El Barça pierde los nervios y Mbappé acaba con el sueño blaugrana

El Barça aguantó hasta que los nervios le pudieron. Un error de Ronald Araujo en salida de balón desembocó en la rigurosa expulsión del uruguayo. El escenario, de euforia tras el gol de Raphinha y la enésima genialidad de Lamine, cambió radicalmente. Los blaugrana, incapaces de defenderse con balón ante el hambre del Paris Saint-Germain, agudizaron el plan de supervivencia. Pero resistir no fue vencer. Dembélé, motivadísimo durante todo el encuentro, hizo el empate. Su gol empezó a escribir un final inevitable.

Ya sin la pegada de Lamine y con pocos argumentos en ataque, el Barça se abonó a la heroicidad para buscar un milagro. Se arremolinaron en el área de Ter Stegen para dejar pasar los minutos. Pero el invento en el segundo tiempo no alcanzó los diez minutos. En un córner, con todo el PSG abarrotado en 15 metros de campo, Vitinha marcó el segundo. Xavi perdió los nervios y acabó expulsado. Fue la misma corriente que llevó a Cancelo a cometer un penalti sobre Dembélé, en una acción completamente ahorrable. Mbappé lo transformó.

Nada más encajar el tercero, los blaugrana pidieron un penal de Gündogan en una acción que fácilmente pudo acabar en los once metros. Llegaron a pisar el área de Donnarumma y a rozar un gol que les podría llevar a la prórroga. Entre el caos, Mbappé se encontró con el cuarto. El pasado reciente blaugrana explica que hay muchas formas de caer. Este Barça lo hizo con orgullo.

En la ida, la conexión Ter Stegen-Lewandowski borró la presión parisina. En la vuelta, Luis Enrique retocó su defensa, flotando a Ronald Araujo y enganchando Mbappé -que vistió de blanco en Barcelona- a Cubarsí. Entre Lucas Hernández y Marquinhos se encargaron de dificultar el juego de espaldas de Lewandowski. La decisión de Luis Enrique 'provocó' la expulsión de Araujo.

De un mal pase del uruguayo nació un contragolpe parisino -porque los franceses galoparon a cada balón recuperado- y Ronald se acabó encontrando a Barcola corriendo solo hacia Ter Stegen. Lo desequilibró, al borde del área, y el árbitro decidió expulsarle. En el aire quedó flotando la pregunta sobre si hubiera sido mejor dejarle pasar, incluso sacrificando un hipotético 1-1. Al final, uno menos y una vida por delante.

Ousmane hizo en la eliminatoria contra el Barça lo que prometió hacer con la camiseta blaugrana durante cinco años. Día tras día, Dembélé aspiraba a ser lo que fue en estos cuartos de final. Este curso lleva solo tres goles y dos de ellos se los ha marcado a Ter Stegen. Más tarde, provocó el penalti. Toda la leña al fuego que mandó el barcelonismo en la previa fue gasolina para el francés, que jugó los dos partidos con un extra de motivación.

Montjuïc, cuando todo estaba por hacer, celebró hasta sus resbalones y aplaudió todos los tackles que le hicieron los defensas culers. Luis Enrique lo sustituyó a pocos minutos del final. Agradeció el apoyo a su afición y se marchó con un abucheo de época.

En la ida, días antes de recibir al Barça decidió remover el tablero y apostar por Marco Asensio como falso nuevo. Al descanso, movió ficha y tiró por Barcola, el nombre que entraba en todas las quinielas. Repitió con el francés en Barcelona. En los laterales, un Nuno Mendes y un Achraf -que regresó tras sanción, para jugar por dentro en ataque- con muchísimo vuelo y un mensaje: el PSG quería ser protagonista. Y lo fue por abrasión.

El técnico asturiano ahogó la salida de balón del Barça, abocado sin un plan alternativo a agarrase a la supervivencia. En París, Xavi ganó el duelo en la pizarra. En Barcelona, Luis Enrique tumbó el tablero. El asturiano impuso sus normas y permitió que todo el talento individual brotara: desde el desparpajo de Barcola a la inteligencia de Vitinha. Ya lo dijo Xavi: este PSG es un equipo construido para ganar la Champions.

El barcelonismo llevaba años buscando algo a lo que agarrarse, algo con lo que ilusionarse. Y tras golpear en París, los culers entraron en efervescencia. Con un recibimiento inédito en los últimos años, el Barça se presentaba en Montjuïc con aquello de 'todo es posible, todo está por hacer' por bandera. Horas antes de empezar el partido, los aledaños del Lluís Companys ya estaban abarrotados de culers. Muchos incluso sin entrada.

El Barça perdió la eliminatoria, pero recuperó lo mas importante: la ilusión. Hay dos formas de interpretar la caída. Como una caída europea. O como el inicio de algo nuevo, con nuevos referentes al mando. Las cicatrices del pasado ya están curadas. Este Barça -que volvió a conectar con la afición- mira a Europa, aun cayendo eliminado, con otros ojos.

--RESULTADO: FC BARCELONA, 1 - PARIS SAINT-GERMAIN, 4 (1-1, al descanso).

--EQUIPOS.

FC BARCELONA: Ter Stegen; Koundé, Araujo, Cubarsí, Cancelo (João Cancelo, min.82); De Jong (Fermín, min.82), Gündogan, Pedri (Ferran Torres, min.61); Lamine Yamal (Iñigo Martínez, min.34), Lewandowski y Raphinha.

PARIS SAINT-GERMAIN: Donnarumma; Hakimi, Marquinhos, Hernández, Nuno Mendes; Zaïre-Emery (Ugarte, min.80), Vitinha, Fabián Ruiz (Asensio, min.77); Dembélé (Kolo Muani, min.88), Mbappé y Barcola (Kang-in Lee, min.77).

--GOLES.

1-0. Min.12, Raphinha.

1-1. Min.40, Dembélé.

1-2. Min.54, Vitinha.

1-3. Min.61, Mbappé (p).

1-4. Min.89, Mbappé.

--ÁRBITRO: István Kovács (RUM). Amonestó a Iñigo Martínez (min.40), Lewandowski (min.50), Gündogan (min.64), Raphinha (min.90+7) y a Fermín (min.90+7) en el FC Barcelona y a Mbappé (min.40), Fabián Ruiz (min.45+1), Marquinhos (min.62), Donnarumma (min.87) en el Paris Saint-Germain. Expulsó con roja directa a Araujo (min.29) y a Xavi Hernández (min.56) en el FC Barcelona.

--ESTADIO: Estadi Olímpic Lluís Companys, 50.309 espectadores.