FÓRMULA 1

Lo que revelan los datos de Strava de las curvas más famosas de la Fórmula 1

El desnivel y la pendiente de la subida de Eau Rouge al Raidillon son todo un reto. Lo experimentamos de primera mano.

La subida de Eau Rouge al Raidillon./Relevo/Strava
La subida de Eau Rouge al Raidillon. Relevo/Strava
Sergio Lillo

Sergio Lillo

Spa-Francorchamps.- Ha sido punto fronterizo desde los tiempos del Imperio Romano y más recientemente era la referencia para poner tierra (o agua en este caso) de por medio entre Bélgica y Prusia a finales del siglo XIX y principios del XX. Sus aguas corren rojizas por la presencia de óxido en su lecho y la coloración de sus piedras. Solo vive durante 15 kilómetros en superficie, pero antes de desembocar en el Amblève y que sus aguas acaben en el lejano Mar del Norte, a muchos miles de kilómetros, pasa por debajo de uno de los circuitos más legendarios del automovilismo internacional y, en especial, de la Fórmula 1.

La subida desde Eau Rouge (agua roja) hasta el Raidillon es una de esas creaciones inexplicables, de otra época, de otras imaginaciones. No tiene comparación y no existe otra sucesión de curvas ni siquiera similar en todo el planeta. Los datos no engañan: estamos ante uno de los lugares más legendarios del mundo del automovilismo deportivo. Pero, ¿por qué?

A bordo de un F1 de la generación actual, desembocar en la bajada hacia Eau Rouge y subir, a ciegas, para coronar el Raidillon, ya no supone el reto que un día implicó. Ahora, en seco, los pilotos son capaces de pasar por ahí a más de 300 km/h, a fondo, sin dudar, sin levantar ni un milímetro el acelerador, soportando 4,4 G laterales (más que un transbordador espacial en su despegue) y una compresión vertical de alrededor de 1,7 G. En mojado, es otra historia.

Antes, eso era una quimera, un reto contra la propia mente y los sentidos, incluso para genios como Niki Lauda, tricampeón del mundo, o Mika Hakkinen, bicampeón. "Tienes que confiar en ti mismo. En la parte baja de la colina, tienes que saber exactamente qué hacer y el ángulo correcto para girar", apuntó el finlandés. "En mi época, necesitabas tiempo para asimilarlo todo, para convencerte de no levantar el pie del acelerador. Era aterradora, la curva más difícil de la F1", explicó Lauda hace años a Canal+.

Vista desde lo alto de la subida de Eau Rouge a Raidillon.  S. Lillo
Vista desde lo alto de la subida de Eau Rouge a Raidillon. S. Lillo

Desde el río, que pasa por debajo del asfalto, hay 250 metros hasta coronar una subida que cuenta con una pendiente media de alrededor del 9-10%, según mediciones de la plataforma deportiva Strava, y que llega a tener tramos de hasta el 23,5% en su parte más dura. Sus 24 metros de desnivel equivalen a los de un edificio de ocho plantas. Pararte abajo y mirar hacia arriba impone. Subirla corriendo, nos da una muestra de qué estamos hablando y coronarla justo en el momento en que empieza a caer uno de los diluvios típicos de Las Ardenas no hace más que poner la guinda al pastel.

Encima de una bicicleta también supone un interesante reto, pero si lo haces dentro del pelotón internacional, como ocurrió el 3 de julio de 2017, cuando el Tour de Francia pasó por el trazado belga en su tercera etapa, de Verviers a Longwy (212,5 km) compartes el reto y aprovechas la inercia de la bajada desde la primera curva del circuito. Así lo hicieron los ciclistas profesionales Arnaud Démare, Marco Haller y Scott Thwaites para registrar el segundo mejor tiempo de la plataforma aquella tarde de verano (19 segundos, a 41,1 km/h). Pero el récord está en 15 segundos y lo ostenta un desconocido de Singapur, Mar G, tras producir 483 W de media y a más de 100 pedaladas por minuto. Un total de 1.758 ciclistas lo ha completado.

A pie, el belga Gaël Maka logró completar la subida en 41 segundos, según datos de Strava, y ostenta el mejor registro desde noviembre de 2019, de entre los 1.998 valientes que se han atrevido a correr sobre el asfalto belga. Nosotros nos quedamos muy lejos (1:22) y maldijimos el momento en el que nos calzamos las zapatillas. Pero no todo el sufrimiento acaba al coronar el Raidillon.

Desde ahí hasta la siguiente curva, Les Combes, una chicane derecha-izquierda, hay otros 1,10 km de subida, que no se aprecia cuando se ven en acción los F1 en TV, pero que a pie o en bicicleta exige a las piernas. Con una pendiente media del 5,3% y con algún tramo del 16-17%, el récord de Strava en bicicleta lo tiene Pascal Willaert con 2:50 (32,1 km/h y 421 W) -el pelotón del Tour de Francia se quedó en 3:00 en julio de 2017 con Scott Thwaites, en el equipo Dimension Data por aquel entonces, en cabeza- y corriendo, Théodore Desforges, ingeniero junior de F1 de la FIA, es el propietario del KOM (5:02). Hasta 1.702 ciclistas y 1.799 runners han coronado Les Combes.

La montaña rusa de Spa-Francorchamps es un auténtico subibaja en mitad de bosques de un verdor especial, donde huele a lluvia y a salchichas a la parrilla a cada paso y las nubes se fusionan con las copas de los abetos. 1.233 corredores y 1.364 ciclistas han registrado tiempos en sus 7,004 km (lo que varía en función de por dónde traces cada curva)en los que se acumula un desnivel de 126 metros, aunque eso, para los F1 no suponga una complicación en sí misma. El trazado belga siempre ha estado entre los favoritos de la mayoría de pilotos del Gran Circo, que ven su longitud, su variedad de curvas y desnivel oportunidades únicas de demostrar su talento.

"Eau Rouge siempre es la parte más emocionante del circuito. Cuando la atacas a fondo, cuando llegas a la parte baja, tu interior se comprime. Y luego, cuando coronas, vuelve a la vida y sientes como que todo va a salir por tu boca, lo cual es bastante emocionante cuando ruedas a 300 km/h", ha llegado a decir Lewis Hamilton, siete veces campeón del mundo, sobre la sucesión de curvas más emocionante del calendario.