El mini derbi catalán cierra la Promises

Esto se acaba. Los nervios de los pasillos se convierten en maletas hechas. Al desayuno ya se baja tarde. Muchos no juegan. Pero otros sí y están más tensos que nunca. Los partidos pasan de 24 a 30 minutos. Los chicos hablan con los árbitros. "Arbi, atento, eh", se escuchó antes del lanzamiento de un balón parado. Los colegiados, aquí, también tienen una labor educadora: deben enseñar a los pequeños que las quejas son más propias de LaLiga Santander.

La pulsión se palpaba en el ambiente. Los jugadores se gritaban entre sí. Los porteros recurrían a los jugadores de campo para rifar un balón. Más runrún en la grada, hasta polémicas desde la butaca. El Barça fue el ganador del primer turno ante un gran Betis. Pero por algo aún no han encajado en todo el torneo. Aitor Cazorla, su portero, no es considerado aspirante a MVP. Realmente, no ha tenido que realizar grandes intervenciones.

Es, más bien, un trabajo conjunto. Dani Gallego es un central seguro, escoltado por Guiu, autor del gol, y Rus, a buen seguro un diablo por banda en fútbol 11. Hugo e Ignasi Bassas tienen arraigada la cultura del esfuerzo. Absorben metros, carreras, presión. El primero, además, también es el alma en ataque. Poco más se le puede pedir a un chico de 12 años.

Tampoco a Ovi, que sacó su lado más depredador. Supuso un dolor de muelas para la defensa del Betis. En un saque de meta, el portero Rubén se demoró y el colegiado se acercó y dijo: "¿Qué ocurre?". El cancerbero respondió: "No puede estar ahí (refiriéndose a Ovi)". Y el blaugrana replicó: "Sí puedo". Unos segundos antes se había adelantado un metro para no pisar el área. Son pequeños, pero ya se las saben todas.

Los pericos también vuelan alto. Jugarán la final de la Promises esta tarde tras imponerse en la tanda de los penaltis ante el Sevilla. Fue uno de los partidos más igualados del torneo, con opciones para ambos, pero ninguna ocasión de verdadero peligro. Pau ejerció de héroe, parando una pena máxima. De nuevo, reinó la deportividad consolando todos a Pablo, el que erró.