Así decide eliminatorias Graham Hansen: desborde y lectura
La noruega ha sido decisiva con dos goles y siendo el foco constante de peligro para las azulgrana.

Durante los mejores tramos de fútbol capitalizados por el FC Barcelona Femenino en su magnífico recorrido por Europa las últimas temporadas, siempre ha habido un nombre que ha pasado más desapercibido del que su fútbol merece: Caroline Graham Hansen. La extremo noruega (en el club desde 2019) ha cuajado una eliminatoria a la altura de lo que es desde hace ya un tiempo; una de las mejores futbolistas del mundo. No solo por lo resolutivo (gol en ambos encuentros), sino por el peso que tiene en el Barça. El equipo de Aitana, Mapi o Patri... lo redondea siempre Hansen.
Desde diciembre de 2020, no ha habido futbolista que haya promediado más asistencias esperadas por cada 90 minutos que ella (0,64), ni más regates (3,3). No hay dos apartados más relevantes en una extremo que estos dos, y la noruega los lidera con puño de hierro, siendo capaz de ser un elemento de profundidad y amenaza constante a la vez de contar con ese punto quirúrgico que transforme las conducciones en una ventaja decisiva.
Tras marcar la diferencia en la ida, con un golazo marca de la casa, en la vuelta volvió a hacerlo pese a las dificultades con las que se encontró el equipo de Giráldez. El Chelsea, con su 5-3-2, dificultó mucho la fluidez en el carril central, limitando tanto a Patri Guijarro como a Keira Walsh. Aitana, que iniciaba con libertad por delante de ambas, fue de menos a más, pero encontró en la presencia de Hansen un motivo para participar más. La noruega es profunda, amenazando siempre tras el cambio de orientación que buscaba el Barça, recibiendo al pie y con la capacidad de salir hacia ambos perfiles. La duda se siembra siempre en sus rivales.
Si en la ida el gol llegó con la zurda, en la vuelta lo hizo con la diestra. Con el balón pegado al pie o tras una transición. Hansen domina distintos recursos y es capaz de hacer daño al contrario de mil formas distintas. 4 de 7 en regates, 8 de los 13 duelos ganados y cuatro disparos, la que más del equipo en todas las facetas. Pese a jugar a pierna natural, su desborde nunca tiene dos fintas iguales, pudiendo ir hacia fuera para buscar el centro, o hacia dentro para disparar. El Chelsea, que situó a Charles como carrilera, no llegó a bascular sobre sus recepciones.
Le ayudó mucho la presencia de Mariona Caldentey en el otro costado durante el primer tiempo y como 9 (iniciando la jugada del gol) en el segundo. Mariona es una futbolista con muchísima visión de juego y capacidad para acelerar cayendo en zonas interiores, alejada de la banda, lo que provoca que el rival cierre filas para evitar que Aitana y Caldentey combinen. Contar con un perfil así permitía que Hansen pudiese recibir muy abierta, tocando línea de cal, y su primer control fuese siempre hacia dentro, agresivo.
Con la sonrisa de Alexia Putellas en el banquillo y el liderazgo de Aitana en el verde, lo lógico es que las miradas todavía miren menos a Graham Hansen, pese a que los partidos indiquen siempre lo contrario. Y no debería importar a quien terminen yendo los focos, porque Hansen cuando más brilla es cuando menos se la mira. No hay futbolista más determinante en el conjunto de Giráldez que la noruega, y como prueba, una final en forma de reivindicación de una jugadora que, a sus 28 años, está mostrando el mejor fútbol de su carrera.