Hoy hay Champions y la juegan un portero de 57 años y un mítico del fútbol español

Hace 17 días, el Manchester City conquistó la Champions League gracias a un gol de Rodri. Menos tiempo da la impresión que ha transcurrido si piensas en la fiesta o en los ya míticos vídeos de Jack Grealish por las calles de la ciudad. Pues bien, este martes 27 de junio empieza la máxima competición continental de la temporada 2023-24. Los jugadores reclaman que el calendario es un problema y no existe descanso. Andan en lo cierto. Aunque, al menos, pocos focos pondrán sus ojos en el estadio Kopavogsvollur de Kopavogur, en Islandia.

Allí se disputará la Final Four de la ronda preliminar de la Champions, que cuenta, como siempre, con la participación de los mejores de las cuatro federaciones miembro con menor ránking. En este caso, Andorra, San Marino, Islandia y Montenegro. Cuatro equipos modestos que probablemente serían incapaces de competir ni siquiera en la cuarta categoría del fútbol español. Pero miran con ilusión, por qué no, la posibilidad de avanzar un par de rondas y verse las caras con algún equipo con reconocimiento internacional.

Desde luego, la circunstancia da para decenas de anécdotas. Algunas de ellas, difíciles de explicar. En el Europeo Sub-21 no hay VAR, pero si lo habrá para la disputa de estos encuentros. Paradójico dado que aquí ningún jugador llega a aproximarse al millón de valor de mercado y en el campeonato europeo compiten jugadores de la talla de Abel Ruiz, Álex Baena o Sancet...

UEFA quiere darle a la Champions la máxima seriedad posible, incluso partiendo de su ronda más baja. Aunque hay algunos matices que podrían llevar las manos a la cabeza. Por ejemplo, el sorteo de esta ronda preliminar se celebró tan solo tres días después de la final entre City e Inter. ¿Y si el equipo, por ejemplo, de Andorra hubiera alcanzado la cita de Estambul? Algo que no sucederá, aunque no deja de ser chocante. La misma competición y dos mundos entre ambos. Pero, por sorprendente que parezca, estos equipos tienen una serie de interesantes anécdotas por contar...

El Atletic Escaldes andorrano cuenta en plantilla con varios españoles y algunos de ellos más que reconocibles. Por ejemplo, Víctor Maffeo, que guarda un importante parecido con su hermano Pablo, jugador del Mallorca y uno de los nombres revelación de la pasada campaña. También se defiende por allí Martí Riverola, que militó en el Andorra a la llegada de Gerard Piqué. Este, seguro, resultará familiar: Víctor Casadesús. Nacido en 1985, el delantero logró marcar cuatro goles la pasada campaña en Liga, más otros dos en Copa. En los últimos años ha pasado por varios clubes del Principado, ya dejando atrás una brillante etapa en España en la que llegó a marcar 49 goles en 267 partidos en Primera División.

Aunque los nombres resulten conocidos, el equipo andorrano no parte como favorito ante el Buducnost, campeón de Montenegro. Es el club con más historia del país, con 98 años de antigüedad, varios títulos de liga y el primer puesto en la clasificación histórica de su campeonato. En su día, fue el primer equipo de la región en ascender a la Primera Liga de Yugoslavia e incluso llegó a la final de la Copa de los Balcanes. La entidad tiene unas bases sólidas y cuenta con decenas de secciones, entre las que se incluyen el Jiu Jitsu, el Kendo, la escalada, el remo o incluso el tiro. Su plantilla, eso sí, no deja futbolistas especialmente mediáticos.

Alfredo Chierighini. ¿Lo conocen? Probablemente no, pero tiene uno de los récords más sorprendentes del panorama europeo. El portero del Tre Penne de San Marino lleva años formando parte de la plantilla sin apenas disputar ni un solo minuto. Lo sorprendente de él es su entusiasmo por seguir en activo. A día de hoy, tiene 57 años. Y la pasada temporada estableció un registro difícil de igualar. A sus 55 años y 115 días, se convirtió en el jugador más longevo del campeonato de su país en la victoria de los suyos por siete goles a uno. El dato adquiere mayor trascendencia al extrapolarlo al continente europeo. Logró ser el más veterano desde 1994 en cualquier máxima división del Viejo Continente. Entonces, Martin Saarikangas, un magnate finlandés, disputó, por estas particularidades de los jeques, tres minutos con el TPS Turku, club al que patrocinaba.

Pequeñas grandes historias de equipos que no cabe olvidar que van a disputar la Champions League, el sueño de tantos niños alrededor del planeta. El Breidablic islandés tendrá la fortuna de jugarla en su propio país y su propio estadio, a diferencia de sus otros tres adversarios. Su plantilla actual pasa desapercibida, si bien en su día compitieron bajo su escudo el que a posteriori ficharía por el Tottenham, Gylfi Sigurosson o el que pasó por la Real Sociedad, Finnbogason. Como curiosidad, su nombre proviene de la mitología nórdica y significa la casa de Baldur (dios de la paz, la luz y el perdón y el segundo hijo de Odín). Su apodo, Blikar, representa el brillo de las estrellas del firmamento.

Porque precisamente en una competición plagada de estrellas y jugadores de renombre mundial, en ocasiones solo queda mirar al cielo y pedir el deseo de poder jugarla. Tantos lo anhelan y tan solo unos privilegiados pueden contarlo a sus nietos. Estos cuatro equipos, a su manera, pero lo harán. Disputarán una ronda preliminar y dos de ellos lograrán la clasificación. Un honor, no cabe duda. Solo 17 días después de que Rodri pasara a la posteridad, volverá a sonar el himno de la Champions y a rodar el balón. El fútbol, uno de los motores del planeta, nunca se para.