FÚTBOL

Ceballos revive su histórico careo con el árbitro Prados García 25 años después: "Lo pasé mal, pero tras mi sanción hablamos y hoy incluso me río y gasto bromas"

El mítico portero del Racing fue expulsado el 12 de marzo de 2000 por encararse a un linier y al colegiado. Le cayeron 12 partidos, que quedaron en 8, por un acta que describió un supuesto cabezazo.

La roja de Prados García a Ceballos el 12 de marzo del 2000 desató una tormenta inesperada. /AGENCIAS
La roja de Prados García a Ceballos el 12 de marzo del 2000 desató una tormenta inesperada. AGENCIAS
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Aún no sabemos si el VAR ha aparecido en nuestras vidas para aclarar las dudas o para multiplicarlas. Pero lo que es irrefutable es que, más allá del Comité Técnico de Árbitros (CTA), Velasco Carballo —que fue su gran defensor en la puesta a punto—, Medina Cantalejo y todos los colegiados que ahora ejercen su oficio con red, hay un hombre que hubiera pagado porque su llegada al fútbol se hubiera producido mucho antes: José María Ceballos, el mítico portero del Racing de los años 90, leyenda del club con 460 partidos a sus espaldas, fue sancionado con 12 partidos que finalmente, tras alegar, quedaron en ocho por una supuesta agresión que pocos vieron pero que reflejó el acta de Prados García con pelos y señales.

Hoy, 12 de marzo, se cumplen 25 años de uno de los capítulos más curiosos de LaLiga que ahora causa risa pero que entonces sirvió una de las polémicas más sonadas. Una melé en una de las bandas de El Sardinero que dio la vuelta al mundo, que copó todo el protagonismo en los medios de comunicación y que dejó a los protagonistas con mal cuerpo. El guardameta (Pámanes, 1968) dejó a su equipo con diez esa tarde de la 28ª jornada de la temporada 1999-2000 y fue castigado duramente por el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Mientras, el colegiado de la contienda (Jaén, 1957) fue perseguido desde entonces, y salvo contadas excepciones, ha preferido guardar silencio y dejar que sus otros 113 encuentros en la élite y el Premio Guruceta que logró en su debut hablasen por él.

Por si el lector más veterano no recuerda la jugada de la discordia o por si el más joven no sabe ni que existió la acción, que aún impresiona al ser visionada y sigue contabilizando visitas en Internet, transcurrió más o menos así:

Los Campos de Sport vivían una tarde plácida de domingo, pues su Racing, apurado en la lucha por la permanencia en manos de Gustavo Benítez, iba ganando 1-0 (gol de Munitis) a todo un gallito como el Real Zaragoza de Txetxu Rojo, que andaba cuarto en la tabla a cinco puntos del líder, el Súperdepor de Arsenio Iglesias. Sin embargo, una roja absurda a Pinilla en el minuto 77 empezó a torcer las cosas de mala manera para los santanderinos hasta que el accidente derivó en la remontada maña. Sólo cuatro minutos después de esa primera inferioridad numérica, Yordi empató con suspense con un rebote que hizo dudar al trío arbitral. La razón, lo elevado que tenía uno de sus brazos al ejecutar el cabezazo tras un balón que había repelido un poste.

El asistente José Antonio Rodríguez Herrera levantó el banderín rápidamente y anuló el tanto por mano, pero el colegiado principal, José Luis Prados García, tras hablar agitadamente con él, le desautorizó y dio validez acertadamente al remate. Se produjo con la testa y no con la mano como creyó el Racing. En la conversación entre ambos, allá en la banda, el colegiado le preguntó a su ayudante si la mano había sido anterior o posterior al remate contra el palo, y éste le contestó "¿qué palo?" atropelladamente por su tartamudez. Ahí, Prados entendió que su socio no había visto absolutamente nada, por lo que prefirió imponer su criterio. Aun así, el error, según los expertos, fue haber acudido a la banda al no haber intercomunicadores —cerca de la afición y con muchos jugadores calentando en esa zona— y no pedirle al asistente que se metiera en el campo para dialogar. Ahí fue cuando se desató la gran tormenta.

