REAL MADRID

La carrera perfecta de Bale con Bartra cumple una década: "Veo a un atleta de 200; lo que me sorprende es el minuto"

Valentín Rocandio Cilveti, entrenador de la federación de atletismo, analiza en Relevo la jugada de Bale en 2014 que destrozó al Barça y le dio la Copa del Rey al Real Madrid.

Bale, en el momento de iniciar la carrera ante Bartra mientras el Tata Martino advierte a sus jugadores. /EFE
Bale, en el momento de iniciar la carrera ante Bartra mientras el Tata Martino advierte a sus jugadores. EFE
Sergio Gómez

Sergio Gómez

Los fotógrafos tienen la cualidad de congelar el tiempo y algunos, pocos, son capaces de colocarse en el sitio perfecto para capturar el instante preciso. Sólo así se logra que algún gol se convierta en un icono y que se recuerde más por la instantánea que por el partido. Sin embargo, hay otros que no hay foto que los pueda recoger, por la velocidad en su ejecución y lo imponente de su construcción. Desde el centro del campo a la red. El que marcó Gareth Bale al Barcelona en la final de la Copa del Rey de 2014, dejando a Bartra fuera del marco, es el que mejor representa a esa estirpe. Hoy, esa carrera perfecta que acabó en título cumple diez años.

El 16 de abril de 2014, un Miércoles Santo, con Cristiano Ronaldo en la grada por lesión, Mestalla contempló un rayo que acabó fulminando al Barça del Tata Martino. Cayó en el minuto 85, en mitad de una final engrandecida primero por el gol de Di María en el 11' y, después, por el empate de cabeza, e inesperado, de Marc Bartra. Su ataque de orgullo rescató a los azulgrana. Pero volvió a evidenciarse que no valen tácticas ni amor propio cuando las fuerzas de la naturaleza hacen acto de presencia. Coentrao recogió un balón en su parcela y lanzó el contragolpe con un envío a Bale. El galés se adelantó la pelota con un zurdazo. Bartra salió al cruce, pero Gareth ya había mutado en guepardo. Esquivó al defensa desviando su trayectoria fuera de los límites del terreno de juego para, después, rectificar la curva, ganar la posición con imponencia y plantarse ante Pinto para marcar de tiro raso, con la puntera izquierda. Un gol que se tradujo en su primer título con el Real Madrid y justificó a quien le apodó Expreso.

"Pasas de la gloria a la mierda en 15 minutos. Metí el 1-1 y pensaba que iba a ser uno de mis mejores partidos. Se hizo duro de cojones. Pero esa jugada no la veo un error, es más mérito de Gareth. Cualquier otro jugador habría dado por perdida esa bola o se habría tirado al suelo y pedido falta porque no le dejabas correr. Él apostó por seguir. Es mérito de su capacidad", reflexionó Bartra en una conversación en 2020 con Iker Casillas, que aquella noche estaba bajo los palos de Mestalla. No es, desde luego, un aniversario que al defensa le despierte las ganas de hablar.

Valentín Rocandio Cilveti (60 años) vio la jugada por televisión, en una concentración. Lleva 40 años como entrenador de la Federación Española de Atletismo y ahora está a cargo de los relevos 4x100 mientras ofrece sus conocimientos en la Universidad del País Vasco. "Es una carrera propia de un corredor de velocidad", dice a Relevo después de analizar desde el punto de vista biomecánico varios planos de la acción. Su análisis, apunta, es más cualitativo que cuantitativo porque las tomas no permiten medir la velocidad con precisión. No obstante, su diagnóstico acerca a Bale a un tartán.

"31 zancadas y una frecuencia de velocista"

"He contado 31 zancadas y tiene una frecuencia de 4,50 por segundo en las diez primeras, que es desde que toca el balón en el centro del campo. Luego ya, hasta que dispara, sale más baja, 4,26. Es que está controlando el balón, tiene que hacer un cambio de dirección… Pero en las diez primeras zancadas, que es cuando toca la pelota y sale corriendo, la frecuencia es de 4,50. Una frecuencia propia de un velocista. Y eso que le desequilibra Bartra. Un velocista suele moverse entre 4,50 y 4,70; alguno llega a 5 por segundo. Pero el promedio de zancada de Bale es buenísima, de corredor", afirma, sin grietas, Valentín, que lamenta no tener la misma exactitud a la hora de calibrar la velocidad. Expone la causa: "No podemos saber cuál es la amplitud con las tomas de vídeo, así la tendríamos. Yo calculo que alcanza en torno a los 9 metros por segundo. A ver, es alta para las condiciones, porque no es una trayectoria lineal, es más bien curvilínea. En el fútbol rara es la vez que se corre totalmente en línea recta".

