ALBACETE BALOMPIÉ

Benito Floro y el milagro del Albacete: "Incorporó la psicología cuando nadie lo hacía; los jugadores ni se lesionaban"

El libro interactivo 'Lo que nunca te contaron del queso mecánico', de José Luis Parreño y Luis Castelo, narra las vivencias del histórico 'queso mecánico'.

Benito Floro en una imagen de archivo./Reuters
Benito Floro en una imagen de archivo. Reuters
Aroa Cosín Goñi

Aroa Cosín Goñi

Benito Floro fue un adelantado a su tiempo. Cuando la salud mental todavía era un tema tabú -en todos los aspectos de la sociedad-, la filosofía del técnico asturiano marcó un antes y un después en el fútbol. "Los jugadores ni se lesionaban porque estaban bien mentalmente", añade Luis Castelo. Luis, junto a José Luis Parreño, son los autores del libro 'Lo que nunca te contaron del queso mecánico', que narra las vivencias de aquel histórico Albacete. "Situaron a Albacete en el mapa", aseguran los dos periodistas.

El que fue considerado como uno de los entrenadores más modernos de la época cogió los mandos del Albacete Balompié en la temporada 1989/90, cuando el equipo se encontraba en 2ªB -la actual Primera RFEF- y venía de una temporada en la que casi descienden a Tercera División. Sin ser el objetivo del club, ascendieron a Segunda División, y un año después a Primera, logrando así una hazaña nunca antes vista en el club manchego. No contentos solo con el ascenso a la máxima categoría, realizaron una temporada casi perfecta, quedándose muy cerca de los puestos europeos, a un punto para ser más precisos, con una séptima posición, consiguiendo así el equipo el apodo de 'el queso mecánico'.

Entre testimonios y declaraciones, el libro también incluye esquemas y diagramas de Benito Floro sobre jugadas ensayadas y planos originales del Estadio Carlos Belmonte. Pero lo más destacable del libro seguramente sean las anécdotas de Floro. "Era un obseso de la alimentación", detalla Castelo. El entrenador asturiano multaba a sus jugadores si no seguían su estricta dieta. Le daba especial importancia a que la plantilla se cuidase y siguiesen un estilo de vida de verdaderos futbolistas profesionales. "Hubo un día que Floro vio a uno de sus jugadores, Catali, comiéndose un bocadillo de jamón a las tres de la mañana", cuenta Castelo. Para Floro, ni era una buena hora para comer, ni mucho menos para un bocadillo de jamón, así que el técnico se encargó de que no se volviese a repetir y castigaba a los suyos con multas por ello.

Parte de uno de los capítulos dedicado a Benito Floro.  José Luis Parreño y Luis Castelo.
Parte de uno de los capítulos dedicado a Benito Floro. José Luis Parreño y Luis Castelo.

La psicología en el fútbol en los 90'

La mentalidad trabajadora de Floro hizo que se produjeran pequeños cambios de gestión grupal en la plantilla. Su último fichaje para el club fue un psicólogo, Emilio Lamparero. Cuando la salud mental todavía era tabú, Benito Floro apostó por aplicar la psicología al grupo. Lamparero fue el encargado de realizar sesiones para ayudar sobre todo "con el miedo escénico que podían tener los jugadores, que muchos venían de Tercera, saltando a un estadio como el Santiago Bernabéu", explica Parreño. Su llegada supuso una remontada anímica. "Los jugadores ni se lesionaban porque estaban bien mentalmente", añade Castelo.

Les hacía visualizar momentos concretos de lances del juego para gestionar las posibles emociones negativas y afrontar retos deportivos que ninguno había vivido con anterioridad. Hacían sesiones grupales en las que se fomentaba el compañerismo y fue una de las claves del éxito de la plantilla, ya que la buena salud mental les hizo gozar de una buena salud física. Una combinación que les llevó a ser el equipo de moda en Primera División de la época y ser "el segundo equipo para muchos españoles", indica Parreño.

Benito Floro revolucionó al Albacete Balompié. El contacto que podía haber entre el presidente y el entrenador era nulo antes de su llegada, pero consiguió que Rafael Candel, presidente del club, se interesase hasta de las alineaciones que iba a sacar el técnico antes de cada encuentro. "Era el primer partido contra un grande, en el Camp Nou, Floro alineó a un jugador que no jugaba nunca y a otro que volvía de una lesión, Candel no se lo podía creer y Floro le dijo que hiciese él la alineación, ese partido se perdió 7-1", cuenta entre risas Castelo.

La personalidad de Floro el día del ascenso a Primera

El 9 de junio de 1991 es cuando el Albacete asciende a Primera, en un partido contra el Salamanca que termina 2-0 para los manchegos. Aunque había otro partido en el que se luchaba también por un ascenso, el Deportivo de la Coruña - Real Murcia. Los de Benito Floro se marcharon al descanso con el 0-0 en el marcador y todo por decidirse en la segunda parte cuando les avisaron de que en el otro encuentro una de las gradas de Riazor estaba ardiendo. El árbitro no quería parar el partido en Albacete, pero Floro se negó a sacar a su equipo del vestuario. Fueron unos largos minutos de negociaciones entre el colegiado y el técnico asturiano que finalmente acabaron con la reanudación del partido y con un desenlace que fue el inicio del Albacete Balompié de Primera División. "Quién sabe cómo hubiera terminado el asunto si el árbitro no hubiese convencido a Floro", añade Castelo.

El trabajo físico, táctico y mental, en un club en el que el dinero tenía que salir del bolsillo de directivos, llevó al éxito al único equipo de Castilla-La Mancha que ha competido en Primera División. "La dosis de fortuna es mínima", asegura Parreño. Tanto fue así que el Real Madrid pudo ver en Benito Floro un potencial especial para dirigir al club y el asturiano dejó el Albacete para convertirse en técnico del club blanco en julio de 1992, donde estuvo dos temporadas. También siguió trabajando junto a Lamparero en la psicología del Real Madrid.

Parreño concluye contando que "Benito Floro termina el prólogo del libro diciendo que el milagro del queso mecánico fue fruto del esfuerzo colectivo y del trabajo, lo cual es lo más importante para él". Un entrenador que hizo historia junto a su plantilla en Albacete en tres años que se resumen en el libro 'Lo que nunca te contaron del queso mecánico'.

FRAGMENTO DE UNO DE LOS CAPÍTULOS DEL LIBRO SOBRE BENITO FLORO

Benito Floro, la revolución

Benito Floro, desde el principio, tuvo la confianza y el respaldo del equipo directivo para desarrollar con absoluta libertad su concepción del fútbol y planteamientos tácticos, sabiendo conjuntar y manejando con maestría, junto al preparador físico, Ginés Meléndez, a un grupo de jugadores de diversas procedencias para hacer un bloque muy compacto, que ya en pretemporada y en los primeros partidos de la competición, asombraba por su juego y efectividad.

En los años de fulgurantes ascensos se le empezó a conocer como el "Sacchi español" por lo parecido de sus planteamientos y tácticas en los equipos que dirigió, aunque sus métodos no siempre fueron bien entendidos, como después se demostró al abandonar la disciplina del Albacete Balompié.