Ceballos se muerde la lengua tras ver la roja y va detrás de Prados García.  AGENCIAS
Ceballos se muerde la lengua tras ver la roja y va detrás de Prados García. AGENCIAS

Ceballos, el más indignado por la cercanía y guiado por sus niveles de frustración, corrió hacía la banda donde Prados García debatía qué hacer con su linier mientras le rodeaba la plantilla verdiblanca al completo. En ese Camarote de los Hermanos Marx, el árbitro decidió expulsar al guardameta por empujar al asistente —aunque Munitis le sujetó el brazo— y dirigirse a él de manera desproporcionada así que el capitán, cuando se percató de que debía marcharse a vestuarios, se aceleró y fue hacia Prados García enfadado. "¿A mí?", repetía con cara de pocos amigos. Tal era la ira que se plantó en las barbas del árbitro para pedirle explicaciones a gritos. La imagen era tensa. Pero dantesca fue la que le precedió mientras Salva y Arzeno también eran amonestados.

El árbitro, al sentir al portero (182 centímetros) delante de él, frente a frente, se cayó de repente al suelo. Él colegiado siempre defendió que fue agredido. El portero, sus compañeros y los aficionados, que nadie le tocó. No se sabe si por el pánico, los nervios o incluso la vergüenza de verse en mitad de la escena del crimen, lo cierto es que el jiennense tuvo que ser atendido por los médicos para poder continuar un partido que pasó a ser una continua trifulca. No sólo valió el gol (1-1) y el Racing pasó a jugar con uno menos el tramo final, sino que se dieron cinco minutos de prolongación que Yordi aprovechó para marcar el 1-2 al joven Dani Roiz. El colegiado, en una imagen muy común antaño, salió escoltado del verde por la Policía rumbo a vestuarios y tuvo que ir en una lechera al aeropuerto de Parayas donde fue increpado. Por los que sabían qué había ocurrido y por otros viajeros que no pero que se dejaron contagiar.

Consecuencias

Las radios echaban humo. Ceballos desapareció a toda mecha de El Sardinero y no hizo declaraciones en zona mixta, ni mucho menos en entrevistas posteriores. José María García, al que le unía una buena relación con Prados García a través de un paisano y amigo en común, era el único periodista que le defendía en la COPE. Incluso contradiciendo a los compañeros de emisora que narraban los hechos desde el mismo estadio y aseguraban que se había inventado una agresión. Por eso Prados García, agradecido al Butano, le atendió el lunes por la noche, tras hacerlo antes para El Día Después, malhumorando así a José Ramón de la Morena por despreciar de alguna manera a la SER. Al perdedor en esta particular batalla de las ondas no le importó que Prados García siempre le hubiera atendido anteriormente ni que en la última huelga fuera el único que cumplió con los periodistas ni la justificación esa misma semana de que el CTA le amenazó con cortarle la cabeza si seguía haciendo declaraciones. De la Morena no paró de atizar al trencilla cada vez que pudo. Se denunciaba por aire, mar y tierra que cómo un juez como él "podía llevar un bigote a lo Tejero" o que "cómo podía trabajar en la Seguridad Social" (además de árbitro era funcionario). Esas críticas arreciaron cuando el Comité de Competición castigó con 12 partidos a Ceballos debido a la explicación que Prados dio en el acta. Según esta versión, vio la roja por "protestar y empujar en el pecho al asistente". Algo sobre lo que no hay duda. Y, además, por "abalanzarse sobre mí empujándome con el pecho y lanzándome al suelo, recibiendo yo un golpe en la nariz". Algo que no puso a todos de acuerdo.

