El Barça se congela en Múnich

Por suerte, el peor partido de la temporada le ha pillado al Barça en la fase de grupos de la Champions y no en la final, como el curso pasado. Las de Jonatan Giráldez llevaban unas cuantas jornadas coqueteando con la derrota y frente al Bayern la conocieron en persona. Mal en defensa, mal en el centro del campo y mal en ataque. Esta vez, a Jonatan no le valió con tocar un par de teclas en el descanso para sumar una nueva victoria. El Barça fue de todo menos reconocible.

Natalia Arroyo, la entrenadora de la Real Sociedad, le marcó el camino a Strauss, el técnico del Bayern. Presión alta, marcaje individual y a correr. El Barça no supo responder. Durante los 90 minutos que duró el partido, las culés se movieron entre el terreno de la reacción y el de la apatía, siendo este último el que ganó la partida, con permiso de Geyse y Engen. Si a las culés no les salió nada, a las germanas les salió todo. Lina Magull, con un gol y una asistencia, y Grohs, que a pesar de su error en el tanto del Barça protagonizó un partidazo, convirtieron al Bayern en el primer equipo en vencer a las blaugranas esta temporada.

Sublime. Comentaba durante el partido de ida que Magull era la futbolista más 'española' del Barça. La alemana ha comentado, y en múltiples ocasiones, que su ídolo es Messi y que le encanta el fútbol del Barça. Pero más allá de sus gustos y preferencias personales, la centrocampista del Bayern encarnó como nadie, incluso mejor que las jugadoras del Barça, ese fútbol combinativo. Marcó el 2-0 y asistió en el tercero. Magull llevó la batuta del fútbol germano y ella y su equipo se vieron recompensadas: por primera vez en este curso, el Barça prueba el sabor de la derrota.

No digo que Keira Walsh no se lo mereciese, pero Engen también. Jonatan Giráldez volvió a alinear a la británica como pivote defensivo, pero esta vez la tuvo que quitar en el descanso. No fue el mejor partido de la campeona de Europa, débil defensivamente y muy imprecisa en la construcción del fútbol blaugrana. En el descanso, Engen saltó al terreno de juego y se vio otra cosa. O eso me pareció a mí. La noruega corroboró su gran estado de forma y le dio calma y pausa al fútbol culé. En mi opinión, se merece más.

"Si quieres ganar al Barça, tienes que jugar así". Enviar. Natalia Arroyo le marcó el camino de la victoria al Bayern. Quién sabe si Strauss, el técnico germano, y la de la Real Sociedad hablaron antes del partido. Pero lo pareció. La estrategia del Bayern fue un calco a la de la Real: presión alta, marcajes individuales y atacar a las laterales, uno de los puntos fuertes de las culés. A diferencia del partido de ida, en el que las germanas también metieron en apuros las blaugranas, esta vez, sí que tiraron a puerta. De hecho, su primer acercamiento a la meta de Sandra Paños fue gol. Si a su intensidad y acierto con el balón en los pies le sumas la pasividad, en muchos tramos del partido, de las jugadoras del Barça, te sale la victoria del Bayern.

Si hay algo que la afición de un equipo, sea el que sea, no perdona es la falta de actitud. Y el Barça, en varios momentos del partido, transmitió esa sensación. Mal en los duelos individuales, falta de concentración en las marcas, incluso apatía. Si algo define a este Barça es su carácter competitivo. Están entrenadas para ganar. Sin embargo, ante el Bayern, estuvieron muy lejos de mostrar su mejor versión... en todos los aspectos. Tan solo se salvaron de la quema Engen y Geyse. La brasileña, sobre todo en la segunda mitad, luchó hasta el último balón. Al menos, le puso un poco de sangre a la cosa. Su gol es la mejor ejemplo. Su presión alta sobre Grohs significó el único tanto culé del partido.

La web del Bayern es muy divertida y detalla, al dedillo, los gustos, sueños, filias y fobias de sus jugadoras. Grohs, por ejemplo, soñaba con ser astronauta. Supongo que de tanto soñar con el cielo, acabo tocándolo. Para muestra, el partido ante el Barça. Sacó dos manos salvadoras y protagonizó unas cuantas paradas de mérito. Si bien es cierto que también fue la culpable del gol del Barça, cuando se relajó en exceso en una salida de balón.