoria deportiva para irse de vacío. Pero este domingo se aprovechó de las circunstancias de la primera vuelta a la perfección para colocarse sexto desde su novena posición de parrilla y se deshizo del herido Sainz en cuanto pudo. A partir de ahí, hizo su propia carrera, demasiado rápido para Stroll o Russell, pero lejos de Hamilton. Quinto puesto para él en meta y mantiene el tercer puesto del Mundial por solo un punto ante el heptacampeón del mundo.

El bicampeón del mundo español de F1 se desquitó del complicado sábado que tuvo en Spa-Francorcamps, donde una decisión arriesgada del equipo por la mañana y uno de los pocos fallos que ha cometido en su carrera deportiva por la tarde emborronaron el día de su 42º cumpleaños. Pero este domingo volvió a sacar el máximo de la situación. Primero, aprovechándose de los errores ajenos en las primeras curvas y cogiéndole el rebufo a Lando Norris en la subida desde Eau Rouge para colocarse sexto. Después, superando a un malherido Carlos Sainz y, durante el resto de la carrera, gestionando a la perfección el ritmo y manteniendo a raya al Mercedes de George Russell. Se va de vacaciones en el tercer puesto del Mundial de pilotos por apenas un punto sobre un Hamilton que también marcó la vuelta rápida. Pero eso es más de lo que nadie le habría podido prometer hacer ahora justo un año.

Juega en otra liga. No con otras herramientas, porque Sergio Pérez tiene las mismas y aun así se va de vacaciones con el lugar asegurado -según Christian Horner, jefe del equipo- pero a nada menos que 145 puntos tras 12 carreras disputadas. El neerlandés acaricia ya su tercera corona. Pero no le vale con eso. Es insaciable. No quiere dejar ningún resquicio y en esa tesitura se ha demostrado como un tirano incluso dentro de su equipo, donde su ingeniero de pista ha tenido que tirarle de las orejas en numerosas ocasiones a lo largo del fin de semana. Es un piloto que ya está marcando una época. Y parece complicado pararle.

"Cabeza alta. Desconexión. Y vuelta a empezar". Carlos Sainz se había mostrado optimista el sábado después de una Sprint donde solo le privó del top 3 la precaución extrema de su muro de boxes para sacarle tras parar a montar intermedios. Pero la carrera del domingo fue un nuevo jarro de agua fría para el español, que ve cómo su compañero, Charles Leclerc, se va de vacaciones por delante de él después de una primera mitad de temporada en la que el madrileño ha sido más constante con un Ferrari complicado. Tras arrancar cuarto, se encontró con un atrevido Oscar Piastri, que venía de ser segundo el sábado y se tiró al interior de la curva 1. El español no esperaba el movimiento y recibió un impacto que le provocó severos daños en el lateral de su coche, un 5% de desequilibrio aerodinámico y un abandono prematuro en la vuelta 23. Aunque los daños fueron claros desde el comienzo, Ferrari decidió mantenerle en pista por si llegaba a ondear la bandera roja -lo que les habría permitido reparar- durante el aguacero que llegó 20 minutos después del inicio. Este finalmente fue más ligero de lo esperado y ya no había más que hacer.

Esteban Ocon ha salvado los muebles del equipo este fin de semana, arañando un octavo puesto que les deja a 46 puntos de McLaren, el equipo con el que el año pasado se jugaron el cuarto puesto. En 12 meses, han pasado de ser la tercera mejor escudería en Spa-Francorchamps, a apenas sumar apenas cuatro puntos este domingo. Esta es la guinda de un pastel que cocinaron las altas esferas del Grupo Renault en las últimas semanas y que se terminó de cocer en mitad del fin de semana, cuando el viernes anunciaron la salida tras la 12ª cita del año de Alan Premane, director deportivo, y Otmar Szafnauer, jefe de equipo. El estadounidense rumano ya lucía de calle en esta tarde de domingo de verano belga en el paddock, se hacía selfies con los aficionados (quitándole la gorra de McLaren a uno de ellos) y sonreía apesadumbrado, aunque con un peso menos sobre los hombros.