El hombre detrás del milagro del Mallorca: "Teníamos problemas de todo tipo que te puedas imaginar"
Alfonso Díaz, CEO de negocio del club bermellón, vivió la caída al pozo pero ahora disfruta del crecimiento del proyecto, con el premio de la final de Copa.
Traje oscuro, corbata gris, ojos azules y funda roja bermellona para el Iphone, que aparta educadamente para atender las preguntas de Relevo una hora antes del Mallorca-Granada. Alfonso Díaz (Sevilla, 1975) es el CEO de negocio, el ejecutivo que ha vivido y operado la evolución del club desde Segunda B a una final de Copa, con un estadio innovador y un proyecto que luce en el césped y en la comunidad balear. Un viaje desde el barro a un paso del cielo, de los campos de Segunda B a la Supercopa de Arabia, de un estadio con 6.000 fieles a uno con más de 20.000, el túnel de vestuarios más revolucionario del fútbol europeo y el tardeo como modo de vida del futbol. Lleva semanas con el flequillo agitado para obrar el milagro de movilizar 21.000 demonis de la isla a Sevilla. Si se gana, volver será lo de menos.
¿Quién era Alfonso Díaz antes de llegar al Mallorca?
Nací en Sevilla, donde tengo la mitad de mi familia, y prontito me fui a vivir a Madrid. Y ahí es donde crecí y estudié. Viví 4 años entre medias en La Coruña. Me licencié en Económicas y Empresariales y empecé trabajando en empresas multinacionales, como General Electric y, sobre todo, en LG Electronics, donde he desarrollado mi carrera profesional en el ámbito financiero. Ahí llegó la oportunidad de venir a esta isla y a este proyecto del Mallorca, desde 2016, y ahora como CEO de negocio, llevando toda la parte de negocio institucional del club. Muy bonito, muy interesante, emocionante y con mucho futuro.
¿Practicaba deporte de joven?
Sí, sí, deportes de todo tipo. Siempre he jugado al fútbol, me ha encantado, a niveles muy, muy bajos de regional ahí en Madrid. En el Atlético Ciencia, en el Complutense… Me gusta mucho montar en bici, también en moto, soy muy motorista. De carretera y también de campo. Bueno, me gustan todos los deportes. Casualidad que he acabado en la industria del fútbol.
¿Cómo llega la oportunidad del Mallorca?
El consejero delegado anterior (Maheta Molango) estaba buscando a una persona nada más llegar para controlar toda la parte financiera y operativa. Llevaba ya 14 años en LG, y bueno, era un momento en el que iba más a ganar que a perder, estaba seguro. Me apetecía arriesgar un poco. Mis hijos tenían dos y tres años. Quería cambiar un poco de aires y venir a una isla como es Mallorca, que solo se habla bien de la calidad de vida que se tiene aquí. Y el proyecto. Había que empezar totalmente de cero pero en un club histórico. Era un reto grandísimo y muy emocionante.
¿Tiene algo que ver su labor actual con la de LG?
Tratar de profesionalizar mucho el club. Partir desde la parte de la gestión, profesional y económica. Yo creo que esa puede ser la base de llevar adelante un proyecto como este. Desde la planificación, trabajar de manera organizada y muy profesional. Yo creo que trabajando de esa manera, da igual el sector o la industria en la que estés. Al final, los resultados acaban llegando.
¿Qué se ha encontrado en el fútbol que le haya sorprendido?
Yo llegué en abril de 2016 y la propiedad, en enero. Yo creo que era un momento en el que, sobre todo los clubes de la liga, estaban empezando en una nueva forma de ver y gestionar el fútbol, que es donde estamos ahora. Se empezó la centralización de los derechos de televisión, donde se empezaba a profesionalizar mucho la liga. Y los clubes se tuvieron que adaptar a esta situación. Yo creo que desde que llegué hasta ahora, en paralelo, todos los clubes hemos ido viviendo esa evolución hasta donde estamos ahora. Estamos totalmente alineados, sabemos trabajar en conjunto y tenemos unos retos comunes. Y compartimos información, cada vez más, y eso es fundamental. Me encontré en una situación en la que cada club un poco iba por su lado, pero que poco a poco hemos ido creciendo juntos. Y entendiendo que juntos íbamos a ser más fuertes y podríamos hacer crecer la liga en global. Y cada club iba a crecer también. Creo que es la línea que se está viendo hoy en día.
¿Necesitaba el fútbol profesionales de fuera de la industria?
