30 años del último gran grito de Maradona: "¡No necesitaba droga para tomarme revancha y para gritarle al mundo mi felicidad!"
El Pelusa anotaba su último gol en un Mundial ante Grecia el 21 de junio de 1994. Cuatro días después daba positivo por efedrina y volvía a ser sancionado.
Diego Armando Maradona dejó un sinfín de imágenes sobre los terrenos de juego. Especialmente cuando se trataba de un Mundial. La instantánea de su mano ante Shilton en México 86. Su galopada para marcar uno de los mejores goles de la historia y dejar una de las mejores narraciones de siempre en voz de Víctor Hugo Morales. O su "hijos de p…" como respuesta a los pitos de la afición italiana antes de empezar la final del Mundial de Italia 90 son parte de la pinacoteca histórica del balompié. Pero al Diego le quedaba un último lienzo por protagonizar.
'El Pelusa' llevaba tiempo conviviendo con la polémica. Ya había salido de forma abrupta del Nápoles, había sido sancionado durante 15 meses por consumo de cocaína, había probado fortuna en el Sevilla, había intentado volver con Newell's… Todo para intentar volver a un fútbol que parecía darle la espalda, pero que estaba dispuesto a darle una nueva oportunidad.
Primero fue en su vuelta a la albiceleste en la repesca de cara al Mundial del 94 ante Australia. Y más tarde con su convocatoria para disputar la Copa del Mundo que se iba a jugar en Estados Unidos. Una llamada que se producía a contrarreloj. Diego tenía que luchar contra la edad (34 años por aquel entonces) y contra su físico. Sin embargo, de la mano del Profe Signorini, Diego se encerró en La Pampa y consiguió adelgazar hasta 12 kilos para llegar en plenitud a la cita mundialista.
A pesar de las reticencias del Coco Basile, Maradona entró en la convocatoria y no tardó en dejar su sello en el Mundial. El 21 de junio de 1994, Argentina se enfrentaba a Grecia en el Foxborough Stadium de Boston, en su primer partido en el campeonato. Batistuta sería el protagonista del duelo con tres goles, pero Diego dejó la que terminaría siendo la imagen de ese torneo.
Ante 54.000 espectadores, Fernando Redondo recibió un pase de Abel Balbo y, en una combinación exquisita, jugó con Claudio Caniggia y éste con Maradona, que culminó la jugada con un potente zurdazo que entró a la derecha del portero griego. Diego iniciaba la carrera a la banda, vio una cámara y se fue corriendo y gritando hacia ella, dejando una de las grandes instantáneas de la cita.
Años más tarde, el propio Diego explicó el motivo de esa celebración eufórica y enrabietada a la vez: "Yo llegué al Mundial limpio como nunca, como nunca… Porque sabía que era la última oportunidad de decirles a mis hijas: 'Soy un jugador de fútbol, y si ustedes no me vieron, me van a ver acá'. Por eso, por eso y no por otra cosa, no por alguna gilada que se dijo por ahí, grité el gol contra Grecia como lo grité. ¡No necesitaba droga para tomarme revancha y para gritarle al mundo mi felicidad!", apuntaba tiempo después.
La imagen se convirtió en una de las más icónicas en la historia de los Mundiales. Sobre todo por lo simbólico que tuvo, ya que fue el último grito de Maradona en un Mundial. Al menos como jugador. Cuatro días más tarde, el 25 de junio, Diego era reclamado por los servicios médicos del campeonato para pasar un rutinario control antidopaje. Un control que terminó con un positivo por efedrina que terminaría siendo una losa insuperable para la carrera del 'Diez'.