El árbitro del histórico gol fantasma de Michel contra Brasil: "En la FIFA solo me dijeron que tenía que haber enseñado más amarillas a los españoles por protestar"
Relevo charla con el colegiado australiano que anuló el tanto del jugador español. El famoso "entró, entró" que no subió al marcador.
![Momento en el que el lanzamiento de Míchel entra en la portería de Brasil en el Mundial de México 86./Archivo](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202403/26/media/cortadas/gol-michel-RBtOepLc0OMpsH6FDyBLLqK-1200x648@Relevo.jpg)
Chris Bambridge tiene nítidos recuerdos de aquel España-Brasil de 1986. Comenta que Butragueño era un "jugador brillante", Camacho un "excelente capitán" y que Víctor "no dejó de rebatirle sus decisiones durante todo el partido". Todos los jugadores españoles, y probablemente todos los aficionados españoles que vieron aquel partido, también lo tienen en su memoria. Él fue el árbitro que no concedió el gol fantasma de Míchel.
Era el de Jalisco un partido del Mundial, España llevaba desde los años 30 sin ganar a Brasil y todavía estaría unas décadas más sin volverlo a hacer, pero todo pudo haber cambiado con ese gol que hubiese puesto el 1-0 en el marcador. Los brasileños terminaron ganando 0-1. Por recapitular la jugada, en el marcador brilla el minuto 52, Víctor Muñoz lanza un córner, Maceda cabecea mal, hacia atrás, el balón llega a Míchel al borde del área, le pega un tremendo zapatazo y el balón sale disparado hacia el larguero. El balón bota y Bambridge no ve que sea dentro. En todos los repasos de los errores de los Mundiales, este es uno de ellos.
"Yo estaba en la posición adecuada fuera del área, y el línea se había movido para vigilar un posible fuera de juego, él también estaba en el sitio adecuado", explica Chris Bambridge por escrito a Relevo. En ocasiones la vida es así, se ponen todos los medios para llegar a la conclusión adecuada pero esta no termina de aparecer.
Bambridge era australiano y si hoy sigue resultando un país algo exótico en el panorama futbolístico, por aquel entonces lo era todavía más. "Me dijeron que iría al Mundial con una carta desde Zúrich", recuerda. Era un hito para la época. "Estaba muy orgulloso por representar a Oceanía, en aquel tiempo solo un árbitro de la confederación había estado en un Mundial. Tony Bocsovic, de Sidney", explica. Bambridge vive en Melbourne, es australiano y allí pasó su vida aunque circunstancialmente naciese en Reino Unido.
"No me sentía fuera de lugar, era un honor y un privilegio estar junto con los mejores árbitros del mundo de los que aprendí mucho", recuerda. Como ocurrió décadas más tarde con Gamal Al-Ghandour, el árbitro Egipcio que sacó a España del Mundial 2002, una de las críticas más presentes después de sua actuación fue, precisamente, ser un forastero en el mundo del fútbol.
A él le tocó arbitrar a España, pero en realidad el plato principal de aquel partido era el rival. "Aunque Brasil tenía fama mundial, yo creía que España era lo suficientemente buena para competir con ellos. Era indudable que era un partido difícil, yo tenía claro que no se gustaban demasiado entre ellos. Además, sin duda iba a ser el partido con más asistencia de todos los que yo había arbitrado en aquel momento".
![Momento en el que Socrates cabecea para anotar el gol de Brasil. Getty Images](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202403/26/media/cortadas/gol-socrates-U32088737408nYo-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
Continúa su relato. "Me preparé muy bien mentalmente para ese partido. Estudié a los jugadores que iban a estar en el campo y cual era su historia. Estaba en muy buenas condiciones físicas, sabía que iba a ser un partido ajustado, sin ningún paso atrás para ninguno de los dos equipos".
El partido se recuerda por aquel gol fantasma, aquella jugada que Bambridge ha visto muchas veces después. En la FIFA nadie le reprocho el error. "Sus únicos comentario postpartido fueron que probablemente tendría que haber mostrado un par de amarillas más a los jugadores españoles por protestar demasiado y que yo no tendría que haberme echado atrás por sus protestas sino que tendría que haberme mantenido firme en mi sitio", explica. Él mismo recuerda, sin ser preguntado, que el gol fantasma de Michel se dio exactamente 20 años y un día después del otro tanto de las mismas características más recordado, el de la final del Mundial 66 entre Inglaterra y Alemania. Como una condena.
"Vi cosas en la prensa que me dolieron por aquel entonces"
Por más que el sol brillase en Guadalajara, la tormenta empezó nada más acabar el encuentro. "Vi cosas en la prensa que me dolieron por aquel entonces", rememora Bambridge. Aunque muchas de las crónicas atacan su inexperiencia y tanto su nacionalidad como la de su asistente -que era estadounidense-, para él eso fue lo de menos. "No creo que fuese importante de dónde éramos, la prensa sensacionalista igualmente hubiese tenido cosas malas que escribir".
Su lamento no se queda ahí, se extiende en el tiempo. "No creo que nada haya cambiado en 38 años, la prensa nunca [en sus respuestas escritas lo escribe con mayúsculas, como gritando] informa de las buenas actuaciones de los árbitros, solo los errores tienen titulares", escribe.
Amenazas a su mujer y sus hijas
Los problemas saltaron más allá del papel y la tinta. "Yo no tuve problemas en México, pero mi mujer y mis dos hijas estaban en Australia y recibieron llamadas de teléfono con amenazas y correos de odio de supuestos aficionados españoles, aunque yo dudo que lo fuesen, eran solo idiotas tratando de atemorizarlas. La policía estuvo grabando mi teléfono de casa para tratar de cogerles. Cuando volví no tuve casi problemas en los partidos que arbitré, porque creo que la mayor parte de la gente entendió la situación", explica.
La máxima organización del mundo del fútbol no solo no criticó la actuación del australiano, sino que siguió contando con él. "Me emocioné cuando me llamaron para los Juegos Olímpicos de 1988, porque de alguna manera la FIFA me exoneraba de lo que había pasado. Me dio fuerzas para seguir mi carrera como árbitro. Seguí hasta 1991 y después he sido instructor de arbitraje aquí en Australia, evaluando el rendimiento de los colegiados e intentando mejorar su nivel", explica.
El gol es historia del España-Brasil, aunque si se analiza con detalle en realidad el error de Bambridge fue inconsecuente. El equipo nacional pasó de ronda e hizo un brillante partido de octavos contra Dinamarca, el de los cuatro goles del Buitre. En cuartos, y como era tradición, perdió. En este caso contra Bélgica y en penaltis. De haber ido por el lado del cuadro de Brasil, se hubiese cruzado contra Francia en cuartos, una de las mejores selecciones de aquella época y, probablemente, un equipo superior a los belgas. Más allá de las consecuencias, la historia del España-Brasil es desde 1986 la historia de aquel gol.
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