50 años de Industrias en Santa Coloma: "Si el club no les rescataba de las calles, acababan en la cárcel"
El decano del futsal español celebra medio siglo con su fundador y presidente, Vicenç García, al frente: "Luché porque las malas noticias de la ciudad se convirtieran en buenas gracias al fútbol sala".

Santa Coloma es la cuna del fútbol sala español. Nadie le discute a este municipio que limita al norte con Moncada y Reixach, al sur con Sant Adrià de Besós, al este con Badalona y al oeste con Barcelona, con una distancia de solo nueve kilómetros hasta la Plaza de Catalunya, ser el epicentro del que fuera deporte de moda en los años 90. Sin embargo, una década antes, el futsal ejerció como una potente herramienta de transformación social gracias a un equipo llamado Industrias García.
Entre 1950 y 1975, Santa Coloma pasó de 15.000 habitantes a 137.000 dentro de la etapa del desarrollismo franquista con una riada de familias, en su mayoría del Sur de España, que buscaban en Cataluña un futuro mejor para sus descendientes. Del pueblo estructurado entre el torrente de Can Zam y la riera del Fondo, a una ciudad creciendo sin control hasta ocupar casi la totalidad del término municipal con nuevos barrios como Les Oliveres y Can Franquesa, construidos sobre una obsoleta red viaria heredada de los años 20, sin centros de salud ni colegios.

El retrato prototípico de muchas ciudades dormitorio españolas creadas en el tardofranquismo, con un urbanismo tan desestructurado como agresivo y especulador, cuyo imparable crecimiento demográfico generó no solo graves problemas de equipamientos e infraestructuras, sino también desafíos sociales de primera magnitud. La crisis económica disparó la tasa de paro nacional del 4,7% en 1976 y el desempleo creció hasta llegar al 24,6% en 1994. El 25% de los chavales que cumplieron quince años en 1979 no tuvieron acceso a la escolarización.
De hecho, hasta 1980 en España no estuvieron escolarizados todos los niños de 6 a 14 años. El psicólogo y educador Jaume Funes llegó a asegurar que en el área metropolitana de Barcelona "uno de cada tres chavales estaba en peligro de ser delincuente. Y no solo chicos de origen marginal, sino también hijos de obreros". Es justo en ese momento donde aparece Vicenç García Grau con su empresa de metalurgia, con su club de trabajadores reconvertidos en jugadores y con una idea tan innovadora como transgresora para garantizar el bienestar de las nuevas generaciones colomenses.

En 2025 se cumplen 50 años desde que este empresario, natural de Es Mercadal (Menorca), decidió crear un equipo con el nombre de su empresa, Industrias García, para participar en el popular campeonato de Meiland, unas icónicas instalaciones en el barrio de Horta, justo al lado de la Ronda de Dalt, donde se creó la primera pista de fútbol sala en césped artificial del Mundo. Aquel grupo de obreros de una fábrica de piezas metálicas mediante estampación y soldadura, con su jefe en la portería, se ha convertido hoy en el Decano del futsal español.
Vicenç García jugó su primer partido de algo parecido al fútbol sala en los años 60 en una pista descubierta de Santa Coloma enfrentándose a jugadores de Primera División en un partido organizado por el entrenador de la Gramenet, Lluís Aloy, exdelantero del Barça de la cinco Copas. Precisamente, en el club azulgrana ejerció de técnico en los alevines de fútbol el fundador del Industrias García. La exigencia de Laureano Ruiz de dirigir más equipo en la base barcelonista le obligó a dejar los banquillos con 28 años y a centrarse en su emergente empresa y en su nuevo equipo.

