Arsenal, el club 'total' que evolucionó el fútbol: inventor de la WM, los dorsales, el marcador y que tuvo un 'supporter' llamado Bin Laden
Herbert Chapman, su manager de los años 30, fue un adelantado a su tiempo y propuso múltiples avances en la industria del fútbol

El Arsenal FC, 139 años de vida, que visita el Santiago Bernabéu en un partido con tintes dramáticos, es considerado en el Reino Unido como uno de los clubes que más ha contribuido a su largo de su historia a la evolución de este deporte llamado fútbol. Desde que fuera fundado en 1886, su espíritu rebelde, aventurero e innovador caracterizó a sus dirigentes y managers más universales. Un repaso a sus 14 décadas de existencia permite conocer la influencia que siempre ha tenido, no sólo en el balompié británico sino también en la sociedad que fielmente le ha acompañado.
Tiene sus propias películas, sus libros, un traslado de sede y de barrio del sur al norte de Londres sin precedentes en una entidad deportiva en el Reino Unido, para comenzar a crecer en un escenario maravilloso, Highbury, sobre el que, desde 1913, gestó el resto de su existencia hasta nuestros días. El universo Arsenal merece ser recordado por su originalidad y su valor añadido. Mucho más que un equipo de fútbol. Como dejó en evidencia el mismísimo Osama Bin Laden al declararse 'supporter' del Arsenal cuando vivía en Londres. Los que indagaron en la noticia aseguraron que estuvo en las tribunas de Highbury al menos en dos partidos: Arsenal-Torino y Arsenal-PSG, ambos en la Recopa 93-94, que el equipo londinense terminó ganando tras derrotar al Parma. Fueron los dos primeros partidos que presenciaba en su vida en directo. Tras anunciarse el hecho en el documental Behind the mask of Terror, emitido meses después del 11-S, el club inglés vetó la posible presencia de Bin Laden en noviembre de 2001.
Traslado: un estadio en cuesta y una estación de metro. Según cuentan los libros de texto cañoneros no fue fácil el caminar de los gunners en su nuevo domicilio. En primer lugar porque estaba casi, casi en territorio del Tottenham, que era hasta entonces el gran club del Norte de la ciudad. No solo era cuestión de levantar un estadio, también de crearse una afición de la nada. Para lo primero, Henry Norris, el gran artífice del gran salto del club, compró los terrenos de un seminario con un terreno de juego más o menos apto para la práctica del fútbol, pero con un pequeño hándicap: entre su tribuna norte y su tribuna sur existían cinco metros de desnivel. Diez años se tardaron en equilibrar la superficie. Mientras el fenómeno Arsenal se hacía fuerte en la zona hasta conseguir por la presión popular de sus cada vez más numerosos aficionados que el Ayuntamiento cambiara el nombre de la estación de metro de la línea Picadilly Line más cercana al estadio de Highbury. De Gillespie Road pasó a denominarse Arsenal. No encontraron mejor forma para que todos los habitantes de Londres y sus visitantes habituales supieran dónde jugaba el equipo que a partir de los años 30 comenzó a marcar diferencias: cinco Ligas y dos Copas.
Herbert Chapman: dorsales, camisetas, balones, reloj....
En 1927 un partido del Arsenal fue el primero en ser narrado en directo a través de la radio y 10 años después, ya en pleno apogeo futbolístico, un enfrentamiento entre el equipo titular y el reserva fue el primero retransmitido en directo por televisión. Un hombre aparece inapelablemente como autor de la gran expansión futbolística del equipo: Herbert Chapman. Un adelantado a su tiempo que fue proponiendo ideas para mejorar todo lo relacionado con el fútbol. Desde inventarse una táctica propia que traspasó fronteras a numerosas cuestiones logísticas.

