La guerra de Kosovo y la invasión rusa en Ucrania entran en juego en la primera fase de la nueva Champions

Este martes 9 de julio, el día que España disputará ante Francia las semifinales de la Eurocopa de Alemania (21:00) arranca la Champions League 2024-25, que en esta edición estrena formato, cuya principal novedad es el abandono de la fase de grupos tal y como se ha venido disputando en los últimos años. Se ha ampliado también el número de equipos, 36 en lugar de 32, y la cantidad de partidos a disputar durante la fase final. En su día ya lo explicamos en Relevo.

La gran mayoría de los cambios en el nuevo formato se han aplicado durante la fase final del campeonato, pero también en las eliminatorias previas se han modificado algunos aspectos. Para empezar, se ha suprimido la ronda preliminar que se venía disputando desde 2018-19 y que enfrentaba en modo final four y en una única sede a los cuatro campeones de las cuatro ligas con el coeficiente UEFA más bajo del año.

A partir de la presente temporada, la primera ronda constará de 14 eliminatorias a doble partido entre 28 equipos: los campeones de las 28 federaciones con el coeficiente UEFA más bajo, excluyendo a Liechtenstein, que no tiene liga propia y sus equipos juegan en Suiza; y Azerbaiyán, dado que el Qarabag, al ser el club con mayor coeficiente UEFA de los que debería disputar la primera ronda, se la salta para equilibrar la ausencia de uno de los equipos rusos, que están vetados a causa de la invasión en Ucrania.

Aparte de Girona y Brest, que entrarán directamente en la fase de grupos, y del Jagiellonia Białystok de Polonia, que lo hará en segunda ronda, el resto de debutantes en la Champions League iniciarán su andadura en la primera fase: Ordabasy (Kazajistán), Petrocub Hîncești (Moldavia), Panevėžys (Lituania), UE Santa Coloma (Andorra), Dečić (Montenegro) y Virtus (San Marino). Todos ellos disputarán el partido de ida de su eliminatoria este próximo martes o miércoles.

El 31 de mayo de 2025 se disputará el último y definitivo partido de la Champions League 2024-25, el que todos recordarán, la final. ¿Pero qué equipos jugarán el primero? Lo harán el Panevėžys lituano y el HJK finlandés, el martes 9 de julio a las 17:30 de la tarde. En la jornada inaugural, por cierto, también participarán el representante andorrano, la UE Santa Coloma, y el gibraltareño, el Lincoln Red Imps.

Pero el partido con más solera, y desigual, del primer día es el que enfrentará al FCSB rumano y al debutante Virtus de San Marino, cuya federación es la que tiene el peor coeficiente UEFA con mucha diferencia. Así pues, la Associazione Calcio Virtus es, a priori, el peor de los más de 80 clubes que participará en la Champions League 2024-25 y jugará, ni más ni menos, que contra todo un campeón de Europa, un Steaua de Bucarest que deberá pasar cuatro rondas para disputar la fase final y que debutará contra el equipo representante de un microestado.

Es el Steaua de toda la vida, el que le ganó la final de Champions de Sevilla en 1986 al FC Barcelona gracias a un Duckadam que detuvo todos los penaltis de la tanda, pero con otro nombre, pues en 2014 la justicia rumana le prohibió al club lucir el escudo y la denominación que venía usando hasta esa fecha porque ya no estaba vinculado al ejército rumano. Desde entonces se llama oficialmente FCSB, conservando así las iniciales del antiguo nombre.

La jornada del miércoles arrancará a las 17:00 h (20:00 hora kazaja) con el Ordabasy-Petroclub, dos equipos debutantes cuyas ciudades de origen, Shymkent y Sărata-Galbenă, están separadas por más de 3.000 kilómetros de distancia. Pero la más polémica de todas las eliminatorias es la que enfrentará al Borac Banja Luka de Bosnia y Herzegovina contra el Egnatia albanés.

¿Por qué? Pues porque el Borac es un club bosnio de la ciudad de Bania Luka, la capital de facto de la República Srpska, que es la parte de Bosnia y Herzegovina mayormente habitada por serbios. Y los serbios y los albaneses no se llevan nada bien, en gran medida por la guerra de Kosovo, que es un territorio, mayormente poblado por albaneses, independiente de Serbia desde 2008 tras una década de sangrante disputa bélica. Los conflictos de los Balcanes, como ya contamos en Relevo, están muy presentes en el fútbol europeo, convertido a menudo en un tablero geopolítico.

Otro de los partidos con un interés especial más allá de lo deportivo, es el que disputarán el Dinamo de Minsk bielorruso contra el Pyunik Yerevan armenio. Son los representantes de dos países que hace no tanto representaban al mismo territorio, la Unión Soviética. Bien es cierto que nunca llegaron a enfrentarse en la liga de la URSS porque el Pyunik se fundó en 1992, meses más tarde de la disolución de la Unión Soviética. Hasta entonces, la principal entidad de la república de Armenia era el Ararat Yerevan.

El partido de ida debería disputarse en el estadio Dinamo de Minsk, pero se jugará en el Mezőkövesdi Városi Stadion de Hungría porque la UEFA, hasta nueva orden, prohíbe a los equipos bielorrusos, y a su selección, albergar partidos de competición europea en Bielorrusia por la complicidad del país con Rusia durante la invasión de Ucrania. Deben competir en un campo neutral, fuera de los límites del territorio y a puerta cerrada.