Todos los caminos conducen a Pochettino

Ayer llegó a mis manos un vídeo que se hizo viral de Óscar Cano, entrenador del Deportivo, dando una buena colleja a la profesión periodística. Venía a decir, de manera muy resumida, que hay gurús danzando que hacen análisis de los partidos extremadamente condicionados por los marcadores. Lo denunciaba al leer, a modo de ejemplo, algún que otro titular similar a este después del último Clásico: "Xavi da otra lección a Ancelotti". Una dura sentencia que bien podría haber alterado el orden de los factores, hasta modificar el producto, si el resultado hubiera sido otro por los caprichos milimétricos del VAR. "Seguro que hubieran puesto 'Ancelotti da un repaso a Xavi', de haber valido el gol de Asensio", vino a caricaturizar.
Siendo autocríticos, no le falta razón. Todos alguna vez lo habremos hecho. Ahora, puestos a airear el verdadero funcionamiento de este sarao en torno al balón, del que tantos agentes formamos parte, habrá que decir todo y no sólo una parte. Los respetables entrenadores como él, los futbolistas en su mayoría y los dirigentes al completo podrían aplicarse perfectamente el mismo cuento que esos oportunistas plumillas puestos en la diana a los que la realidad jamás estropea un buen titular. Si alguna vez dijeran realmente lo que piensan en cada momento, sin rodeos, paños calientes ni mentiras, y sin la ventaja que da tener los resultados en la mano, sus ruedas de prensa se emitirían en prime time.
Hace tiempo, demasiado, casi desde que los jefes de prensa se sientan a tu lado para ver (y hasta grabar) cómo entrevistas a un protagonista, que uno prefiere los jugosos off the record que las robóticas declaraciones en una zona mixta o en una sala de prensa. Ahí, en la terapia privada, está la vida. Si ahora mismo imperara la sinceridad alrededor del Real Madrid, Netflix compraría urgentemente los derechos del 2023 que está viviendo Ancelotti. No espero menos de diez capítulos.
El anuncio promocional, para crear ese hype que dicen ahora nuestras nuevas generaciones, sería verdaderamente interesante. Brasil quiere a Carletto, el Real Madrid estaría encantado de que se vaya -bajo apariencia de pacto de caballeros pese a que firmó hasta 2024-, Raúl cumple con nota en el filial y Pochettino, el eterno deseado que no llegó en su día porque había alcanzado un acuerdo previo con el Tottenham y es un hombre de palabra, sigue rechazando ofertas. El sueño del Bernabéu está más vivo que nunca tras este ajetreado fin de semana.
Sin embargo, si ahora mismo grabásemos las charlas en la intimidad mientras buscamos buenas localizaciones para una serie que tendría trascendencia mundial, habría frases legendarias para emitir un making of de época. Esas en las que Ancelotti airea su amor eterno al Madrid al mismo tiempo que al "Real Madrid de las selecciones", en las que Florentino jura y perjura que el italiano en su hombre, en las que Raúl está única y exclusivamente centrado en el ascenso y ve lejos dar el salto ya el primer equipo y en las que Pochettino no sabe nada de nada y está centrado en sus viajes a Japón. Con lo que no contaba nadie es que, en cuestión de días, Tuchel, que estaba en las quinielas, ya tiene de nuevo equipo y que la Confederación Brasileña de Fútbol acaba de confirmar un secreto a voces agitando y precipitando de manera decisiva los acontecimientos.
En abril, mientras la Copa y sobre todo la Champions dicten sentencia, los actores principales de esta historia estarán obligados a cambiar el paso. A Ancelotti le quedan mil conferencias de prensa por regatear y ahora sí, la CBF ya ha soltado su nombre sin disimulo. No valdrá con mirar hacia otro lado. Florentino, por su parte, tendrá que decidir si arriesgar y confiar su plan a la Decimoquinta o asegurar cuanto antes el futuro. Ya sea dando el cariño que le ha restado a Ancelotti desde enero, por si se al final va y se queda; suavizando las críticas de corrillo a Zidane, porque las hay por mucho que sorprenda, por si tiene que echar otra vez mano de él; o sentándose cara a cara con Pochettino para firmar de una vez un preacuerdo que lo aleje de la tentación de aceptar otras ofertas.
Aquí esperaremos con atención para poner un buen titular, según se desarrollen los acontecimientos, claro. A esta hora, si tuviera que publicar mis pensamientos, apostaría por alguna palabra gruesa. El Madrid se juega demasiado para aumentar la incertidumbre con estas cosas. Pero como hay que ser prudentes, correctos y ventajistas para no equivocarnos, prefiero que en esta espera elijan ustedes el titular que más les guste. Uno lleva al otro. 'Despreciando a Ancelotti' o 'Todos los caminos conducen a Pochettino'. Ya sabe Óscar Cano que ya habrá tiempo de cambiarlo.