VILLARREAL CF - REAL MADRID

Las 12 horas en las que Cazorla estuvo fichado por el Real Madrid: "No me quiso lo suficiente"

El día que el propio Cazorla le pedía a Casillas que le cuidara en el vestuario blanco.

Santi Cazorla celebra un gol con el Villarreal en San Mamés. /EFE
Santi Cazorla celebra un gol con el Villarreal en San Mamés. EFE
Lorena González

Lorena González

Fue el 27 de agosto de 2008 cuando a Santi Cazorla, repleto de ilusión, le dio tiempo de llamar a su amigo Iker Casillas para darle la buena noticia: iban a ser compañeros de equipo, no sólo de Selección. Y aquel momento se iba a inmortalizar.

Por fin, parecía que el interés del Real Madrid, que se remontaba ya a dos años, iba a ejecutarse en forma de fichaje. Robinho tenía las horas contadas en el Madrid. Y Cazorla era el elegido para llenar su hueco en la plantilla blanca. También podía acompañarle su paisano David Villa: "Hablé ahora con el Guaje y dice que él también igual se viene". ¿Quién dio la primicia de su fichaje? El propio Santi Cazorla.

Al asturiano le faltaban cuatro meses para cumplir los 24 años de edad, triunfaba en el Villarreal y acababa de proclamarse campeón de la Eurocopa. En el Real Madrid la dirección deportiva estaba a cargo de Pedja Mijatovic, Fabio Capello era el entrenador y el vestuario estaba plagado de estrellas como Van Nistelrooy, Cannavaro, Marcelo, Diarra, Higuaín…

Durante aquella mañana, todas las partes estaban más que ilusionadas con la llegada de Santi. El jugador, el que más, y así se lo hizo saber a Iker, como captaron las cámaras de la extinta Canal 9 de Valencia con la naturalidad que caracteriza a ambos, sobre todo en una conversación entre 'colegas' y un despiste que no se olvida.

En las últimas horas se había acelerado su fichaje, y fueron doce las que Santi se sintió jugador del Real Madrid, desde que en la medianoche anterior le habían comunicado que el club blanco, presidido por Ramón Calderón, y el Villarreal de Fernando Roig, habían llegado a un acuerdo por su traspaso.

Cerca del mediodía de aquel martes, finalizado el entrenamiento del conjunto 'groguet', Santi se había duchado y preparaba su llegada a la capital junto a su mujer. Ya le habían mostrado la que podía ser su nueva casa en Madrid y se había despedido de la mayoría de sus compañeros aquella mañana.

La cámara captó el momento en la que Santi le pedía a Casillas que le ayudara en su llegada al vestuario. "Bueno, trátame bien ahí, ¿eh? Apóyame un poco que voy de nuevo y no tengo ni puta idea, ¿eh?", añadiendo al despedirse que "mañana ya si eso te mando un mensaje cuando esté allí, ¿vale? Venga, gracias Iker", se escuchó con claridad mientras se apoyaba en una de las vallas de la ciudad deportiva del Villarreal.

Lo que no sabía Cazorla es que esa noche Roig había puesto en marcha la maquinaria para frenar la salida de su estrella, algo que terminaría logrando en una sola reunión. Por su parte, los blancos esperaban que el pago de la cláusula se camuflara en forma de traspaso para así ahorrarse el 43% del IVA. El Villarreal se negó y exigió 28 millones de euros por el traspaso (16 millones de euros por la cláusula y 12 en concepto de impuestos). El Real Madrid se molestó, ya que existía una regla no escrita entre clubes por la que se perdona el pago de ese 43%.

Los blancos empezaron a dar demasiadas vueltas, reculando más que avanzando en el fichaje. El presidente amarillo siempre ha asegurado que su entonces homólogo en el Real Madrid no hizo las cosas como debía. "No se portó como un señor. Yo cuando quiero fichar a alguien voy de cara y directo. Si se puede hacer, bien, en caso contrario, a otra cosa". Eran más o menos las 12 del mediodía, y en ese momento hasta se había filtrado que Cazorla sería presentado en el Santiago Bernabéu al día siguiente. Pero lo que finalmente se anunció fue su renovación, con un aumento de su cláusula y de salario. Además, el Villarreal trató de convencerle avisándole de la competencia que iba a tener en el Real Madrid con jugadores como Robben o Van der Vaart en su puesto.

Por aquello, desde el Real Madrid le acusaron de falta de ambición, algo que negó el jugador: "Hay que respetar todas las opiniones, pero si alguien conoce el Villarreal sabe que lo que más tiene es ambición, querer crecer y hacerse más grande. Cada vez se respeta más al Villarreal y estar aquí es un privilegio", dijo en su día. Se quedó tres temporadas más porque, como él mismo reconoce, "todo aquello sucedió porque el Madrid no me quiso lo suficiente".

Sin embargo, aquella no fue la única vez que Santi estuvo cerca de vestir la camiseta del Real Madrid. En 2013, después de que hubiera ganado su segunda Eurocopa, los dirigentes del Málaga, donde había llegado en 2011, ofrecieron a los madridistas el doble fichaje de Isco y Cazorla por 35 millones de euros, pero Mourinho desechó la propuesta. La oferta llegó tras la insistencia por parte de los internacionales madridistas, compañeros en la Selección, para fichar al asturiano. Florentino Pérez llegó a estar medio convencido, pero el técnico volvió a rechazarla porque no era de su agrado total el físico de Cazorla. Terminaron firmando a Modric por esa cantidad.

A Villarreal regresó también años después, tras la grave lesión de tobillo que sufrió. Le abrieron las puertas, las que nunca le habían cerrado, y allí volvió a sentirse futbolista. Como aquel verano de 2008 en el que le mostraron mucho más amor y confianza que el Real Madrid.