Por ejemplo, en 1928, propuso a la Federación que para identificar mejor a los futbolistas, estos se pusieran números en la parte trasera de las camisetas. Los estrenaron en un partido contra el Sheffield Wenesday. El equipo local llevaría los números del 1 al 11 y el visitante, del 12 al 22. Su propuesta fue denegada oficialmente, pero Chapman continuó usando los dorsales con sus equipos reservas hasta que la Federación los aprobó en la final de Copa de 1933, jugada entre el Everton, del 1 al 11 y el Manchester City, del 12 al 22. Ganaron (3-0) los de Liverpool. En 1939 ya se hicieron obligatorios para todos los partidos.
También fue Chapman el primer mánager, en el Reino Unido, en reclamar la instalación de focos en el estadio para que los partidos también se pudieran disputar de noche y los aficionados pudieran acudir si su jornada laboral era vespertina. De paso aconsejó que los balones pasaran a ser blancos en lugar de rojos para mejorar la visión en los partidos que se jugaran cuando caía la tarde. Su obsesión por ayudar a los aficionados era constante. Del color del balón al color de las camisetas. El Arsenal en la temporada 32-33 vestía todo de rojo y el técnico llevaba un tiempo observando a un jugador de golf que jugaba con un chaleco rojo y una camisa blanco debajo. Le llamaba la atención que esa combinación de colores era mucho más llamativa y producía un efecto visual superior y los jugadores de su equipo serían más fácil reconocibles. Dicho y hecho, el equipo pasó a jugar con la camiseta roja, pero las mangas eran blancas. No solo eso, además todos tenían que llevar la misma longitud. O todos larga. O todos corta. Nunca mezclados. Quien decidía cómo seria la camiseta cada partido sería el capitán de turno.
Otra de sus genialidades fue instalar un reloj en el estadio... pero con solo 45 minutos en el minutero, en lugar de la hora normal de cualquier otro. La razón, que los jugadores supieran en cada momento el tiempo que quedaba para acabar cada parte. La Federación exigió que lo quitara de la tribuna principal de Highbury porque podía presionar a los árbitros. También fue Chapman quien insinuó que se debían dibujar unos semicírculos en las áreas... que diez años fueron aprobados y que en caso de que los terrenos de juego estuvieran impracticables por la lluvia o nieve, se pudiese jugar sobre otras superficies.
La táctica WM
Pero realmente por lo que el mánager del Arsenal de aquellos años 30 pasó a la historia por ser quien modificó la táctica futbolística que se estaba jugando hasta entonces, a raíz de la última modificación de la regla de juego que había aprobado la International Board en 1925. Se reducía de tres a dos el número de defensores (portero incluido) necesarios para mantener en juego al delantero adversario. Se pasó de la pirámide (1-2-3-5) que se venía utilizando a lo que comenzó a denominarse, la táctica de la WM por parecerse a estas letras la disposición del dibujo de su equipo. El objetivo, además, no era otro que adaptar el número de defensas, tres, al de delanteros (tres) y en el mediocampo quedaba dibujado un cuadrado con dos mediocentros con vocación defensiva y dos interiores con proyección ofensiva.
Del asesinato en Highbury a Fiebre en las gradas
En 1939, Leonard Gribble escribió una novela titulada The Arsenal Stadium Mystery y ese mismo año fue llevada al cine en una película dirigida por Thorold Dickinson. El guión trata sobre la muerte, durante la segunda mitad del partido entre el Arsenal y Los Troyans, de un jugador de este equipo, que en el descanso había recibido en el vestuario un misterioso paquete. Lo más curioso del caso es que en España, una publicación publicó la noticia como si hubiera ocurrido en realidad y no fuera la trama de una novela convertida en película. Al traducirse el libro al francés se editó la publicidad correspondiente y ésta fue considerada por un medio español como una noticia real y no ficticia y tituló: "Jugador del Arsenal asesinado en Highbury durante un partido. Scotland Yard ha abierto una investigación. Los jugadores que tomaron parte en el partido fueron interrogados, así como el árbitro que parece ser el asesino". Tal cual.
En la década de los 90, otro libro sobre el Arsenal acabó en las salas cinematográficas. En 1993, Nick Hornby escribió un maravilloso ensayo Fiebre en las gradas (Fever Picht) y en 1997 fue llevada al cine por David Evans. En España la película se título Fuera de juego.

Del 'boring Arsenal' a los 'Invencibles de Wenger'.
Durante muchas décadas, el equipo cañonero era recibido en casi todos los estadios de Inglaterra al grito de 'boring Arsenal" (Aburridísimo Arsenal) por su juego defensivo, rancio, resultadista, defensor de dejar su portería a cero como máxima premisa. Llegó 1996 y en Highbury aterrizó un desconocido técnico francés. Cuando en Londres se escuchó su nombre por primera vez, la prensa más sensacionalista tituló: 'Arséne what?' ('Arsene, ¿qué?'). Nadie conocía al tal Wenger, ingeniero en sus años mozos, había entrenado al Mónaco y había saltado al fútbol japonés, al Nagoya, desde donde fue presentado en directo a los aficionados gunners.
Wenger, desde la simplicidad en el juego, convirtió, con su acierto en los fichajes, un equipo mediocre en un equipazo imbatible, que llegó a conocerse como los 'invencibles'. Ganó la Premier 13-14 sin perder ni un solo partido. Era su decimotercer título de Liga. Sumó 90 puntos y consiguió 24 victorias y 12 empates. Aventajó en 11 al Chelsea, 15 al Manchester United y 30 al Liverpool. Henry era su estrella y esa temporada marcó 30 goles.