CHAMPIONS | BARÇA - WOLFSBURGO

El espíritu de la calçotada y un Barça que no quiere otra final 'trampa'

Las calles de Eindhoven se tiñen de azulgrana y hasta se comerá calçots para cerrar la herida de Turín con la segunda Champions.

Rolfö, jugadora del Barça, posa en el entrenamiento previo a la final de Champions en el Philips Stadion./FC BARCELONA
Rolfö, jugadora del Barça, posa en el entrenamiento previo a la final de Champions en el Philips Stadion. FC BARCELONA
Mayca Jiménez

Mayca Jiménez

Sería difícil definir esta final de Champions del Barça con un sólo concepto. Ni Alexia llega como principal protagonista, apuntando a estar de inicio en el banquillo. Aunque la Balón de Oro nunca pierde el foco. Ni el cuadro catalán sostiene con determinación su cartel de favorito, pues los fantasmas del pasado y el respeto a su rival hacen cierta sombra. Ni hablamos de un título inédito, pues las azulgranas se reafirman como uno de los mejores equipos de Europa (lleva cuatro finales en cinco años). Ganen o pierdan. Sin embargo, la ambición va sólo en un sentido y es dejar el segundo título continental en las vitrinas.

Calçotada en Eindhoven antes de la final.Mayca Jiménez

No obstante, hay un sentimiento latente que expande el optimismo entre los culés: la hermandad. La hinchada azulgrana se volvió a unir. Mujeres, hombres, niños, niñas... viajaron kilómetros y kilómetros hasta llegar a Eindhoven. Según el club, serán alrededor de 8.000 personas las que se desplacen hasta Países Bajos. Menos que en Turín (fueron 15.000), pero entonces no hubo un 'sold out' tan marcado como el de este año. Los boletos se agotaron nada más poner el FC Barcelona femení a la venta sus entradas disponibles para la final. Todo ello en una corriente incesante de euforia con este equipo.

Da igual que vengamos de vivir otra imponente asistencia en las semifinales (72.262 personas) en el Camp Nou. Ahora, la hinchada culé quiere estar junto a ellas en otro momento único. Y lo ha hecho rodeado de un ambiente ideal. E incluso con una pequeña calçotada incluida. Y en esto vuelvo a la "hermandad". Palabra con la que Julià Delos describe emocionado lo que significa esta tradición culinaria en Cataluña.

Este mataronense vive por y para exportar esta cultura al resto del mundo, con Eindhoven como punto de partida y sede central. Por esta razón, no dudó ni un segundo en organizar una calçotada para los aficionados del Barça que viajaran hasta la ciudad neerlandesa, tercera más grande del país y cuya economía ha girado históricamente entorno a la empresa Philips.

Calçotada en la final

"La calçotada significa el momento de estar todos juntos. Es como que todo el mundo se apunta a comer y quiere ayudar. En este caso, el objetivo es comer y hablar de fútbol", asegura Delos, ingeniero electrónico y doctor en microelectrónica. Su iniciativa, sus palabras, son la mejor metáfora de lo que vive el Barça. Él guardó sus últimos 400 calçots de la temporada. Los únicos que han quedado tras exportar y vender miles de ellos a países de toda Europa. Las redes registraban mensajes como: "Calçotada en la final".

 La idea se puso en marcha y, tras ser denegado su permiso para hacerla en la calle con miles de personas, Delos ha decidido abrir su casa, su terraza para decenas de ellas. Mientras, el Barça se empezó a llenar de energía para seguir normalizando lo extraordinario. Tienen a toda su plantilla disponible, con la excepción de Oshoala, que no entrenó con el grupo en la previa de la final. Las azulgranas llegan a Eindhoven con el objetivo de evitar caer en aquellos pequeños detalles que ahogaron su sueño en Turín. Entonces, la "presión" hizo mella, tal y como la propia Alexia admitió en rueda de prensa. Dolió no saberla gestionar. Mucho. Porque el Lyon le arrebató una corona que se habían colocado por primera vez un año antes. Por la marea culé que inundó Turín. Y porque dejaron en el recuerdo el peor partido de la pasada temporada.

El Wolfsburgo mete 'miedo'

Por eso, tanto la Balón de Oro como el resto de sus compañeras han insistido tanto en una idea: se la debemos. A la afición y a su propio orgullo. Enfrente tendrán a un Wolfsburgo con una confianza incómoda y una motivación amenazante: querer dar un golpe sobre la mesa. "Creo que este equipo tiene aún más calidad que antes. El año pasado ya estuvimos muy cerca. Por lo tanto, estoy segura de que podemos ganar este partido si nos centramos en nosotras mismas y si somos capaces de imponer nuestro juego", dijo la estrella alemana, Alexandra Popp.

Su pulso será exigente, por lo que se espera una final muy igualada. Con este partidazo el Barça quiere volver a hacer sonreír a su hinchada, tal y como lo haría una buena tarde de calçots. Según Delos, estos son: "La cebolla más innovadora del mundo porque en vez de hacerte llorar, te hace reír". Un espíritu que quiere latir con fuerza en el Philips Stadion, donde el Barça se quiere reconciliar con la Champions.