Lo que comenzó como una apuesta lúdica en el entorno empresarial para fomentar el deporte y el compañerismo entre sus trabajadores fue transformándose en la génesis de una 'revolución social' en la ciudad que albergaba su sede. Se pasó de perderse algunos partidos por tener que cumplir con el reparto de piezas o la recogida de materias primas en furgonetas a "contactar con jugadores de fútbol que jugaban en Primera Regional o Tercera y les ofrecía un puesto en el equipo y trabajo en la empresa", recordó Vicenç García. Las 'pachangas' con los empleados de la fábrica de Industrias García entraban en una nueva dimensión competitiva.
"Santa Coloma se conoce en todo el mundo como la cuna del fútbol sala", reiteró el fundador y presidente del club más antiguo de Europa y el segundo con más solera del mundo. El Peñarol uruguayo creó su sección en 1968 e Industrias García comenzó su andadura en 1975 en el torneo Meiland. Tres años más tarde, la escuadra colomense se registró en la Federación Catalana y logró siete ascensos de categoría consecutivos hasta que en 1986 se proclamó campeón de Cataluña y ascendió a Primera Nacional derrotando al Gran Vía. El año siguiente volvieron a alzarse con el título, llegando hasta la División de Honor (la actual Primera División), de la que solamente han estado ausentes durante tres temporadas, entre 2005 y 2008.

Industrias García fue el último equipo de la recién creada Liga Nacional de Fútbol Sala en 1989 que pagó a sus jugadores y el último conjunto que incorporó a un brasileño, Salvador Motta Neto. Además, en los primeros años, Vicenç García decidió que todos los jugadores/trabajadores tenían que cobrar lo mismo. "Empezaron ganando unas 10.000 pesetas (60 euros) al mes. Al cabo de un tiempo pusimos unas primas por partido ganado, y después se llegó a un límite de 30.000 pesetas al mes (180 euros). Luego ya empezó a haber distinciones entre jugadores", recordó.
De manera paralela a su consolidación en la élite del fútbol sala español, Vicenç García asumió, con preocupación, que "Santa Coloma era una ciudad dormitorio y la juventud tenía recursos limitados para practicar deporte y me surgió la necesidad de crear algo nuevo", rememoró. "Mi filosofía consistía en crear equipos de la base para poder nutrir a un primer equipo y para que los niños, en vez de estar en la calle, pudieran crecer con una disciplina deportiva y unos valores relacionados con el deporte", añadió. "Santa Coloma es al fútbol sala lo que Badalona al baloncesto, Granollers al balonmano o el hockey sobre patines a Igualada o Sant Hipòlit de Voltregà", sentenció.

Hay que viajar en el tiempo para hacer un retrato de la Barcelona de los años 80, atemorizada por la delincuencia juvenil e infantil del fenómeno 'quinqui'. Tirones de bolsos desde coches robados, asaltos a punta de navaja, atracos con escopetas recortadas y la heroína y sus jeringuillas usadas esparcidas, como una pandemia, muy cerca de las mismas mochilas escolares, que ejercían de improvisadas porterías en los descampados de las barriadas de la periferia catalana. "Hasta las Olimpiadas de 1992, Santa Coloma en los años 80 era una ciudad conflictiva y con muchos problemas. Yo quería hacer cosas para que saliera en los medios, pero en positivo", reconoció García.
La delincuencia juvenil, el 'quinquismo', fue un filón para la prensa sensacionalista e incluso para el cine comercial de la época, que transformó a macarras imberbes, ladronezuelos y heroinómanos en leyendas urbanas como 'El Vaquilla', cuya detención fue retransmitida en directo por TV3. "Cuando decidí crear el club lo hice porque quería que la imagen de mi ciudad fuera otra. Luché para que las malas noticias asociadas a Santa Coloma se convirtieran en buenas gracias al fútbol sala. Creo que contribuimos a cambiar ese relato, y solo por eso ya me siento muy orgulloso", aseveró.

Este amante del deporte lo logró con su admirable carácter filantrópico, para preservar el bienestar del municipio que le acogió con 5 años y en el que sigue viviendo a punto de cumplir 80. Utilizó una herramienta: el fútbol sala, usado como si fuera una religión en Santa Coloma para evangelizar un entorno socialmente complicado. Un deporte que se convirtió en un fenómeno de masas en la ciudad, que era capaz de inscribir hasta 90 equipos en las famosas '24 horas' locales o incluso batir el Récord Guiness del partido más largo, con 37 horas y media de duración.
"No es un club dentro de una ciudad, sino una ciudad dentro de un club que le ha dotado de un carácter único, de barrio, de calle. Hay mucha pasión", afirmó con orgullo. La meca del fútbol sala español. La historia de un equipo unida de manera indefectible al crecimiento de su municipio. "No quiero pecar de vanidoso, porque pienso que las cosas se hacen por convicción, y por ilusión, pero es evidente que el fenómeno del fútbol sala en Santa Coloma no habría existido sin Industrias García", sentenció el empresario que tuvo tan visionaria idea de lo que hoy se conoce en las empresas como RSC (Responsabilidad Social Corporativa).