[Primero duda]. Yo creo que sí. Pero cada club es un mundo. Mi perspectiva es que se necesita gente profesional en lo que es la gestión más de negocio, financiera, etc. Alguien que no debe por qué tener experiencia en el mundo del fútbol. Esto es una empresa como cualquier otra y hay que tratarla así, a nivel de gestión, para ser lo más profesional y organizados posible. Y luego rodearte de gente muy buena ¿no? A nivel de dirección, obviamente en la parte deportiva. Y cuando eso ocurre, pues creo que las cosas salen. En este club somos gente normal, con muchas ganas, gente joven, que no nos da miedo a arriesgar, a equivocarnos, a tomar decisiones innovadoras, disruptivas. Y bueno, pues yo creo que ha funcionado hasta ahora.
Pero aquí los clientes son fans, son apasionados, se sienten dueños del club. Esto no es como vender electrodomésticos… Y la presión de cuando hay 26.000 personas en un campo diciendo esto sí, esto no. Eso cambia mucho.
Aquí están las dos perspectivas. La primera, tener a 26.000 personas cada 15 días aquí es un aliciente más para seguir trabajando. Ver las emociones de la gente, cómo sienten al equipo, cómo lo pasan mal cuando pierden, cómo se ilusionan cuando ganan. Venir un día como hoy en día de partido, donde ves toda esa ilusión, la gente joven, los chavales, las niñas, los niños, las familias… Eso para mí no es presión, sino algo muy motivador, saber que estás trabajando por toda esta gente. Es una forma de incentivarte en tu día a día. Es verdad que en otros sectores no ves a tu cliente ni te encuentras con él en masa cada 15 días. Es mucho más impersonal y esto para mí es un aliciente en positivo. Y la segunda, creo que si demuestras que estás trabajando de una forma honesta, profesional, organizada, la afición sabe entender que hay detrás gente que está trabajando por el bien de este club. Obviamente hay veces que se están más de acuerdo, otras menos. Perder partidos, obviamente, afecta mucho. Pero hay que encontrar ese equilibrio. Si las cosas se están haciendo bien y se tiene paciencia, las resultados salen.
Si tuviera que hacer una foto que represente el momento actual del club, ¿qué escena recogería?
Yo me iría a la inauguración o reinauguración del estadio que tuvimos en enero. Ahí sentí ese sentimiento de pertenencia no solo al club, sino a esta comunidad, a Islas Baleares, a Mallorca, a esta isla. Fue un momento muy especial, muy único, donde el estadio lleno, toda la gente... Fue un movimiento muy social, más que futbolístico, inaugurar algo que la gente siente tan suyo, como es un club de fútbol, como parte de su cultura, de sus tradiciones. Este es un club de 108 años y ese momento tan bonito como tuvimos con el himno de las Islas Baleares (la balanguera), el ball de bot, que es el baile típico de aquí, con los dimonis, que también está muy arraigada la cultura, el ver cómo todo el mundo coreaba y cantaba ese himno, luego el himno del Mallorca... Me quedo con ese momento de los últimos ocho años, porque fue como un culmen a todo el trabajo que hemos hecho y todo el mundo unido y con un sentimiento muy, muy profundo.
¿Y a la inversa, el peor momento hasta ahora?
El descenso a Segunda B. Nosotros llegamos en 2016, en enero. Esa media temporada se salvó al equipo, pero en la siguiente descendimos. Y ese descenso fue duro. Fue duro por todo lo que suponía, porque veníamos con mucha ilusión de hacer algo en corto plazo y de cambiar la dinámica que tenía el club, que estaba en una situación muy complicada a todos los niveles, social, económico, problemas de todo tipo que te puedas imaginar, con una deuda de concurso gigante, una situación muy compleja y hay un descenso. Fue un fin de semana en Miranda de Ebro y el lunes llegamos todos a la oficina y estábamos convencidos de que esto lo íbamos a levantar. Y vuelvo a lo mismo, a esas palabras de retos y de trabajar de una forma muy planificada. Nos pusimos manos a la obra y aquí estamos.
¿Qué le dijo a su equipo de trabajo ese lunes?
Que incluso en las situaciones peores hay oportunidades. Y la nuestra era empezar de verdad de cero. Después de muchos años complicados por los que había pasado el club, había que hacer un borrón y cuenta nueva y empezar a trabajar. Estructuramos el club completamente. Y ahí yo creo la importancia también de la tranquilidad de los propietarios. Son un grupo de accionistas que saben mucho de deporte, que son exprofesionales del mundo del deporte y que tienen esa visión a largo plazo, que saben lo difícil que es obtener resultados y que que hay que tener paciencia y pensar en el largo plazo. Aquí tenemos a Andy Kohlberg, que es nuestro presidente y máximo accionista, ex tenista profesional; a Steve Nash [legendario jugador de la NBA], Steve Kerr, que es el actual entrenador de los Warriors y un mítico jugador del quinteto de los Chicago Bulls de Michael Jordan; a Stuart Holden, otro exfutbolista, Bolton y selección americana. Tenemos una consejera de administración, a Graeme Le Saux, también internacional inglés. Ese perfil de propiedad que sabe estar tranquila, que sabe que ellos han sufrido lo difícil que es el mundo del deporte, del fútbol, y que pese a una situación tan grave como es un descenso a Segunda B, saben que hay que seguir trabajando y apostando por el futuro. Y eso también te da tranquilidad.
