A Ancelotti le hace daño la lesión de Tchouameni: le parece el jugador más necesario... después de Bellingham
Considera que es quien lanza a Valverde y Camavinga a la presión y por algo ha sido titular en 12 de los 14 partidos jugados, uno como central.
![Ancelotti abraza a Tchouameni después de un partido de esta temporada. /GETTY](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202311/02/media/cortadas/ancelotti-tchouameni-realmadrid-RyiLCxqIgRgkCn3MvQgdg6I-1200x648@Relevo.jpg)
El Carlo Ancelotti entrenador continúa viendo el fútbol desde los ojos del Carlo Ancelotti centrocampista. No es mala posición para verlo. Alrededor del círculo central está el meollo del juego. El epicentro del campo de maniobras. El laboratorio donde se mezclan los potingues. La energía, que dice el italiano, cuando quiere decir intensidad de Tchouameni, Camavinga y Valverde, con el 'fósforo' (cerebro) de Modric y Kroos.
Por supuesto, desde la atalaya del banquillo, hace mucho tiempo que ha cambiado el prisma, la mentalidad y la responsabilidad. Pero su visión es la misma. "El centro del campo es la llave de todo. Si esa línea funciona y sus componentes hacen lo que tienen que hacer, lo normal es que ese equipo defienda y ataque bien y por lo tanto juegue bien y gane". Puede que no sean las palabras textuales, pero esa es la idea que el técnico transmite a todos aquellos que le quieren escuchar.
Anda ahora Carlo, y por consiguiente su álter ego Davide, bastante preocupado por la lesión de Tchouameni. Es evidente que él concede al francés más trascendencia que algunos de los especialistas de los medios de comunicación, e incluso gran parte de la afición blanca. No es una casualidad que haya sido titular en la posición de mediocentro en 11 de los 14 partidos disputados por el equipo en lo que va de temporada. Y para ratificar su plena confianza, le colocó de central contra Osasuna el día que se quedó sin dos de los habituales en esa demarcación: Alaba y Nacho.
Aurelien, uno de 'noi'
Ancelotti considera a Tchouameni 'uno di noi'y solo le ha dejado fuera del once inicial contra el Atlético en el Metropolitano: entró por Camavinga en el minuto 56 cuando el equipo ya perdía 3-1. Y en Braga, en el partido previo al enfrentamiento contra el Barcelona, pero le terminó sacando porque veía que su equipo estaba comenzando a perder el control del centro del campo. A sus más íntimos, suelen ser casi siempre compatriotas suyos, el entrenador les ha confesado que el galo es quien mejor ejecuta sus órdenes, el más organizado y obediente para jugar en esa posición que él conoce bien de sus tiempos de pantalón corto. "Si no perdiera algunos balones tontos, sería...".
Aurelien es el encargado de tirar la presión hacia adelante y llevarse consigo al campo enemigo a Valverde y Camavinga, que han sido sus compañeros de línea más habituales. En Montjuic hubo momentos en los que le vimos buscando a Gundogan en campo contrario, mientras Valverde se hundía de lateral derecho en espera de Balde y Kroos, eclipsado por Fermín, se quedaba a mitad de camino, en zona de nadie. La primera parte que hizo su equipo contra los de Xavi llegó a endemoniar al técnico italiano, que en el descanso se despachó a gusto.
Por eso, ahora que va a estar dos meses sin su francés preferido en el eje del equipo, sabe que tendrá que retocar conceptos. Porque pierde uno de los tres centrocampistas modernos, auténticos representantes del fútbol contemporáneo en el que manda el físico. Los otros dos son Camavinga y Valverde, y ni Kroos ni Modric entran ya en ese apartado. Todo lo contrario. Cada vez menos. Lo suyo es otro fútbol, en el que el balón tiene mayor preponderancia y la colocación y la experiencia son sus dos grandes virtudes.
En estos 14 primeros partidos del curso, casi una cuarta parte de los que puede disputar hasta el final de temporada, Ancelotti ha agitado mucho su línea preferida, el centro del campo. Si se considera que, de salida, sus titulares eran Tchouameni-Valverde- Camavinga-Bellingham, hay que añadir que Kroos ha entrado en escena con siete titularidades y Modric con cinco. El rombo con el que comenzó la temporada empezó a desvanecerse y perder presencia como dibujo táctico, precisamente, en el Metropolitano, en el único partido perdido por el equipo hasta ahora.
¿Quién aporta el músculo del francés?
Aquella noche, además de no jugar Tchouameni de titular, Carlo se inventó una línea, una altura, más en el centro del campo: un mediocentro (Camavinga), dos interiores (Valverde y Kroos) y dos mediapuntas (Modric y Bellingham). Aquello, con la libertad propia que el italiano concede a sus jugadores, ya no era 1-4-4-2 en rombo, y si hubiera que haberlo encuadrado en un dibujo habría que haberlo hecho en el 1-4-3-2-1. Su famoso árbol de Navidad del Milan. Desde entonces, el rombo aparece de Pascuas a Ramos, cuando Bellingham, que ya parte habitualmente desde la banda izquierda, cae por el pasillo central para llegar a posiciones de remate y a esa área rival que ha alquilado como lugar para vivir sin ser su primera residencia y que, si continúa por esa línea goleadora, puede acabar comprando en propiedad.
Sin Tchouameni, Ancelotti buscar ahora quién puede aportar su parte alícuota de músculo, de fuerza, de ida y vuelta, de presión, de posicionamiento. Bellingham, otro jugador moderno, físico, potente, con buen juego aéreo, podría ser perfectamente, de forma natural, quien echara una mano en la faceta defensiva en el centro del campo. Pero Ancelotti tiene miedo que si el inglés malgasta energías en esa misión, pierda parte, aunque sea poca, de la libertad que ahora tiene para, saliendo desde la banda, por detrás de Vinicius, a lo Zidane con Del Bosque, campar por todo el resto del terreno de juego.
Camavinga y Kroos se antojan las dos variantes para ocupar la posición de mediocentro en los próximos partidos. Dependerá del encuentro, de la condición de ser local o visitante y de la calaña del rival, pero en cualquier caso, Ancelotti seguro que echa de menos a su Tchouameni del alma.