El pasado viernes tuvo lugar la presentación del libro 'Industrias Santa Coloma. Pasión por el fútbol sala', escrito por el directivo Sebastián Domínguez y publicado por Editorial Base. La obra ofrece un recorrido completo por medio siglo de historia de la entidad colomense y de su fundador y presidente. La alcaldesa, Mireia González, señaló que "no es solo un equipo. Es parte de nuestra identidad. Y nada de esto habría sido posible sin la figura de Vicenç, que con su esfuerzo y dedicación ha convertido el club en un referente del futsal nacional. Su visión ha hecho del club una bandera, un símbolo de identidad colomense que nos representa en todas partes".
Nuria Parlón, consellera de Interior, y Javier Lozano, presidente de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), escribieron los prólogos del libro. Para la exregidora de la ciudad entre 2009 y 2024 "es un merecido reconocimiento a Vicenç García y a toda una generación colomense que hizo crecer sus sueños de la mano de un gran equipo y una gran familia". De hecho, el alma mater del club ha traspasado la pasión por este deporte a su hija Zaida García, quien ha asumido el mando de la secretaría general del club. El exseleccionador bicampeón del mundo destacó que "Industrias es un símbolo social y de crecimiento, tanto de una ciudad como del propio fútbol sala. Sobre todo, ha sido y es una fábrica de sueños".

"A través del deporte, este club ha formado mejores personas y ciudadanos. Vicenç García es un hombre muy querido y entrañable y en toda España es una referencia. Tiene una gran humanidad, y esa virtud la ha trasladado tanto a su empresa como a su club, que es una escuela de vida", explicó Lozano, que recordó que "hubo y hay muchos jugadores colomenses en la selección nacional y dos son campeones del mundo y medio en broma o medio en serio, uno de ellos me dijo en un viaje: 'si no llega a ser porque el equipo me rescató de las calles, hoy estaría en la cárcel Modelo de Barcelona'".
En la actualidad, Industrias Santa Coloma tiene 9 equipos (6 masculinos y 3 femeninos) y un total de 96 jugadores desde juvenil hasta benjamín. La idea primigenia era que "los chavales que estaban en la calle dando vueltas, estuvieran en unas instalaciones deportivas practicando un deporte de forma controlada. Era una forma de darles cobijo y hacerlos crecer en el ámbito deportivo al mismo tiempo que se les educaba en valores para la sociedad", explica. "El primer equipo existe para que los de abajo tengan ilusión y esperanza de llegar a jugar en él", ratificó Vicenç y advirtió que "la primera plantilla me hace mucha ilusión, pero si algún día dejamos la base, lo dejaremos todo".

"La filosofía es crear personas antes que buenos jugadores. Hacemos seguimientos a los niños en sus estudios y su comportamiento con la familia, para que luego tengamos jugadores de los que estar orgullosos", afirmó Vicenç García, que había abonado con la ilusión del fútbol sala un terreno baldío para generar ídolos locales. En la memoria colectiva colomense emerge el nombre de Rafael Durán, Fali. Llegó -tras hacer el servicio militar y recomendado por su hermano- con 21 años a Industrias, al igual que otros jugadores recordados como Durán o Agustín, a cambio de una oportunidad laboral en su ciudad en plena crisis económica. Era un operario de la fábrica, que compaginaba su trabajo con la práctica del fútbol sala.

Un futbolero rebotado del Racing Valona. Un jugón forjado a base de regates en la calle. Fali fue el primer colomense en jugar con la Selección española. Su dorsal 6 fue retirado y la camiseta colgada en 1992 en lo más alto del pabellón Santa Coloma desapareció durante una remodelación de la cubierta. Quizá algún albañil nostálgico la 'tomó' prestada para guardar en su casa una elástica de incalculable valor. En su última temporada como entrenador, Fali le dio la alternativa a otra leyenda de Industrias Santa Coloma como Javi 'El Mito' Rodríguez, bicampeón del mundo (2000 y 2004) y elegido mejor jugador del planeta en 2005. Otro crack de barrio, esculpido en las plazas de Santa Coloma, que utilizaba el 'ascensor social' del fútbol sala para llegar a la élite.