El Racing, según los teletipos de la época, presentó alegaciones acompañadas de una prueba videográfica. No ponía en duda la roja y consideraba la acción de su jugador "injustificable desde todo punto de vista", pero destacaba que la "redacción del acta tampoco se corresponde con la realidad". El Comité las desestimó por considerar que tanto la prueba videográfica como lo observado en los medios no justificaban que hubiera error manifiesto de Prados García. Más bien corroboraban la veracidad del acta. Aun así, consideró que la primera de las conductas, el empujón al auxiliar, estaba incluida en el artículo 122 de los estatutos, y al ser un caso de violencia leve se le aplicarían cuatro partidos de sanción. Y, además, en la segunda acción, y aunque reconoce que Ceballos se produjo con "mayor violencia", reconoce que no existía un "ánimo agresivo" por lo que se corresponde con lo establecido en el artículo 124 (de 4 a 12 partidos). Teniendo en cuenta que el portero ya había sido expulsado en ese encuentro y que el empujón al árbitro "motivó su caída" se ha decidió aplicar la sanción en su grado medio: ocho partidos. Prados García no entró en la nevera y tres semanas después dirigió un Celta-Valladolid.

A Ceballos jamás le gustó hablar de un asunto que vivió con 31 años. Pero ahora, en conversación telefónica con Relevo, le quita hierro y hasta le sale una carcajada: "Ya lo llevo con naturalidad. Fue una anécdota que quedó en nada. En su momento lo pasé realmente mal. Supongo que él también lo pasaría mal. Pero ahora queda como una anécdota. No le doy más importancia. A veces me he reído de aquello. De hecho, incluso he gastado bromas sobre ello. Ahora mismo ya no me preocupa. No me siento mal cuando lo veo". A un tipo introvertido y tan alejado del ruido y la polémica, aquello le situó en un escenario desconocido: "Lo peor de todo, más incluso que la propia sanción, fue la exposición mediática en la que me vi envuelto. Fue un asunto desagradable. Estás preparado para que te pasen muchas cosas deportivamente, pero para esto no hay entrenamiento. No estás preparado para ese tipo de cosas".

"Lo peor fue la exposición mediática. Desagradable. Estás listo para que te pasen cosas deportivamente, pero para esto no hay entrenamiento"

José María Ceballos Exportero del Racing de Santander

Reconciliación

El guardameta, que ahora es el coordinador de todos los porteros de la cantera del Racing, donde su hija ejerce de delegada en el femenino, revela que incluso habló después de este lío con el propio Prados García: "Volvimos a hablar después de aquel incidente. Fue justo la temporada siguiente, la 2000-2001, en el primer partido de Liga. Coincidimos en Anoeta y estuvimos hablando un rato de todo. Hablamos de lo que sucedió, que era una anécdota, y también de otras cosas. Una conversación más. Fue muy distendido. Si me lo cruzase ahora volvería a hablar con él sin problema alguno. Hablaríamos del fútbol y de la vida". En el campo de la Real Sociedad, según varias fuentes, fue el propio Prados García quien pidió al delegado del Racing que llevara a Ceballos a su vestuario y allí, en presencia del testigo, mantuvieron su única y deportiva conversación hasta la fecha. El colegiado fue claro: "Los dos somos deportistas, vamos a hacerlo lo mejor posible y olvidar lo que pasó".

Prados García cae al suelo al sentir el contacto de Ceballos.  AGENCIAS
Prados García cae al suelo al sentir el contacto de Ceballos. AGENCIAS

Por todo aquello Ceballos ve la llegada actual del VAR como agua bendita: "Me parece bien, es una buena herramienta. Se debería de usar nada más que para cosas determinadas. Cosas que son muy claras como un penalti clarísimo de los que sólo hay dos en toda la Liga. O si es gol o no. Yo he vivido dos acciones en mi carrera en las que hicimos gol, el balón se salió de la red y no nos lo dieron. Uno en Gijón contra el Sporting que hizo Quique Setién y el otro contra el Sabadell. Para esas cosas siempre está bien. Y también utilizaría el VAR para el fuera de juego. Sobre todo para eso. Es muy útil para esas jugadas. Pero para todo lo demás…".

