Fernando Alonso define como "milagro" pasar de tercero a séptimo en China
El piloto de Aston Martin se encargó de ensalzar una carrera que se le puso muy cuesta arriba con el paso de las vueltas y las salidas del coche de seguridad.
Resulta repetitivo, pero en China fue el propio Fernando Alonso el encargado de tildar el resultado como un "milagro". Cuesta creerlo si el ojo apunta a la comparación entre la parrilla de salida inicial y el resultado final, porque el piloto de Aston Martin cayó del tercer cajetín de salida que se ganó ayer en la sesión clasificatoria hasta el séptimo, del que no pudo pasar. George Russell lo mantuvo a raya, pero antes Fernando había adelantado sin oposición a un Mercedes (Lewis Hamilton) y otro McLaren (Oscar Piastri).
Eso es el "milagro" para él, estar por encima, al menos, de uno de los dos pilotos de esas dos escuderías que tilda como "grandísimos equipos". Aunque le faltaron pocas vueltas, visto el ritmo del último stint, para alcanzar la estela de George y quién sabe si adelantarlo.
Parte de esa gran gesta es también la salida, en la que rodeándolo por el exterior se comió a 'Checo' Pérez en lo que después de la carrera se encargó de recordar que son "igualdad de condiciones". Así pone en valor su alto nivel de pilotaje, recalcándolo frente los micrófonos por si alguien se lo había perdido en pista.
Alonso considera que el resultado está por encima de sus posibilidades porque, haciendo un repaso rápido, nada estuvo a su favor: "El Safety Car duró demasiado, sobre todo el segundo, y a los que no tenían que parar más les ayudó a mantener los neumáticos con más vida". El asturiano hizo una parada más que esa mayoría de pilotos, tres en total, y tras un último relevo de neumáticos voló para remontar cinco posiciones y quedar a cuatro segundos de Russell y diez de un Ferrari, "cosas totalmente impensables". "Cuando los coches bajan a su posición natural, vuelve a ser un milagro que acabemos séptimos".
Las simulaciones (por mucho que se empeñe en dejarlas en evidencia) y los tiempos registrados en carrera no mienten. En Shanghái, la lógica decía que Fernando fuera noveno, ya que el ritmo medio de carrera posiciona a los británicos milésimas por detrás de los Mercedes y casi un segundo detrás de los McLaren. Sin embargo, ahí está, séptimo.
Dardo al formato
Si se le complicó tanto el Gran Premio fue porque las cuentas no acabaron saliendo. El coche de seguridad le obligó a pasar por el box a cambiar un neumático duro que era después no tendría de nuevo de refresco. Ya no quedaban compuestos duros nuevos en la recámara, lo que hizo que en Aston Martin tuvieran que dar un vuelco a la estrategia y sumar un paso por el pit-lane.
Alonso se encargó de poner en tela de juicio el hándicap que sufrió: "El único juego de carrera que teníamos bueno quedó un poco cortado por el Safety, porque tuvimos que parar y poner un blando. No nos vino bien, lo mejor será no salir a la sprint para ahorrar penalizaciones y juegos de neumático para el domingo". Un dardo directo a la gestión de un calendario que condiciona el manejo de las gomas de cara a clasificación y carrera y, por supuesto, una sanción dura por un toque mínimo del que el español salió como peor parado.