10 Camisetas que demuestran que las Selecciones visten como clubes

El fútbol de selecciones era un reducto estético con menos lanzamientos, menos patrocinadores y una mayor sobriedad en la indumentaria. De un tiempo a esta parte, marcas y federaciones aplican un tratamiento de club a la ropa de las selecciones. La moda se inserta en la identidad nacional, los colores dejan de ser innegociables y las camisetas exhiben un detallismo nunca visto. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Hoy resulta natural hablar de colecciones al repasar la indumentaria de una federación, pero la idea era relativamente chocante hace unos años. El punto de inflexión fue la línea Naija de Nike x Nigeria, lanzada antes del Mundial 2018. La camiseta titular fue la pieza central de una colección lifestyle inspirada en la identidad vibrante del país africano, complementada por chaquetas llamativas, un chándal que se convirtió en icónico al instante y otras prendas de calle. "Naija", término coloquial con el que los nigerianos se refieren a la nación o su cultura, fue la chispa que Nike aplicó a un mercado que acabaría ardiendo. Desde entonces, las marcas buscan capturar una esencia colectiva en la ropa de sus federaciones, plasmar una actitud más allá del campo a través de motivos y patrones locales. Curiosidad y prueba del éxito: al anunciarse, el uniforme tuvo ¡tres millones! de reservas en la web de Nike.

Mientras las selecciones seguían refinando su imaginario, Italia colocó el listón estético en un lugar quizá inalcanzable para el resto. En 2019, la popular línea Rinascimento de Puma mezcló arte, arquitectura, sofisticación y elegancia en tres camisetas similares —algo que echamos de menos en clubes y federaciones— que reinterpretaban el Renacimiento italiano y que confirmaban, nunca mejor dicho, el renacer de la ropa de selección. En la terna destacaba una prenda verde, tan maravillosa como inusual en el repertorio azzurro. El diseño puso de acuerdo a casi todos. Abrió un debate cromático que hasta entonces había pertenecido a los clubes. Pronto, muchas federaciones añadirían colores nuevos a su armario, ninguna con tanto éxito como Italia. Por cierto, el archivo daba algo de razón a Puma, ya que Italia había vestido una maglia verde en 1954, también entonces con la idea de renacer deportivamente.

Las últimas camisetas del Tricolor retratan el estado de la industria deportiva. Valga como ejemplo la equipación titular vestida en la última Copa América, de color guinda profundo según explicó adidas. La ropa de México conquista al neutral con patrones agresivos, incluso consigue que la selección gane adeptos globales a través de sus prendas. Sin embargo, los diseños enfadan al seguidor local, que echa de menos la tradición. La estrategia de adidas con algunas federaciones tiene similitudes con el proceso que viven hace tiempo los clubes. Las firmas asumen un riesgo calculado, abandonar los colores tradicionales a cambio de construir una identidad universal que venda y que, irónicamente, resulta algo artificiosa para el de casa. Un punto de equilibrio es posible: globalizar las casacas visitantes y preservar las raíces en las locales. Los fabricantes ya están en ello.

La selección danesa ha construido un imaginario camisetero elegante y sobrio, casi siempre aludiendo a la época dorada de los 80 y los 90. Sus prendas llegaron a ser repetitivas, por lo que el reciente impulso fashion en armonía con hummel es una gran noticia para el fútbol internacional. En los últimos meses, las colaboraciones de la selección masculina con la firma Halo y de la femenina con Rotate completan una —muy necesaria— renovación. En 2023, hummel ya aportó frescura con referencias al arte pop y vistiendo a las internacionales danesas de súper heroínas en una preciosa campaña de lanzamiento. Y en la pasada Euro, la masculina exhibió una prepartido rompedora y kits de juego que se alejaban, por fin, de 1986 o 1992. Dinamarca es uno de los principales exponentes de la 'clubificación' de las selecciones.

Hummel x Halo y Hummel x Rotate, últimas collabs de Dinamarca (Hummel)

La marca Y-3 fue una de las pioneras en fusionar, hace un par de décadas, deporte y moda. En esta intersección virtuosa se posicionan el diseñador Yohji Yamamoto y adidas, que se estrenaron en el fútbol de clubes con una colección para el Real Madrid. El siguiente paso era cuestión de tiempo. En 2024, Y-3 y la JFA (Federación Japonesa de Fútbol) lanzaron una colaboración que abarcaba tanto prendas de juego como el llamado Culturewear. A partir de gráficos desarrollados en el taller de Yamamoto surgieron dos camisetas alternativas con llamas y motivos floreales, en referencia a la energía y pasión del fútbol nipón. Una operación de club firmada por una selección que mima su estética. Vendrán más.

Yohji Yamamoto para la selección de Japón (SoccerBible)

Las selecciones femeninas llevan tiempo marcando tendencia. Basta pensar en la línea paisajística de adidas en 2023, cuyas camisetas no solo conquistaron al público, sino que influyeron en los diseños que vendrían desde entonces (también entre clubes). En 2025, los uniformes personalizados de España, Alemania, Italia o Suecia incluyen guiños a la cultura y al patrimonio de cada nación a través del arte. La Selección Española innova con geometrías cubistas en tonos pastel sobre una base de color blanco roto. Por su parte, Alemania sigue modernizando su propuesta con una fantástica visitante que celebra la escena artística urbana del país. El estampado grafiti evoca los murales que decoran varias ciudades alemanas. De un tiempo a esta parte, las equipaciones de selecciones femeninas no dejan indiferente al público. Otro rasgo que hace entrar a las federaciones en territorio de club.

Empieza a ser habitual que una selección disponga de tres equipaciones. Marcas emergentes como Macron, Joma o Erreà, entre otras, apuestan por equipar a sus federaciones con uniformes complementarios cuyas prendas se puedan mezclar. Las nuevas camisetas de Albania lucen un refinado estampado en relieve que, con el águila bicéfala como protagonista, propone una serie de referencias que van desde el paisaje a las tradiciones del pueblo albanés. Macron importa así a las selecciones el extremo detallismo que reclaman los clubes, por ejemplo, mediante símbolos plasmados en la ropa a través de la técnica del embossing (realce). Crear una fuerte narrativa alrededor de los uniformes y acompañarla de máximo detallismo es una nueva y saludable práctica que ha llegado a las selecciones. Para quedarse.