Carvajal reivindica la banda derecha y los brasileños, el doble delantero
![Dani Carvajal celebra su gol ante el Valencia./EP](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202311/11/media/cortadas/carvajal-valencia-gol-kX4F-R8OSE6gIa4yb3llolomcF6L-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
Quién lo entienda que lo compre y no busque en la lógica ni en la racionalidad la respuesta. Dos partidos sin Bellingham, ocho goles. De la absoluta dependencia goleadora del inglés a darse dos banquetes realizadores con Vinicius y Rodrygo como estrellas estelares: tres tantos cada uno. Es la grandeza del fútbol. En muchas ocasiones no tiene ni pies ni cabeza. Nadie osará, supongo, a insinuar siquiera que estas dos goleadas sin el '5' pueden tener una mínima explicación futbolística. Son circunstancias, casualidades sin más que, si acaso, pueden dar a entender que si cuando vuelva Jude, los brasileños mantienen su olfato realizador, el Real Madrid en ataque puede pasar a ser temible.
Eso sí, sin Bellingham en la banda izquierda y con Vinicius más centrado que nunca, el Madrid dejó de ser un equipo de izquierdas... en ataque, como venía siendo a lo largo de la temporada. De ello también se encargó un Carvajal pletórico en la banda derecha. De su profundidad, de su amplitud, de su gol con la izquierda, se benefició el equipo que alternaba los dos costados para desesperación e impotencia de un rival muy tierno defensivamente. Al caballo de un Carvajal pletórico en ataque y en defensa se subió Valverde, y también un Rodrygo que se dejaba caer en esa banda para forzar siempre superioridad numérica. Entre los tres formaron un triángulo mágico.
Desde que a principios de temporada el Real Madrid ha pasado a jugar con un 4-4-2, con rombo o en línea, en ningún partido sus dos delanteros se entendieron tan bien como ante el Valencia. Lo que se intuía por las características de Vinicius y Rodrygo se convirtió en realidad. Jugando por dentro, como quiere Ancelotti, Vini está más cerca del gol. Lo tiene más de frente. Y si, además, se olvida de la parafernalia que le acompaña, no sería extraño que volviera a ser el delantero desequilibrante de las dos temporadas anteriores. Sin pelearse con el mundo completó una actuación digna de sus mejores tiempos.
También Rodrygo parece volver a pisar sobre sus propias huellas. Vuelve a encarar y a marcar. Sus movimientos de desmarque al espacio nunca fueron identificados por los defensas rivales y al ampliar su zona de influencia a la banda diestra le permitió alejarse de los centrales y tener más metros para meter esa sexta marcha que tanto daño hace. Menos minutos de los normales para Joselu... posiblemente por la presencia de Brahim a quien el técnico quiso dar los más minutos posibles.
El Valencia de los niños se derritió en el Bernabéu. Suele pasar. Pero tampoco habría que olvidar que tuvo sus oportunidades. Tres para más señas y las tres de Hugo Duro. Lunin le sacó dos, pero la tercera, la más sencilla de rematar, le faltó acierto. Preguntarse qué hubiera pasado si los de Baraja hubieran acertado con algunas de esas ocasiones... es hablar de otro partido que no existió.