"Aunque nos falta información para elaborar una hipótesis precisa, una de las explicaciones posibles es que esa conducta se estuviera manteniendo por un mecanismo conocido como reforzamiento negativo"

Rafael Mateos Psicólogo deportivo de TYM

Prados García, por su parte, ha declinado la invitación para repasar un aniversario que no le trae buen recuerdo. Nunca habló de equivocación y más bien se justificó con una explicación que en su día dio Paco González en la radio: "Impacto hay; lo único que hay que saber es si es suficiente para provocar una caída; eso sólo lo saben dos personas...". Para muchos otros, fue un acto raro entre la simulación y la exageración. Rafael Mateos, psicólogo deportivo de reputado prestigio y fundador de TYM, da su visión del bloqueo que alguien puede sufrir para actuar así una vez que ha vuelto a revisar aquel careo: "Desde la psicología se pueden proponer algunas hipótesis para entender su reacción. Una de las explicaciones posibles es que esa conducta se estuviera manteniendo por un mecanismo conocido como reforzamiento negativo. Es decir, al fingir la agresión y caer al suelo, si es esto lo que realmente pasó, el árbitro podría haber logrado que los jugadores que le rodeaban, y que probablemente le generaban una sensación de amenaza o incomodidad, se alejaran o se calmaran. En ese sentido, su conducta habría tenido la función de evitar una situación que le resultaba desagradable o estresante. Este mecanismo, por entenderlo bien, es muy importante en algunos problemas psicológicos. Por ejemplo, en la ansiedad y las fobias, las personas tienden a evitar las situaciones que les generan miedo, lo que a corto plazo les alivia, pero a largo plazo mantiene el problema. También en el trastorno obsesivo-compulsivo, donde realizar ciertos rituales reduce temporalmente la angustia, reforzando así la probabilidad de repetirlos".

Y añade Mateos: "En el caso del árbitro, es probable que esta estrategia le sirviera para aliviar su malestar de forma inmediata, pero difícilmente sería sostenible a largo plazo. Actuar de este modo habitualmente podría tener consecuencias negativas para su autoridad, su credibilidad profesional o su relación con los jugadores, lo que terminaría generando nuevas situaciones de estrés o conflictos. En cualquier caso, nos falta información para poder elaborar una hipótesis más completa o precisa".

"Nunca olvidaré que mis hijos cogieran el teléfono y escucharan amenazas de muerte a su padre. Mi hija me llegó a preguntar que significaba decapitar".

José Luis Prados García El excolegiado, en declaraciones a 'Canal Lagarto'

La explicación de Prados García a lo que sucedió aquel día, en el que tenía 42 años y que coincidió con la victoria de José María Aznar a Joaquín Almunia en las elecciones generales, quedará para los anales de la historia en las entrañas de Canal Lagarto, la web especializada en el futbol de Jaén donde sí habló del tema en 2018. Y se centra más en las consecuencias que en su rol ante Ceballos: "De la Morena se sobrepasó conmigo. Esa noche entré en directo con García y al día siguiente le dije a Bustillo (mano derecha del director de El Larguero entonces) que no podía entrar más en la radio porque me lo habían prohibido. (…) No lo entenderían y estuvo dándome leña pitara o no pitara. Yo seguí arbitrando, de hecho el primer partido de la temporada siguiente pité al Racing y todo fenomenal. Lo que nunca olvidaré, no de ese partido sino en general, fue que mis hijos cogieran el teléfono y escucharan amenazas de muerte a su padre. Mi hija me llegó a preguntar que significaba decapitar. (…). Mira, los árbitros siempre somos mirados de forma diferente. ¿Recuerdas el famoso penalti que falla Djukic? ¿Sabes quién pitaba ese partido? López Nieto. Todo el mundo victimizó al jugador porque lo falló, pero imagínate que el árbitro no lo ve y no lo pita. ¿Hubieran dicho mira que pena López Nieto que se ha equivocado...?".