Después de él fue el turno de Óscar Redondo, Rubén González - director de la Liga Catalana de Futbol Sala (FCF)-, Albert Segura, Rafa 'Palote' Muñoz y otros muchos más recientes como David Álvarez. Industrias Santa Coloma rozó el cielo pero perdió la final de Liga (1998-99) contra Caja Segovia, a pesar de la actuación de Marcelo dos Reis, un pívot brasileño que acabó nacionalizándose y se proclamó campeón del Mundo en 2004 con España. Los colomenses fueron subcampeones de la Copa del Rey (2014-15) y también han conquistado cuatro Copas Catalunya (2012, 2019, 2023 y 2024).
Uno de los ejemplos más paradigmáticos es el de Dani Salgado, que siendo jugador de Industrias se convirtió en 2015 en el concejal de Deportes de Santa Coloma. "El club es la imagen de la ciudad y es una localidad con mucha gente donde los niños pueden practicar fútbol sala en lugar de estar en la calle. La cantera y lo creado por Vicenç es una labor increíble. Hay que hacer un monumento al presidente. Lo que gasta para el deporte y sus esfuerzos para que esos niños tengan un futuro son encomiables", resaltó el pívot reconvertido en político.

Pudo jugar en el RCD Espanyol como otro goleador colomense ilustre llamado Raúl Tamudo, pero "jugando en la calle con mis amigos me vio un entrenador de Industrias García. Me descubrieron pegando chuts en una persiana con colegas. Me dijo si quería probar al fútbol sala, que me daría unas Múnich para entrenar. Y nada, fui, me ficharon, empecé como cadete y aquí estoy". Dani Salgado fue el máximo goleador de la Liga Nacional de Fútbol Sala con Industrias Santa Coloma en tres ediciones consecutivas (2012-2015), un hito que posteriormente fue igualado por Ferrao (2016-19).

Muchas de las asistencias recibidas por el pívot brasileño en el Barça fueron obra de Adolfo Fernández. Otro producto de la fértil cantera de Industrias y embajador de Santa Coloma. Recorría las calles de Les Oliveres jugando al fútbol sala desde que era pequeño y se incorporó siendo benjamín de segundo año con 8 años. Desde que fue infantil, el club azulgrana trató de ficharle, pero el sólo quería jugar en 'El Barrio'. "Formar parte de esta familia es muy especial para mí y para todo el que siente los colores del club", certificó.

"Es muy bonito el poder lucir la camiseta del que ha sido tu equipo desde que eras pequeño y con el que soñabas poder estar arriba", relató 'El Bicho' de Santa Coloma. Debutó en la Primera División con poco más de 16 años y tras quince temporadas, se incorporó al Barça en la temporada 2016-17 con 23 años. En la campaña 2019/20, fue el máximo goleador de la Liga y fue elegido como el mejor jugador de la competición. Para Adolfo, "aparte de crear buenos jugadores se crean mejores personas y todo esto es gracias a Vicenç García, sin él no se lograría".

Puede que la próxima estrella de Industrias acabe de pasar por la puerta del Pavelló Nou y esté jugando en el parque de la Torre Balldovina soñando con emular a los jugadores de Xavi Closas, que esta temporada ya han jugado la Copa de España y luchan por jugar el playoff al título con uno de los presupuestos más bajos de la categoría. Ese es el legado perenne e indeleble de un hombre extraordinario con el apellido más ordinario de España.
Vicenç García recibió la insignia de oro y brillantes de la LNFS por su dedicación al fútbol sala, pero para él "lo relevante siempre ha sido nuestra obra social, que para muchos niños y familias ha significado una oportunidad de salir de la calle, crecer en un ambiente deportivo y con valores y ha caminado inseparablemente de la mano de nuestras victorias y siempre me acompañará", finalizó el presidente de Industrias.