Bale, en el instante de batir a Pinto.  AFP
Bale, en el instante de batir a Pinto. AFP

Desde que fichó por el Real Madrid, en verano de 2013 a cambio de 101 millones de euros, todos los profesionales médicos y físicos coincidían: "Las condiciones de Bale son de atleta". De niño y adolescente, antes de dedicarse en exclusividad al fútbol, tocó varias disciplinas, entre ellas el atletismo. No olvidó la técnica. "Su forma de correr es característica de velocistas, insisto. Es lo que llamamos carrera en ciclo anterior. Corre levantando bien las rodillas por delante. Y se ve que anticipa la pierna libre. Hay una cosa que nosotros solemos mirar. Es dónde está la rodilla de la pierna contraria en el momento en que un pie toca el suelo. La mayoría de la gente, en el momento en que un pie toca el suelo, tiene la rodilla de la otra pierna por detrás. Digamos que hacen un ángulo entre los dos muslos. Una especie de 'uve' invertida. Y en su caso, esa 'uve' casi no está. Es decir, que en el momento en que un pie toca el suelo, el muslo de la pierna contraria está casi a la misma altura del otro muslo. Anticipa. Y eso es propio de corredores de velocidad", disecciona Valentín Rocandio.

El entrenador de la Federación de Atletismo pone el foco en su postura. En esta carrera explosiva, Bale eleva la rodilla a gran altura, lo que le permite tener buena amplitud de zancada. Ayuda su verticalidad a la hora de ejecutar los movimiento: "En la fase lanzada sí va muy bien colocado. En una aceleración siempre se tiende a inclinar más el tronco hacia adelante, pero él va bastante alineado. Luego hay una toma que muestra muy bien cómo se inclina, todo lo que es el eje longitudinal del cuerpo. En esa trayectoria curvilínea se aprecia cómo se inclina hacia el interior y eso le permite que los apoyos sean mejores. Y luego, es que el tío es un fenómeno en eso. Domina mucho el cambio de la posición del centro de gravedad en función de lo que quiera hacer".

Como suele suceder con este tipo de jugadas, pocos minutos después de que Mateu Lahoz pitara el final del encuentro, las redes se inundaron de memes y fotomontajes. El más común caracterizaba a Bale como el Correcaminos y a Bartra, como el Coyote. El jugador del Barça, hoy en el Betis, se defendió en la charla con Casillas otorgándole el mérito al galés. Valentín Rocadio le da la razón: "Bartra es un tío rápido. Lo sorprendente fue lo de Bale. Y, sobre todo, en el minuto en el que hace ese sprint. Yo creo que Bartra ya está cansado y tampoco se espera que… Hay un momento que lo tiene en su espalda y justo en el instante en que lo desplaza fuera creo que estaba confiado en que Bale no llegaba al balón. No se lo espera. Y cuando lo ve, éste ya lleva tal velocidad, con tal inercia, que ya no le puede coger. La carrera de Bartra es propia de deportes de equipo, de ciclo posterior, de la de alguien que no la ha educado tanto. La educas en pista y en línea recta; en un campo de fútbol es difícil educar esa mecánica de carrera propia de un atleta. Y Bale la tiene".

Bale celebra su gol en Mestalla.  AFP
Bale celebra su gol en Mestalla. AFP

Valentín no es partidario de las comparaciones ni de mezclar deportes. Aunque no duda en clasificar al galés: "Mide un metro y ochentaytantos centímetros. Es lo que hablamos, es un atleta. Yo le veo como un corredor de 200. No tanto de un explosivo de 100 metros, es más de 200. Está claro que si Bale se hubiera dedicado al atletismo, hubiese sido un deportista destacado. No sé si el number one, eso ya tengo mis dudas, pero sí un muy buen atleta, seguro".

La 'cuatrocentista' Salma Paralluelo

En este punto de la conversación emerge el nombre de Salma Paralluelo, una de las mejores futbolistas españolas, con proyección de Balón de Oro, que despuntó también en la pista antes de centrar todos sus sentidos en la pelota. "A Salma la he visto en concentraciones. Era más cuatrocentista. Tiene algo parecido a Bale a la hora de correr. Se vio el otro día contra la selección de Bélgica, cuando hizo un hat-trick. Tiene una carrera que la diferencia mucho de sus compañeras. Había quien decía que si corrías mucho era imposible que controlaras bien el balón. Yo creo que Bale o Salma son el tipo de futbolistas que demuestran lo contrario. Sin balón corren bien y eso les da cierta ventaja. En lanzado. Luego es verdad que un futbolista tiene pocas veces tanto espacio para correr", continua Valentín.

Antes de acabar el análisis, este profesor de la Universidad del País Vasco y veterano del tartán insiste en lo que para él es esencial a la hora de llevar a cabo este tipo de juicios: no conviene hacer paralelismos. "En 10 o 12 apoyos en el fútbol es imposible coger la velocidad de un velocista, que para alcanzar la velocidad punta… Usain Bolt, por poner un ejemplo, o cualquier otro velocista, normalmente para alcanzar la velocidad pico necesitan 50 metros de carrera o más. Bolt alcanzó la velocidad máxima a los 60 metros. O sea, que es imposible que Bale en las zancadas que dio haya alcanzado una velocidad similar a la de algún corredor. Además, en el fútbol no tienen costumbre de entrenar esto porque vale de poco. Quiero decir, que ni lo entrenan ni lo quieren entrenar porque además es un riesgo de lesión. La parte más lesiva del atletismo es entrenar la velocidad máxima. Los preparadores físicos siempre alertan sobre ello, no buscan tampoco meterlos en máximos ni en distancias por encima de los 30 metros. Por eso, los que han entrenado de jóvenes este tipo de asunto, como Bale o Salma, imponen sobre el césped".