¿Hay algún momento en esa travesía en el que viviera algo que dijera 'llegamos a Primera seguro', que fuera premonitorio de que estaban en la dirección correcta?
No hay algo concreto que digas, 'oye, esto va a ocurrir', porque es muy difícil. Te encuentras en Segunda B y empiezas de cero. Empiezas en un estadio que tienes que reducir la capacidad, y abres el primer día y ves que hay 6.000, 7.000 aficionados, que estés donde estés van a estar ahí. Y eso es también edificante, sabes que no estás solo, que esos estarán siempre. Y te ayuda a seguir, a decir, 'oye, vamos a trabajar por esta gente y luego seguro que irán viniendo más'. Y después pensar en las oportunidades que teníamos. Es empezar de cero, sin presión, sin ninguna presión, porque podías hacer muchas cosas. Sales del entorno de la Liga, que está muy controlada, muy gestionada, para tener un producto adecuado. Y en Segunda B empiezas a hacer muchas cosas, a innovar mucho en cuanto a los espacios, el estadio, cómo gestionar todo por tu cuenta. No tenías la ayuda de esos procedimientos de LaLiga, sino que ahí tienes que ver qué haces con los derechos de televisión, cómo vendes tu producto, las entradas… Cómo trabajas en ese día a día: Y eso te curte mucho. Luego viajar por toda España, por todos los estadios de Segunda B, conocer a todos esos clubes. Es complicado y aun siendo un gran club como éramos nosotros, fue muy difícil. Ascendimos, pero fue muy complicado irte a pegarte a esos estadios, a los campos, con aficiones fuertes. Es un aprendizaje a todos los niveles.
¿Nunca se desanimó?
A lo mejor es que soy muy positivo y voy a las cosas positivas siempre. Teníamos la oportunidad de borrar todo lo que ha pasado en el club en los últimos 8, 9, 10 años y vamos a empezar de cero. Y solo puedes ir a mejor. Fue Segunda B, Segunda, Primera, Segunda, Primera, Primera, Primera y ahora finalistas de la Copa. La verdad es que son 7 u 8 años muy intensos.
¿Y tras el concurso, ha llegado la plena estabilidad?
Ocurre este descenso, pero seguimos trabajando en reestructurar el club a todos niveles, área de negocio, área deportiva y se construye el equipo totalmente de cero. Buscamos ese perfil de jugador, que es un luchador, que trabaja… Parecen cosas muy manidas en el mundo del fútbol, pero es la realidad, es rodearte de ese perfil de jugador que lo da todo y que va más allá. Es la única forma de poder salir de donde estábamos. Y luego vamos poco a poco pagando esa deuda de concurso, que es un lastre, es una mochila que llevas ahí muy complicada, donde todos los años había que pagar 5 o 6 millones de euros con unos ingresos mínimos. Y entre medias vas reestructurando y haciendo ganar el valor de la marca, de la marca Mallorca. Que todo el mundo confiase en nosotros, porque bueno, pues se dieron años muy convulsos y no era sencillo que esta marca tuviese un nombre, que hubiese patrocinadores que quisiesen estar con nosotros.
"Queremos 'ser parte de'. Integrados en la sociedad, en lo que ocurra a nivel cultural, de ocio, gastronomía..."
Y poco a poco hemos ido construyendo, pues asociarnos a estos valores de esfuerzo, de trabajo, asociarnos mucho a esta gran isla, a su estilo de vida, a lo que somos. No olvidarnos del arraigo de la gente de aquí, de las tradiciones, de tratar de ser una institución importante en la isla y un referente. Todo esto lo hemos ido construyendo durante 7 u 8 años y yo creo que estamos ahora en ese nivel en el que hemos vuelto a tener una marca reconocida, una marca que da valor con unos buenos patrocinadores, buenos niveles de ingresos, con una plantilla a nivel deportivo que cada vez tiene mejores jugadores, pero donde no hemos perdido esa esencia, esa cultura de cuando estábamos allí en el barro de Segunda B. Los jugadores saben que tienen que dar más del 100%, que tienen que sentir esto y que tienen que dejarlo todo. Y son personas, vuelvo a lo mismo de antes, muy normales. Jugadores sin egos, donde cualquiera que viene se adapta muy bien al grupo y eso también pasa en la oficina, en el día a día. Es hacer esto y no es que haya una receta, es rodearse de gente que realmente quiera estar ahí y sentir esto y querer moverse.
