"Xabi Alonso es un obseso del tiempo y el espacio": así juega su Bayer Leverkusen
Desde la llegada del técnico vasco, los alemanes han recuperado una identidad colectiva perdida.

"Estoy convencido que Xabi Alonso será un gran entrenador, de hecho ya lo está demostrando". Domènec Torrent, quien le tuvo como jugador siendo el segundo de Guardiola en Munich, lo tiene claro. El donostiarra aterrizó en Leverkusen en el pasado mes de octubre tras los malos resultados del club alemán, asumiendo así su primer cargo en el máximo nivel en un escenario ideal: equipo joven, con talento por hacer crecer y lejos de la presión de grandes escenarios en una liga que estimula a las probaturas tácticas y al fútbol valiente. Cuatro meses después, los resultados son palpables.
Lo primero que hizo Alonso al llegar fue cambiar el sistema y empezar a construir desde la solidez defensiva. Pasó a línea de cinco, con tres centrales, dos mediocentros y una línea de tres atacantes muy móvil y flexible. El técnico Rubén de la Barrera, quien estuvo una semana en Leverkusen hace unos meses para ver los entrenamientos del vasco, tiene claro que, pese al buen rendimiento del equipo, el Bayer está en la antesala de algo mucho mayor. "Este equipo se parecerá mucho al Arsenal de Arteta".
Desde su aterrizaje, el Leverkusen es el segundo equipo de la Bundesliga que menos goles esperados concede (0,81) y el tercero que menos disparos concede (10,2). La mejoría reside sobre todo en una mejor disposición de las piezas y de una decisión que, viendo cómo se entiende el juego en Alemania, parece casi anticultural: el Leverkusen de Alonso apenas presiona en campo rival.
En la competición en la que el germen del juego se planta en la forma en la que la mayoría de equipos entienden el ritmo y la agresividad, Xabi Alonso parece haber trasladado a su equipo su sapiencia como mediocentro, un equilibrio que busca dotar al Leverkusen de una mayor variabilidad sin balón que la de muchos equipos teutones. Así, los de Alonso son el segundo equipo que menos presiones realiza en campo rival (solo el 45%), el segundo que más cerca de su portería mantiene su línea defensiva (42,7 metros) y el segundo que más pases permite al rival antes de hacer una acción defensiva (13,3).
Como muchos conjuntos centroeuropeos, el Leverkusen de Alonso también construye con tres centrales. El Bayer es un equipo que acelera mucho con sus envíos desde primera línea, buscando filtrar dentro donde todo agarra otra velocidad, como si la prudencia con la que encaran la fase defensiva fuese el reverso oculto de una voracidad trepidante con la pelota. Organizándose en un 3-1-1-4-1, Alonso ha demostrado dominar ya muchos recursos para potenciar las zonas del campo que más le interesan y saber regalar espacios para que sus mejores jugadores aparezcan.

Partiendo de la base de que el Leverkusen es un equipo joven (25,2 años de media), lo que le permite ser más flexible en su propuesta y variar de forma más orgánica en distintos partidos, el equipo se sustenta sobre todo en su banda derecha, donde tiene a los dos jugadores de más desequilibrio: Frimpong y Diaby, con protagonismo para el joven Amine Adli, que también se ha dejado cae por esas zonas. Es curioso lo que ha logrado en poco tiempo Alonso en ese costado, convirtiendo a dos jugadores con muchísimo desborde por fuera en una cara de la misma moneda, llevando su impacto a otro nivel. Frimpong, que es el carrilero, ejerce de extremo y Diaby pasa a estar relacionado con la ejecución y la generación de espacios en el carril interior.

Diaby ha pasado de ser un jugador más focalizado en el desborde exterior a las rupturas y apoyos en espacios interiores en apenas cuatro meses, regalándole Xabi Alonso un nuevo rol en su Bayer, más centrado, aprovechando que Frimpong es un lateral que te permite ganar a la vez un extremo.

Otra de las claves es que Frimpong ha ido evolucionando hacia un extremo, cogiendo cada vez más peso: desde que Alonso ha llegado al Leverkusen, solo Davies y Bellingham regatean más que él (2,7). Eso le permite a Xabi el poder permitirse meter a muchos jugadores por dentro (hasta cinco referencias) en distintas zonas y alturas, intercambiando posiciones y buscando constantemente agredir al rival.
Uno de los seños más distintivos del Bayer de Alonso es la velocidad con la que construyen sus jugadas desde sus primeros metros. Los tres centrales, con Tapsoba e Hincapié siendo los que juegan fuera, tienen buen pie para filtrar y dividir y a partir de ahí se estructuran con Andrich siendo el mediocentro más posicional y Palacios o Demirbay los que tienen más recorrido y tienden a ser un punto de apoyo por delante, permitiendo que los jugadores de mayor talento puedan tener mejores situaciones entre líneas. El siguiente paso de este equipo es, según De La Barrera, enfrentar situaciones con menos espacio y tiempo en campo rival. El reto es mantener esa verticalidad implícita en los jugadores que tiene pero ser capaz de dominar el espacio y el tiempo ya desde la salida e ir encontrando soluciones con balón en campo rival. "Xabi es un obseso del trabajo, del espacio y del tiempo. Tiene muy claro cómo llegar a sus objetivos".



Y para acelerar y verticalizar mediante apoyos y rupturas en espacios reducidos, Alonso ha recuperado hace pocas semanas al futbolista más determinante que tiene y a uno de los jugadores con más futuro del panorama mundial: Florian Wirtz. El joven talento alemán, de solo 19 años, se rompió los cruzados el curso 21/22 y su regreso ha elevado el nivel competitivo del Leverkusen y, sobre todo, las posibilidades que derivan de su puesta en escena. Wirtz puede jugar en cualquier altura y zona del frente de ataque; tiene gol, último pase, es creativo y absorbe bien el choque, posee una gran interpretación de los espacios y su capacidad de mejora asombra. No hay partido que no añada algo a su juego.

Pudiendo jugar de falso 9 o por detrás de un punta, Wirtz es el catalizador del Leverkusen y uno de los grandes retos de Xabi Alonso será el llevar a este futbolista a allí donde su talento apunta. Personalmente, prefiero cuando Wirtz lo hace por detrás de un 9, que en este caso es Hlozek.

La amenaza que supone tener a Wirtz en esas zonas multiplica las opciones para los alemanes porque de alguna forma el rival sabe que cada balón que pueda regresar de fuera hacia dentro tendrá el doble de peligro. Pese a que no participe de forma directa, su impacto se hace notar en el cuadrado.
Rubén de la Barrera tiene claro lo que marca la diferencia en el Xabi Alonso entrenador. "Cómo domina los ritmos. Sus entrenamientos son una pasada, siempre a máxima intensidad, con mucho contenido y sentido. En un mismo partido son capaces de dominar y adaptarse a todos los ritmos". El futuro dirá, pero en el fútbol nada es casualidad a pesar de que muchas veces no sea justo. Pero aunque en el resultado no lo sea, en el proceso evolutivo de los equipos sí suele haber una línea que marca el camino. "Alonso será élite. Lo tengo clarísimo", sentencia De La Barrera. Estaremos aquí para seguir su camino.