El estadio es capital en el proyecto. Insiste mucho en que tienen que ocurrir cosas todos los días. Díganos una.
Lo que sueño es que siempre haya gente en este estadio, todos los días, que no sea un espacio muerto. La realidad es que los estadios hoy se usan 19, 20, 23 días al año. Cierran la puerta y son grandes estructuras de hormigón cerradas, con grandes portones metálicos, como acorazados en medio de una ciudad. Y no tiene sentido. Nosotros tenemos que conseguir que esto siga vivo, que no cerremos ahora después del partido, echemos la llave y hasta dentro de 15 días no se vuelve a abrir. Y ese es el propósito, que podamos conseguir que la ciudad tenga otro espacio y que seamos parte de la ciudad. Va en esos valores de 'Ser parte de'. No ser solo un club de fútbol, que tengamos que estar integrados en la sociedad, en lo que ocurra a nivel cultural, a nivel de ocio, gastronomía, la importancia de aquí en las islas, que todo esto siga ocurriendo aquí y que no seamos algo aparte de la ciudad. Eso es lo que queremos. Estamos trabajando en el desarrollo de esos programas que hagamos, que son programas de gastronomía, de cultura, arte, música, y todo esto el estadio tendrá cada mes una agenda con las diferentes actividades que van a ocurrir. Añadido a eso, en toda la parte de la fachada principal, vamos a tener una serie de espacios de servicios, donde vamos a tener un nuevo sport bar, un gimnasio, una clínica de rehabilitación y performance deportivo, una clínica estética. También estamos trabajando con una empresa interesada en hacer un espacio de coworking... ¿El gran sueño? Un gran concierto de un gran grupo internacional. Eso ya le toca a la isla. A ver si el año que viene podemos organizar algo grande. También eventos deportivos grandes. No sólo fútbol, también a nivel de selecciones. Estamos trabajando en varias ideas que iremos desvelando.
¿Qué opinión tiene de la Superliga?
En línea con lo que pensamos la mayor parte de los clubes de LaLiga. Es un proyecto muy elitista para unos pocos, que no se basa en la meritocracia. Al final, conseguir los logros a base de competir en las ligas nacionales. Y eso tiene que ser la base de todo. Es la base del fútbol. Y a partir de ahí tienes que ir consiguiendo y poder acceder a competiciones europeas. Yo creo que hay que pensar en todos, no hay que pensar solo en unos pocos, en una élite. Sino que el fútbol, la realidad del fútbol, son todos estos clubes europeos, fuera de esos 15 o 20 grandes. Esa es la realidad del fútbol.
Y ahora el reto de la final. ¿Cómo se saca a más de 21.000 personas de Mallorca?
Nosotros nos encontramos con un momento increíble, histórico, después de más de 20 años que hemos llegado a una final. No lo esperábamos en este periodo, pero quizás fruto del trabajo que estamos haciendo puede ser una consecuencia. Y ahora nos encontramos con un gran reto, el de la insularidad, el de trasladar a 21.000 personas fuera de una isla a la península y eso es un reto muy muy importante, un reto logístico que tiene que ser responsabilidad de todos, no solo del club, y es lo que he tratado de trasladar a instituciones, a todas las líneas aéreas, al presidente de transportistas de aquí de la isla, a las agencias de viajes, todo el mundo tiene que estar aquí y tiene que colaborar y trabajar juntos. Hemos hecho un grupo de trabajo, yo creo que han entendido el mensaje y todos juntos tenemos que trabajar para que esto ocurra, si no pues sería muy complicado hacer un movimiento tan grande de personas que solo pueden salir en avión o en barco. Y a un precio asequible. Queremos hacerles ver que no es momento de ganar dinero, es momento de arrimar el hombro y de conseguir que esta comunidad demuestre que es capaz de afrontar un reto tan grande como este, que es mover a tanta gente a una final. Estoy seguro de que vamos a conseguirlo, estamos trabajando en ello, cada vez tenemos más opciones para viajar, la afición está entusiasmada por una situación como es la de viajar a Sevilla y jugar una final después de 20 años y si hacemos eso ya habremos ganado, estoy seguro que habremos ganado como comunidad, como sociedad, como afición. Tener allí a 21.000 Demonis y estar representando a nuestra comunidad, nuestra isla en una final.